Pence luchó para no testificar, pero ahora tiene un papel central en la imputación de Trump

Mike Pence luchó contra el Departamento de Justicia en los tribunales para tratar de no testificar contra su exjefe, pero en una nueva imputación federal desprecintada el martes, el exvicepresidente desempeña un papel central en los cargos penales más recientes contra Donald Trump

Jill Colvin
Jueves, 03 de agosto de 2023 15:40 EDT
TRUMP-ASALTO AL CAPITOLIO-PENCE
TRUMP-ASALTO AL CAPITOLIO-PENCE (AP)

Mike Pence luchó contra el Departamento de Justicia en los tribunales para tratar de no testificar contra su exjefe, pero ahora el exvicepresidente desempeña un papel central en una nueva imputación federal desprecintada el martes, la cual esboza los primeros cargos penales contra Donald Trump con relación a sus intentos por revocar los resultados de las elecciones de 2020 en Estados Unidos.

La acusación formal de 45 páginas está fundamentada, en parte, en notas de esa época que Pence llevaba acerca de sus conversaciones en los días previos al ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, en los que Trump intentó presionar a Pence a que apoyara su plan desesperado —e ilegal, según los fiscales— para que ambos hombres se mantuvieran en el poder.

Entre las discusiones está un episodio en el que presuntamente Trump le dijo a Pence que él era “demasiado honesto” por rechazar las afirmaciones falsas de que Pence tenía el poder de revocar los comicios. “En conclusión... (yo) gané en todos los estados por una diferencia de cientos de miles de votos”, declaró Trump en otra conversación, según la imputación.

Pence, que se encuentra entre un grupo nutrido de republicanos que ahora están compitiendo con Trump por la nominación a la candidatura presidencial del partido para 2024, ha pasado mucho de su naciente campaña defendiendo su decisión de desobedecer a Trump. Lanzó su postulación con una firme denuncia del que fuera su compañero de fórmula en dos ocasiones, diciendo que Trump le había “exigido que eligiera entre él y nuestra Constitución. Ahora los votantes enfrentarán la misma decisión”.

Aun así, Pence dijo el mes pasado que no creía que Trump hubiera infringido la ley con relación a los hechos del 6 de enero, y en repetidas ocasiones ha cuestionado los motivos del Departamento de Justicia para investigarlo.

El martes por la noche volvió a decir que cree que Trump está incapacitado para volver a ser presidente.

“La imputación de hoy sirve como un recordatorio importante: cualquiera que se pone por encima de la Constitución nunca debería ser presidente de Estados Unidos”, manifestó en un comunicado.

“Nuestro país es más importante que un hombre. Nuestra Constitución es más importante que la carrera de cualquier hombre”, sentenció.

En una escala de campaña el miércoles en la Feria Estatal de Indiana, Pence, que previamente ya fue gobernador de la entidad, dijo que había estado “esperanzado de que esto no llegaría a este punto”, pero creía que había cumplido con “su deber” aquel día.

“Lamentablemente el presidente estaba rodeado por un grupo de abogados chiflados que le seguían diciendo lo que sus ansiosos oídos querían escuchar”, declaró. “A la larga el presidente siguió exigiendo que yo lo eligiera a él por encima de la Constitución”.

A pesar de la que solía ser su posición relevante como el segundo funcionario más importante en el gobierno de Trump, Pence ha pasado apuros para que su campaña presidencial genere entusiasmo. Muchos de los simpatizantes más leales del expresidente aún lo culpan por la derrota de Trump, creyendo las afirmaciones falsas de Trump de que Pence podría haber usado su papel ceremonial de supervisor del conteo de los votos del Colegio Electoral el 6 de enero para impedir que el demócrata Joe Biden se convirtiera en presidente.

Por otro lado, los críticos de Trump culpan a Pence de ser cómplice de las acciones mas controvertidas de Trump y de permanecer a su lado durante muchos años. Hasta el día de la insurrección, Pence había sido un defensor extraordinariamente leal de su exjefe.

Cuando sólo faltan tres semanas para el primer debate presidencial republicano de 2024, no está claro si Pence clasificará siquiera para poder estar en el escenario. Aún no reúne el mínimo de donantes requerido por el Comité Nacional Republicano, pero les dijo a sus donantes durante una llamada telefónica el miércoles que prevé alcanzar esa marca en los próximos siete a 10 días.

