Un mapa del gobierno de EEUU muestra las áreas con mayor riesgo de ser blanco de una guerra nuclear
Es probable que ciudades como Nueva York, Chicago, Houston, Los Ángeles, San Francisco y Washington, DC serían objetivos
Un mapa publicado por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (’FEMA’ por sus siglas en inglés) en 2015 que muestra las áreas de los EEUU que pueden ser blanco de una guerra nuclear está circulando nuevamente en Internet a raíz de la guerra rusa en Ucrania.
El mapa indica que áreas como Montana y Dakota del Norte podrían ser objetivos estratégicos a la hora de atacar a las fuerzas estadounidenses.
El mapa describe posibles objetivos en todos los estados de EEUU, la mayoría ubicados en el este del país, pero también a lo largo de la costa de California.
El mapa señala varios grupos de objetivos en el oeste, como Colorado, Montana, Dakota del Norte y Wyoming.
Algunos de los objetivos más grandes incluyen plantas nucleares activas. Hay aproximadamente 90 plantas en los EEUU, algunas ubicadas en Alabama, Arizona, Maryland, Nueva Jersey, Pensilvania y Tennessee.
Es poco probable que las áreas rurales de Idaho, Maine, el norte de California y Oregón sean objetivos.
EEUU ha colocado sus fuerzas nucleares lejos de áreas muy pobladas.
No obstante, los silos de misiles balísticos intercontinentales (’ICBM’ por sus siglas en inglés), las bases militares y el almacenamiento nuclear se ubican en todo el país.
Irwin Redlener de la Universidad de Columbia se especializa en preparación para desastres y señala que hay seis ciudades en los EEUU que tienen más probabilidades de ser blanco de un ataque nuclear: Nueva York, Chicago, Houston, Los Ángeles, San Francisco y Washington DC.
Las ciudades cuentan con infraestructura considerada clave para el funcionamiento del país, como centros financieros, agencias gubernamentales y plantas de energía.
Otros objetivos posibles incluyen Dallas-Fort Worth, Miami y Filadelfia.
El mes pasado, el Departamento de Estado señaló que Rusia no se adhiere al último acuerdo activo de armas nucleares con EEUU, que se renovó en 2021. Rusia rechazó las acusaciones sobre supuestos incumplimientos del tratado y a su vez, denuncia a EEUU por no cumplir con el acuerdo.
A fines de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, amenazó con usar armas nucleares no solo en Ucrania.
Al dirigirse a Estados Unidos y Europa, afirmó que el mundo occidental estaba empleando “chantaje nuclear” y dijo que Rusia cuenta con “varios medios de destrucción”.
“Para defender a Rusia y a nuestro pueblo, sin duda utilizaremos todos los recursos armamentísticos a nuestra disposición,” él dijo. “Esto no es un farol.”
Putin dijo en diciembre que Rusia podría cambiar su política de no ser el primero en usar armas nucleares en un conflicto militar.
“Forma parte de su estrategia, en los documentos se explica de forma tajante; un golpe preventivo. Nosotros no. Nosotros, por otro lado, hemos formulado un ataque de represalia en nuestra estrategia,” Putin afirmó durante una conferencia de prensa, al referirse a EEUU y Rusia, según CNN.
“Entonces, si se trata de un ataque de desarme, quizás sea mejor adoptar las mejores prácticas de nuestros socios estadounidenses y sus ideas para garantizar su seguridad. Solo estamos pensando en esa posibilidad. Nadie era tímido a la hora de abordar estas cuestiones en el pasado,” dijo.
“Si un adversario potencial cree que es posible usar la teoría de un ataque preventivo, y nosotros no, entonces no podemos descartar las amenazas que se nos enfrentan,” añadió.
“En cuanto a la idea de que Rusia no usaría tales armas primero bajo ninguna circunstancia, entonces significa que nosotros tampoco podríamos ser los segundos en usarlas, porque la posibilidad de hacerlo en caso de un ataque a nuestro territorio sería muy limitada,” él dijo.
“No solo estamos luchando con Ucrania, sino también con Occidente colectivo,” dijo el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu.
“Elevar el nivel de alerta de las fuerzas nucleares rusas es un acontecimiento escalofriante” advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, el año pasado.
Traducción de Anna McDonnell