La religión bahaí es pequeña, extendida y enfrenta represión en partes de Oriente Medio
La fe bahaí —una religión pequeña pero global con un credo ecuménico— encaja fácilmente en el espectro religioso de la mayoría de las naciones. Sin embargo, en varios países de Oriente Medio los seguidores del bahaísmo enfrentan represión, lo cual ha sido denunciado por grupos defensores de los derechos humanos.
El abuso es más evidente en Irán, que prohíbe esta religión y ha sido acusado ampliamente de perseguir a sus adherentes, según activistas. También reportan discriminación sistemática hacia los feligreses bahaíes en Yemen, Qatar y Egipto.
Irán ha sido una fuerza impulsora en la propagación de la represión contra los bahaíes en países donde tienen influencia, dicen los defensores, un plan que salió a la luz por primera vez en un documento gubernamental filtrado en 1991. Entre estos está Yemen, donde Teherán apoya a los rebeldes hutíes que controlan gran parte del país, y Qatar, donde sus vínculos incluyen la copropiedad del campo de gas natural más grande del mundo.
“El inmenso arsenal que el gobierno iraní ha gastado para aplastar a los bahaís en todos los ámbitos de la vida ha sido astronómico”, expresó Nazila Ghanea, profesora de derecho de la Universidad de Oxford y relatora especial de la ONU sobre libertad religiosa.
"Además ha extendido su alcance, una y otra vez, más allá de la frontera de Irán", añadió.
La discriminación antibahaí incluye deportaciones forzadas y separaciones familiares, al igual que la negación de licencias de matrimonio, inscripción en escuelas públicas y acceso a cementerios.
En Qatar, el líder de la pequeña comunidad bahaí ha estado detenido desde abril. Remy Rowhani, de 71 años, fue sometido a juicio el mes pasado, acusado de "promover la ideología de una secta pervertida" en la cuenta bahaí del país en redes sociales.
Una fe ampliamente distribuida
La fe bahaí fue fundada en la década de 1860 por Bahá'u'llah, un noble persa al que sus seguidores consideran un profeta. Enseñó que todas las religiones representan etapas progresivas en la revelación de la voluntad de Dios, conduciendo a la unidad de todas las personas y credos.
No hay clero bahaí. Las comunidades se organizan a través de asambleas espirituales locales elegidas.
Desde los primeros días de esta religión, fue denunciada por clérigos musulmanes chiíes en lo que ahora es Irán, los cuales consideraban que sus seguidores eran apóstatas. Esa represión continuó después de la Revolución Islámica iraní en 1979, cuando muchos feligreses bahaíes fueron ejecutados o desaparecieron.
Cuenta con menos de 8 millones de creyentes en todo el mundo, de los cuales la mayor cantidad está en India. Esta religión está presente en la mayoría de los países.
Michael Page de Human Rights Watch indicó que Irán es "un impulsor de la hostilidad hacia los bahaíes porque los consideraba la antítesis a la interpretación que el régimen tiene del islam chií".
"Este es un gobierno autoritario que reprime brutalmente a las personas que no están de acuerdo con él", dijo Page a The Associated Press. "El discurso de odio dirigido a ellos está tan en contradicción con la tradición de la fe bahaí que parecería risible si las consecuencias no fueran tan serias".
No todos los países musulmanes le son hostiles al bahaísmo. Saba Haddad, representante de la Comunidad Internacional Bahaí ante la ONU en Ginebra, dijo que Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y Túnez sí lo aceptan.
"Somos la medida de la tolerancia, para cualquier gobierno, cualquier país", expresó. "No tenemos ninguna postura política, no interferimos con la política, no tenemos un país bahaí. Se trata verdaderamente de... tolerancia y aceptación".
Líder bahaí enfrenta juicio en Qatar
Rowhani ha estado detenido desde el 28 de abril. Human Rights Watch dice que se trata de una violación de la libertad religiosa que refleja una discriminación prolongada contra los feligreses bahaíes. Enfrenta hasta tres años de prisión. Su juicio está en receso hasta el 6 de agosto.
La hija de Rowhani, Noora Rowhani, quien vive en Australia con su esposo e hija de 9 años, indicó que no ha podido hablar con su padre desde una breve llamada antes de su arresto.
"Todos los días me preguntó por qué está haciendo esto Qatar", le dijo a AP. "Un país que se presenta como líder en el escenario mundial, organizando conferencias globales y eventos deportivos, no puede justificar el ataque silencioso hacia sus ciudadanos... sólo porque pertenecen a una fe diferente".
La Oficina Internacional de Medios de Qatar no respondió a un correo electrónico de la AP solicitándole comentarios sobre el caso de Rowhani y sobre las acusaciones de que los seguidores bahaíes son blanco de abusos sistemáticos.
Rowhani —exjefe de la Cámara de Comercio de Qatar— fue encarcelado dos veces antes, acusado de delitos como recaudación rutinaria de fondos relacionada con su liderazgo en la Asamblea Nacional Bahaí de Qatar. El último cargo involucra la cuenta de la religión en la red social X, que contiene publicaciones sobre dias feriados qataríes y escritos bahaíes.
"Estos nuevos cargos ponen de relieve hasta dónde están dispuestas a llegar las autoridades en Qatar para borrar a los bahaíes de su país", dijeron los abogados Helena Kennedy y Steven Powles del bufete de abogados Doughty Street Chambers —fundado por el primer ministro británico Keir Starmer—, que está ayudando en la defensa de Rowhani.
Sesgo en Egipto y Yemen
Desde 1960, el gobierno de Egipto ha negado el reconocimiento legal a su pequeña comunidad bahaí.
Esto incluye negar licencias de matrimonio y certificados de nacimiento, prohibir a los niños asistir a escuelas públicas, y restringir dónde pueden las familias bahaíes enterrar a sus muertos.
La Comunidad Internacional Bahaí emitió un comunicado en noviembre en el que denunció "la intensificación de la persecución".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto no respondió a las consultas de la AP sobre las acusaciones.
En Yemen, más de 100 seguidores bahaíes han sido detenidos por los rebeldes hutíes respaldados por Irán, según Amnistía Internacional. Keyvan Ghaderi, de 52 años, fue encarcelado durante cuatro años por cargos que incluían espionaje para Estados Unidos e Israel. Fue liberado en 2020 y deportado sin que se le permitiera ver a su esposa e hijos.
A la larga, el gobierno estadounidense le concedió una visa humanitaria. Vive con su familia en Salt Lake City.
Ghaderi atribuyó la animosidad de los hutíes al miedo al cambio.
"Tenían este miedo de que cambiaríamos ideas en Yemen, en medio de la guerra civil... que podríamos cambiar la narrativa de las generaciones jóvenes que van a la guerra", explicó.
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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.