Exreo de la cárcel de Abu Ghraib testifica en juicio a contratista militar de Virginia
Un exrecluso de la prisión de Abu Ghraib describió el lunes ante los miembros del jurado el tipo de maltratos que vuelven a atraer la atención sobre el escándalo que surgió en esa cárcel hace 20 años: golpizas, ser desnudados y amenazados con perros, posiciones estresantes con el objetivo de inducir agotamiento y dolor.
El testimonio de Salah Al-Ejaili, un experiodista de la cadena noticiosa Al-Jazeera que pasó más de un mes en Abu Ghraib en 2003, representa la primera ocasión en que sobrevivientes de esa prisión estadounidense en Irak han podido presentar ante un jurado de Estados Unidos sus acusaciones de tortura.
Al-Ejaili y otras dos personas que estuvieron detenidas en Abu Ghraib presentaron una demanda contra el contratista militar CACI, con sede en Virginia, al que acusan de contribuir a su tortura al enviar a interrogadores civiles como parte de un contrato con el Ejército. La denuncia menciona evidencia en investigaciones gubernamentales de que contratistas de CACI alentaron a la policía militar a “ablandar” a los detenidos antes de ser interrogados.
El abogado de CACI, John O'Connor, reconoció que algunos de los detenidos en Abu Ghraib sufrieron abusos horrendos, pero ofreció una defensa en tres vertientes para la compañía durante sus argumentos de apertura.
Primero, cuestionó si los tres detenidos que interpusieron la demanda pueden realmente demostrar que fueron víctimas de abusos. No aparecen en las fotografías de mayor circulación, las cuales fueron filtradas en 2004, cuando se dio a conocer la noticia de los maltratos que conmocionaron al mundo. Le dijo al jurado que los registros oficiales no muestran que, por ejemplo, se le hubiera realizado algún interrogatorio formal a Al-Ejaili, a pesar de que él testificó que fue interrogado varias veces, y que fue golpeado frecuentemente al inicio de cada interrogatorio.
El jurado recibió una declaración escrita de parte del gobierno de Estados Unidos que confirma que no existen registros de un interrogatorio formal, pero dicha declaración también señala vagamente que existe “otra información” que podría mostrar que un miembro de CACI interrogó a Al-Ejaili en un momento dado.
El abogado de CACI también señaló que, incluso si los tres demandantes fueron víctimas de abusos, no existe evidencia de que fuera a manos de miembros de la compañía. Añadió que los soldados a los que se les ve sonriendo en las fotografías junto a los reclusos desnudos y maltratados fueron los responsables de estos abusos y, acertadamente, fueron declarados culpables hace tiempo en cortes marciales.
“Eran policías militares sádicos, que lo hicieron por iniciativa propia, y sin que nadie los alentara”, declaró O'Connor.
Finalmente, dijo que, incluso si los empleados de CACI participaron en acciones ilegales, fueron las fuerzas armadas de Estados Unidos, y no la compañía, los responsables de supervisar el comportamiento de los interrogadores. Rechazó la idea de que civiles de CACI tomaran por sí mismos la decisión de maltratar a los detenidos.
“El Ejército es bastante celoso sobre quién tiene el control de las operaciones en una zona de guerra”, argumentó.
El abogado de los demandantes, Baher Azmy, dijo que es irrelevante si los interrogadores de CACI infligieron directamente malos tratos a sus clientes. La empresa es responsable, dijo, porque los interrogadores de CACI se coludieron con la policía militar al instarlos a maltratar a los detenidos antes de interrogarlos.