Un raro diente fósil de ballena revela secretos de los antiguos ibéricos
Este hallazgo aporta nueva luz sobre el uso del marfil por las sociedades antiguas
El hallazgo de un raro diente de ballena en una “mega aldea” de la Edad del Cobre en España ofrece nuevas pistas sobre la artesanía de los pueblos ibéricos que habitaron la región mediterránea hace más de 4.000 años.
El diente, descubierto en 2018 en el yacimiento arqueológico de Valencina, en el suroeste de España, es el primer fósil de este tipo fechado en ese periodo en la península ibérica.
Según un estudio publicado en PLOS One, el diente probablemente se encontró en una zona costera y fue cuidadosamente trabajado por artesanos de la Edad del Cobre.
Los artesanos, que vivieron en una aldea costera entre hace 5.300 y 4.150 años, probablemente usaron el diente para fabricar adornos personales o artefactos con valor simbólico.
Según el estudio, después de haber sido trabajado, el fósil fue enterrado de forma deliberada, como lo evidencian el desgaste posterior y la gruesa costra que cubre su superficie.
Estos hallazgos amplían el conocimiento sobre el uso del marfil en la elaboración de ornamentos, instrumentos musicales y esculturas desde la Edad de Piedra, iniciada hace casi 40.000 años.
Su aspecto llamativo, durabilidad y resistencia convirtieron al marfil en un material clave para el comercio y las prácticas socioculturales de las sociedades antiguas.
Sin embargo, gran parte de lo que se sabe sobre el uso prehistórico del marfil proviene casi exclusivamente del análisis de restos de animales terrestres como elefantes, hipopótamos, ciervos y osos.

Aunque investigaciones anteriores destacan el uso del marfil de elefante en las sociedades de la Edad de Piedra y la Edad del Cobre en el sur de España, se conoce poco sobre la relevancia del marfil proveniente de mamíferos marinos.
El diente de ballena hallado en Valencina, que mide 17 centímetros de alto, 7 de ancho y pesa más de 500 gramos, proporciona una visión única del pasado.
A través del análisis del fósil, se determinó que pertenecía a un cachalote adulto y presentaba signos de erosión provocada por gusanos y percebes, además de posibles marcas de mordeduras de tiburón, lo que sugiere que permaneció un tiempo en el fondo marino.
Los investigadores también identificaron señales claras de intervención humana en el diente, como perforaciones y marcas de corte distintivas que no podrían haberse originado de forma natural.
A partir de estas evidencias, concluyeron que la ballena probablemente murió por causas naturales, su cuerpo se hundió en el fondo marino y uno de sus dientes llegó hasta la orilla, donde los antiguos íberos lo recogieron y utilizaron.
“Aunque aún no se ha confirmado que algún artefacto de marfil provenga específicamente de un diente de cachalote, los hallazgos recientes de marfil de origen marino en contextos arqueológicos europeos abrieron una nueva vía para estudiar el uso de recursos marinos por parte de las sociedades prehistóricas”, indica el estudio.
Traducción de Leticia Zampedri