Coronavirus: El largo confinamiento de Melbourne que ayudó a controlar la segunda ola de COVID-19
La ciudad regresó a la normalidad tras 111 días de confinamiento
Darren Silverman, dueño de un café, detuvo su vehículo y lloró al escuchar la noticia por la radio: Melbourne ponía fin casi total a su cuarentena después de 111 días.
Silverman hacía una entrega a domicilio cuando se anunció el relajamiento de las restricciones en la segunda ciudad más grande de Australia. Se sintió abrumado por la emoción y la sensación de alivio.
“La dificultad de la travesía, cuando uno ha dedicado 30 años de su vida a algo que repentinamente le quitan sin perspectivas de devolverlo, aunque no es culpa de uno... creo que se justifica que me detuve y lloré un poco a solas”, afirmó.
Según el gobierno del estado de Victoria, los cambios en la cuarentena permitirán la reapertura de 6.200 tiendas minoristas, 5.800 cafés y restaurantes, 10.000 salones de belleza y 800 bares, lo que afecta 180.000 empleos.
En las calles —donde el uso de la mascarilla sigue siendo obligatorio— había escasas personas, ya que los habitantes de la ciudad sólo pueden alejarse 25 kilómetros de sus casas y la mayoría de las oficinas permanecen desiertas mientras rigen las normas de trabajar desde la casa.
Y si bien había peatones en el centro comercial de la calle Bourke, era evidente que muchas tiendas y restaurantes no sobrevivieron a la cuarentena, la segunda de la ciudad desde que comenzó la pandemia.
Pero los sobrevivientes son los responsables de una demanda récord, con restaurantes reservados hasta con un mes de anticipación.
La cuarentena fue excepcionalmente dura para los residentes de Melbourne, porque el resto de Australia fuera de Victoria contuvo con éxito la segunda ola de transmisión sin aumentar las restricciones.
La mayoría de las 819 muertes de coronavirus en Victoria se produjeron en hogares para ancianos. El resto de Australia registró apenas 88 muertes de COVID-19.