Piloto de Alaska Airlines pensó que los pasajeros habían caído del avión durante incidente
En enero, un avión Boeing 737 Max 9 que viajaba desde Portland (Oregon, EE. UU.) tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia tras perder un tapón de una de las puertas del fuselaje
Emily Wilprud, piloto de Alaska Airlines, no sabía qué había ocurrido exactamente, pero estaba segura de que algo iba muy mal en el vuelo 1282, que viajaba desde la ciudad de Portland (Oregon, EE. UU.) el 5 de enero.
“El primer indicio fue una explosión en mis oídos y luego un silbido de aire”, dijo Wiprud a CBS News sobre el avión, que perdió un panel exterior a casi 5.000 m de altura y tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia. “Mi cuerpo se precipitó hacia adelante y escuché un golpe muy fuerte. La puerta de la cabina de vuelo estaba abierta, y vi tubos colgando del techo”, relató.
En medio del caos, durante el cual el jet Boeing 737 Max 9 perdió el tapón de una de las puertas de fuselaje, sus audífonos salieron volando de la aeronave, así como varios teléfonos de los pasajeros. La piloto miró a su alrededor, vio “asientos vacíos y personas heridas”, y temió que algunos pasajeros también hubieran caído del avión.
Wiprud dijo que recordaba mirar al pasillo del avión y ver a gran parte de los pasajeros, algunos de los cuales se encontraban heridos, mirándola fijamente.
“No supe que había un agujero en el avión hasta que aterrizamos; pero sabía que algo andaba muy mal”, añadió.
Una investigación de la NTSB (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte) reveló más adelante que al avión le faltaban pernos para sujetar el tapón de la puerta. Dicho tapón es un panel que cubre aperturas en el fuselaje del avión normalmente utilizadas para salidas de emergencia, y las convierte en ventanillas de aspecto normal para los pasajeros.
Milagrosamente, el avión pudo realizar un aterrizaje de emergencia en Portland con los 177 pasajeros y seis miembros de la tripulación a bordo.
El accidente de Alaska Airlines motivó a la FAA (Administración Federal de Aviación de EE. UU.) a dejar en tierra a todos los Boeing 737 Max 9 con el mismo tapón de puerta; este fue el primero de una serie de escándalos y problemas que han salido a la luz en la célebre compañía aeroespacial, que pronto comenzó a ser investigada por la FAA, el Departamento de Justicia, y el FBI.
El subsiguiente escrutinio reveló varias prácticas cuestionables, entre las cuales se encuentra un método de fabricación, ya descontinuado, llamado “trabajo desplazado”. Este método consiste en reparar en la cadena de ensamblaje componentes con defectos que fueron detectados en fases anteriores.
Un conjunto de informantes denunciaron otros problemas de calidad en las cadenas de producción de Boeing.
En julio, los representantes de la compañía se declararon culpables de un cargo de delito grave por engañar a los reguladores que aprobaron el 737 Max, y aceptaron pagar una multa de al menos USD 243,6 millones, como parte de un caso sobre dos aviones de dicho modelo que se estrellaron en 2018 y 2019, y en los que murieron 346 personas.
Mientras tanto, en el espacio, dos astronautas de la NASA que viajaron a la Estación Espacial Internacional en junio en la nave espacial Boeing Starliner, estarán varados en la estación de investigación hasta principios del año que viene, luego de que la nave sufriera problemas mecánicos durante el viaje al espacio.
Por si fuera poco, los astronautas Barry “Butch” Wilmore y Sunisa “Suni” Williams serán trasladados a la Tierra en una nave de SpaceX, compañía rival de Boeing.
Traducción de Sara Pignatiello