Médicos se frustran al escuchar a escépticos que no creen en el coronavirus
Personal médico y de enfermería relata a través de redes sociales su frustración y enojo ante esta situación.
Tratar a los enfermos y a quienes agonizan no es lo peor para la enfermera Amelia Montgomery.
Es todavía más desmoralizante lidiar con pacientes y familiares que no creen que el coronavirus es real, se niegan a usar cubrebocas y exigen tratamientos con cosas como la hidroxicloroquina, que promueve Donald Trump a pesar de que los expertos dicen que no sirve para combatir un flagelo que ha causado más de un millón de muertes.
El tema alcanza una dimensión especial en Estados Unidos, donde médicos y enfermeras se ven arrastrados a un mundo en el que la política complica los tratamientos médicos y hay gente que se resiste a someterse a pruebas para detectar la presencia del virus.
No está claro si el contagio de Trump cambiará las cosas, pero muchos médicos no se sienten optimistas. Pocos días después de ser atendido en un hospital militar, el Trump dijo en un tuit: “No le teman al Covid. No dejen que domine sus vidas... ¡Me siento mejor que hace 20 años!”.
Después de un turno particularmente duro en la unidad de coronavirus del Cox South Hospital de Springfield, Missouri, Montgomery comentó en Facebook la frustración que siente cuando los pacientes no toman distancia porque no creen que el virus sea real. El hospital posteriormente compartió sus comentarios en su portal.
Se quejaba de que algunas personas exigen la droga contra la malaria hidroxicloroquina y dicen que solo contraen el virus quienes ya tenían otros problemas de salud.
“La mayoría de la gente no entiende lo que pasa, lo que tienen delante de sus ojos. Eso es muy frustrante para nosotros”, dijo Montgomery en una entrevista. “Te agota”.
En todo el país se lucha contra el escepticismo.
En el Centro Médico Universitario de Augusta, en Georgie, los visitantes tratan de evitar usar cubrebocas colocándose coberturas con materiales con agujeros. Hay quienes se presentan con cámaras para tratar de demostrar que el virus es un invento, según el doctor Phillip Coule, quien contrajo el virus en julio y que ha visto morir a dos miembros de su equipo.
“Imagínese una persona que trata de proteger a su personal, que muere por este mal; trate de protegerse a sí mismo, a su familia, de hacer frente a un mal del que se sabe tan poco... y viene alguien y le dice que el virus es un cuento después de que uno estuvo lidiando con eso todo el día”, expresó. “Imagínese el estrés que eso genera”.
Agregó que la mayoría de los escépticos finalmente creen en el mal cuando se contagian. Y que le da la sensación de que menos gente está cuestionando el virus desde que Trump se contagió.