Trump se lanza contra compañías como Microsoft y sus esfuerzos por la diversidad racial en puestos ejecutivos
Microsoft no sólo desestimó las advertencias, sino que además defendió su plan de fortalecer la presencia de ejecutivos afroamericanos en posiciones de liderazgo
Las compañías estadounidenses que prometen contratar a más empleados afroamericanos para posiciones ejecutivas y enseñarles a sus fuerzas de trabajo sobre racismo están recibiendo un mensaje del gobierno del presidente Donald Trump: cuida tus pasos si quieres hacer negocios con el gobierno federal.
El Departamento del Trabajo está usando una orden presidencial de 55 años motivada por el movimiento de derechos civiles para examinar a compañías como Microsoft y Wells Fargo por sus comentarios públicos sobre diversidad. El gobierno envió cartas la semana pasada advirtiéndoles a ambas compañías que no usaran “prácticas discriminatorias” para cumplir sus objetivos.
Microsoft no sólo desestimó las advertencias, sino que además reveló públicamente la pesquisa del gobierno y defendió su plan de fortalecer la presencia de ejecutivos afroamericanos en posiciones de liderazgo.
Pero los activistas que defienden la diversidad corporativa temen que las empresas más cautelosas vayan a reducir o eliminar sus gestiones para hacer los lugares de trabajo más incluyentes, con tal de no poner en peligro sus jugosos contratos públicos. La agencia supervisa las prácticas de contrataciones de miles de contratistas federales que emplean a alrededor de la mitad de los trabajadores en Estados Unidos.
“Para las compañías tecnológicas a las que no es importan esos asuntos, las declaraciones son un mensaje en código de que pueden seguir discriminando en la forma en que lo han estado haciendo”, dijo Laszlo Bock, un ejecutivo que estuvo a cargo de la división de recursos humanos de Google, durante más de una década y que ahora dirige la firma Humu, una startup de software.
Sin embargo, Bock dijo que aquellas compañías a las que les preocupa la diversidad verán las acciones de Trump como más ruido que otra cosa y como medidas difíciles de implementar.
“No es ilegal tratar de tener una fuerza laboral que refleje la composición de tu nación”, dijo Bock.
La orden ejecutiva del presidente demócrata Lyndon B. Johnson en 1965 tuvo como objetivo “ajustar los desequilibrios en contrataciones que son un legado de nuestro pasado racista”, dijo el abogado de empleos y experto en contratos públicos Daniel Abrahams.
“Trump le está dando la vuelta para convertirlo en un instrumento de las quejas de la población blanca”, dijo.
El presidente también ordenó al Departamento del Trabajo que establezca un nuevo número telefónico para investigar quejas sobre entrenamiento antirracismo que Trump ha calificado de “antiestadounidense” y “centrado en la culpa”. La orden del mes pasado llama la atención sobre las discusiones de racismo arraigado y privilegios que pudieran hacer a los trabajadores blancos sentirse “incómodos” o culpables.
Grupos que representan a las industrias tecnológica y farmacéutica protestaron contra la nueva orden de Trump, diciendo que restringiría la libertad de expresión e interferiría con las gestiones del sector privado para combatir el racismo sistémico.
El director general de Microsoft Satya Nadella dijo en junio que la compañía aumentaría al doble el número de gerentes y líderes afroamericanos en sus filas para 2025. El director general de Wells Fargo Charles Scharf hizo una promesa similar.
Abrahams dijo que duda que el Departamento del Trabajo tenga una causa sólida contra compañías que traten de estimular la diversidad y agregó que lo más probable es que la administración Trump esté usando el paso como una táctica política con la mira en las elecciones de noviembre.