Crece debate sobre la misa en latín tras filtración de documentos del Vaticano

El debate en la Iglesia Católica sobre la celebración de la antigua misa en latín se intensifica justo al inicio del pontificado de León XIV con la aparente filtración de documentos del Vaticano que contradicen la razón que su predecesor, el papa Francisco, presentó para restringir el acceso a la antigua liturgia.
Los documentos sugieren que la mayoría de los obispos católicos que respondieron a una encuesta realizada en 2020 por el Vaticano sobre la misa en latín expresaron su satisfacción general con ella y advirtieron que restringirla “haría más daño que bien”.
Los textos de la oficina doctrinal del Vaticano fueron publicados en línea el martes por Diane Montagna, una reportera de la Santa Sede que ha seguido la disputa sobre el tema. Hasta el momento, ni el portavoz del Vaticano ni el prefecto de la oficina doctrinal han respondido a solicitudes enviadas el miércoles para que confirmaran su autenticidad o comentaran al respecto.
Si se confirman, los documentos podrían aumentar la presión sobre León para que intente pacificar las divisiones litúrgicas que se extendieron, especialmente en Estados Unidos, durante el papado de 12 años de Francisco. Desde el inicio de su pontificado, León ha dicho que su objetivo es la unidad y la reconciliación en la iglesia, y muchos conservadores y tradicionalistas han señalado la disputa sobre la misa en latín como un área que requiere una resolución urgente.
En 2021, en uno de sus actos más controvertidos, Francisco revirtió el legado litúrgico característico del papa Benedicto XVI y restringió el acceso de los católicos comunes a la antigua misa en latín. La antigua liturgia se celebraba en todo el mundo antes de las reformas modernizadoras establecidas en la década de 1960 después del Concilio Vaticano II, que permitieron que el rito se celebrara en lengua vernácula, con el sacerdote de cara a los fieles.
Francisco dijo que tomaría medidas enérgicas contra la propagación de la antigua liturgia porque la decisión de Benedicto en 2007 de relajar las restricciones se había convertido en una fuente de división en la iglesia. El pontífice dijo en ese momento que atendía a “los deseos expresados” por obispos de todo el mundo que habían respondido a la encuesta del Vaticano, así como a la opinión de la oficina doctrinal de la Santa Sede.
“Las respuestas revelan una situación que me preocupa y entristece, y me convence de la necesidad de intervenir”, escribió Francisco en aquel momento. La relajación de Benedicto había sido “explotada para ampliar las diferencias, reforzar las divergencias y fomentar desacuerdos que hieren a la iglesia, obstaculizan su camino y la exponen al peligro de la división”, afirmó.
Sin embargo, los documentos publicados en línea presentan un panorama diferente. Sugieren que la mayoría de los obispos que respondieron a la encuesta del Vaticano tenían una visión generalmente favorable de la reforma de Benedicto y advirtieron que suprimirla o debilitarla llevaría a los católicos tradicionalistas a abandonar la iglesia y unirse a grupos cismáticos. Advirtieron que cualquier cambio “dañaría seriamente la vida de la iglesia, ya que recrearía las tensiones que el documento había ayudado a resolver”.
Los documentos incluyen una “evaluación general” de cinco páginas de los hallazgos de la encuesta, escrita por la oficina doctrinal del Vaticano, así como una compilación de siete páginas de citas de obispos o conferencias episcopales.
Los documentos contienen algunas opiniones negativas y neutrales, y en ellos se indica que algunos obispos consideraron la reforma de Benedicto como “inapropiada, perturbadora”, peligrosa y digna de supresión. Pero según la propia evaluación del Vaticano, la mayoría de los obispos que respondieron expresaron satisfacción. Citó el aumento de vocaciones religiosas en comunidades tradicionalistas y dijo que los jóvenes católicos en particular se sentían atraídos por la “sacralidad, seriedad y solemnidad de la liturgia”.
No se sabe qué otras evidencias, anécdotas o documentación respaldaron la decisión de Francisco de revertir la de Benedicto. Pero desde el principio, el difunto pontífice criticó frecuentemente a los católicos tradicionalistas, a quienes acusó de ser retrógrados ensimismados fuera de contacto con la misión evangelizadora de la iglesia en el siglo XXI.
Los nuevos documentos han consolado a los tradicionalistas que se sintieron atacados y abandonados por Francisco.
“Las nuevas revelaciones confirman que el papa Francisco restringió la misa tradicional a petición de una minoría de obispos, y en contra del consejo del dicasterio encargado del tema”, dijo Joseph Shaw, de la Sociedad de la misa en latín de Inglaterra y Gales. “La opinión mayoritaria de los obispos, de que restringir la misa tradicional causaría más daño que bien, lamentablemente ha demostrado ser correcta”.
En un correo electrónico, dijo que León debería abordar el tema “urgentemente”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.