“Nos sentimos realmente alentados por el progreso que estamos logrando... Sin embargo, aún no llegamos”, señaló, antes de alentar a sus simpatizantes a que le pidan a amigos y familiares que contribuyan. Su jefe de campaña, Steve DeMaura, dijo que, hasta el miércoles por la mañana, Pence tenía más de 30.000 donantes y estaba añadiendo un promedio de 1.000 nombres nuevos cada día.

En Washington, Pence se había negado a testificar ante la comisión de la Cámara de Representantes que investigó el ataque del 6 de enero, rechazando la pesquisa por considerarla politizada. Y se defendió de una citación en la que se le exigía testificar ante un jurado investigador, alegando que, debido a que el 6 de enero estaba desempeñándose como presidente del Senado, estaba protegido bajo la cláusula constitucional de “discurso o debate” de ser obligado a testificar. El objetivo de esa cláusula es proteger a congresistas de cuestionamientos sobre actos legislativos oficiales.

A la larga Pence acató la orden cuando un juez se negó a bloquear su presentación, pero dijo que no sería obligado a responder a preguntas relacionadas con su papel como presidente del Senado.

Los abogados de Trump también habían objetado, citando preocupaciones de posible vulneración del privilegio ejecutivo.

La nueva imputación a Trump esboza los intentos frenéticos de él y sus aliados para mantenerse en el poder. Después de que en un principio intentaron convencer a los legisladores estatales a que se negaran a certificar el triunfo de Biden, se enfocaron en lo que iba a ocurrir el 6 de enero y “procuraron conseguir que el vicepresidente usara su papel ceremonial en la certificación para alterar fraudulentamente los resultados de las elecciones”.

Intentaron convencerlo de que aceptara listas de electores falsos o que rechazara los votos electorales de los estados y los enviara de vuelta a los congresos estatales para una revisión adicional, señala la acusación formal.

Esos intentos estuvieron acompañados por una serie de llamadas telefónicas a fines de diciembre y en los primeros días de enero, incluido el día de Navidad.

“Tú sabes que no creo tener la autoridad para modificar el desenlace”, dijo Pence durante una llamada telefónica con Trump, se indica en la imputación.

En otra, el día de Año Nuevo, Trump reprendió a Pence, diciéndole: “Eres demasiado honesto”, un episodio que Pence también narra en su libro “So Help Me God” ("Que Dios me ayude").

Algunas de las afirmaciones de Trump fueron consideradas peligrosas para Pence. Durante una reunión privada el 5 de enero, Trump “se sintió frustrado” con Pence y le dijo al entonces vicepresidente que tendría que criticarlo en público. Preocupado por la seguridad de Pence, su jefe de despacho, Marc Short, le avisó al jefe de los guardaespaldas del Servicio Secreto que cuidaban a Pence.

La imputación también esboza cómo laboró Trump para convencer falsamente a sus simpatizantes de que Pence tenía el poder para revocar los resultados.

Inmediatamente después de su última conversación antes de los disturbios, en la mañana del 6 de enero, la acusación formal alega que Trump revisó el discurso que iba a pronunciar en el parque de La Elipse, “reintroduciendo palabras que él había redactado personalmente horas antes esa mañana —afirmando falsamente que el vicepresidente tenía la autoridad de enviar votos electorales a los estados_, pero que asesores suyos habían propugnado exitosamente para que fueran retiradas”.

En su discurso, Trump repitió sus afirmaciones falsas de fraude electoral y de nuevo les dio falsas esperanzas a sus simpatizantes de que Pence tenía el poder para cambiar el desenlace.

Poco después, cientos de partidarios de Trump estaban abriéndose paso a través de barricadas, enfrentándose con la policía y allanando el Capitolio, algunos de ellos coreando “¡ahorquen a Mike Pence!” mientras el vicepresidente y su familia eran trasladados a toda prisa para ponerlos a salvo.

Incluso después de que los alborotadores fueron sacados del Capitolio y el Congreso se reunió de nuevo para certificar los resultados, los aliados de Trump seguían presionando a Pence, escribiéndole un correo electrónico a su abogado para exhortarlo a que procurara obtener un mayor aplazamiento al levantar la sesión por 10 días.

En lugar de ello, Pence certificó los resultados de los comicios, con lo que concretó su derrota y la de Trump.

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El periodista de The Associated Press Rick Callahan contribuyó a este despacho desde Indianápolis.

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