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Estudio de ADN revela el origen de la primera pandemia del mundo

Entre 541 y 750 d. C., la Peste de Justiniano causó la muerte de millones en Europa, Asia y África

Vishwam Sankaran
Jueves, 28 de agosto de 2025 15:02 EDT
Las 3 peores plagas de la historia de la humanidad
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Un equipo de científicos logró descifrar el genoma de la bacteria responsable de la primera pandemia documentada en el mundo, que arrasó el Mediterráneo oriental hace unos 1.500 años.

Los investigadores identificaron la presencia de Yersinia pestis, el microbio causante de la peste, en una fosa común de la antigua ciudad de Jerash, en Jordania, cerca del epicentro de aquella pandemia.

Los hallazgos, publicados en la revista Genes, confirman que este patógeno fue el responsable de la Peste de Justiniano, resolviendo así un misterio histórico de larga data.

La Peste de Justiniano, que se extendió entre los años 541 y 750 d.C., provocó la muerte de decenas de millones de personas y transformó el Imperio Bizantino. Sin embargo, la causa real de aquella devastadora pandemia fue motivo de amplio debate durante siglos.

Aunque existía evidencia circunstancial sobre su posible origen, la prueba directa del microbio responsable seguía siendo esquiva.

Rays HY Jiang, coautor del estudio en la Universidad del Sur de Florida, señaló que el hallazgo representa “la tan buscada prueba definitiva de Yersinia pestis en el epicentro de la Peste de Justiniano”.

Añadió que durante siglos solo se contaba con relatos escritos sobre una enfermedad devastadora, pero que los hallazgos representan “la pieza faltante de ese rompecabezas”.

Según los registros históricos, la peste apareció primero en Pelusio, en el actual Egipto, antes de extenderse por el Imperio Romano de Oriente.

Aunque se habían hallado indicios de Yersinia pestis como el microbio responsable de la pandemia en pequeñas aldeas de Europa occidental, a miles de kilómetros de distancia, no existía prueba alguna dentro del propio Imperio… hasta ahora.

Greg O’Corry-Crowe, otro de los autores del estudio, explicó que “mediante técnicas específicas de ADN antiguo logramos recuperar y secuenciar material genético de ocho dientes humanos excavados en cámaras funerarias bajo el antiguo hipódromo romano de Jerash, una ciudad situada a solo 200 millas de la antigua Pelusio”.

East Smithfield: las fosas comunes de la peste utilizadas en entierros masivos
East Smithfield: las fosas comunes de la peste utilizadas en entierros masivos (Museum of London Archaeology)

El análisis de ADN reveló que las víctimas de la peste portaban cepas casi idénticas de Yersinia pestis, lo que confirma la presencia de la bacteria en el Imperio Bizantino entre los años 550 y 660 d. C.

Esto apunta a un brote rápido y devastador, consistente con las descripciones históricas que hablan de muertes masivas.

El doctor Rays HY Jiang señaló que “Jerash fue una de las ciudades clave del Imperio Romano de Oriente, un centro comercial documentado con magníficas estructuras”.

Y añadió que “el hecho de que un lugar construido para el entretenimiento y el orgullo cívico se convirtiera en un cementerio masivo en tiempos de emergencia muestra cómo las urbes probablemente quedaron sobrepasadas”.

Un estudio complementario sobre la peste, publicado en la revista Pathogens, demuestra que la bacteria circuló entre poblaciones humanas durante milenios antes del brote de Justiniano.

También revela que las pandemias posteriores —desde la Peste Negra del siglo XIV hasta casos aislados en la actualidad— no surgieron de una sola cepa ancestral, sino de brotes que parecen haber aparecido de forma independiente y repetida a partir de reservorios animales de larga data.

Los hallazgos subrayan que las pandemias no son catástrofes históricas únicas, sino eventos recurrentes impulsados por la congregación humana, la movilidad y los cambios ambientales, factores que siguen siendo relevantes hasta hoy.

“Llevamos miles de años enfrentando la peste y aún hoy sigue cobrando vidas”, señaló Jiang.

“Al igual que el Covid, sigue evolucionando, y las medidas de contención no logran erradicarla. Hay que ser cuidadosos, porque la amenaza nunca desaparecerá”.

Traducción de Leticia Zampedri

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