Científicos explican el enigma de las “cataratas de sangre” en la Antártida
Las Cataratas de Sangre de la Antártida son uno de los fenómenos naturales más extraños que pueden observarse, y el misterio que las rodea ha fascinado a la comunidad científica durante décadas.
Para quienes no están familiarizados con ellas, las Cataratas de Sangre son una inusual formación geográfica ubicada en la región de los Valles Secos de McMurdo. Como su nombre lo sugiere, se trata de un flujo de agua de color rojo, similar al de la sangre, que brota desde un glaciar hacia el océano.
Desde que el geólogo Thomas Griffith Taylor las descubrió en 1911, este fenómeno ha intrigado a quienes lo estudian.
Pero, ¿qué se esconde detrás de ese llamativo color rojo?
En un principio, su descubridor, Taylor, creyó que el fenómeno podía deberse a la presencia de algas rojas en el agua. Esta fue solo una de las muchas teorías que se propusieron sobre la verdadera naturaleza de las Cataratas de Sangre, aunque ninguna resultó especialmente convincente.
Pero el color del agua no era lo único desconcertante. La temperatura media en la zona es de casi 19 grados bajo cero, por lo que el hecho de que el agua fluyera sin congelarse también resultaba sorprendente.
Sin embargo, el misterio se resolvió en 2003, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Alaska Fairbanks —entre ellos, la exploradora de National Geographic Erin C. Pettit— encontró la respuesta definitiva.
El equipo empleó tecnología de radar de eco y descubrió que el agua en movimiento posee un altísimo contenido de sal: el doble del nivel presente en el agua de mar de la región. Esta elevada salinidad eleva el punto de congelación del agua, lo que explica por qué permanece líquida a pesar de las temperaturas extremas.
El agua también contiene una alta concentración de hierro, que se oxida al entrar en contacto con el aire y tiñe el flujo de tonos rojos, anaranjados y marrones.
El origen de esta agua también resulta interesante. Los investigadores explicaron su existencia tras remontarse a unos 1.5 millones de años en la historia.
En aquel entonces, el agua salada se encontraba contenida en un lago. Posteriormente, un glaciar se desplazó sobre él y la mantuvo atrapada durante miles de años, hasta que finalmente emergió desde debajo del hielo en lo que hoy se conoce como Cataratas de Sangre.
Erin C. Pettit explicó:
“Aunque parezca contradictorio, el agua libera calor al congelarse, y ese calor calienta el hielo aún más frío que la rodea. Esta fuente de calor dentro del glaciar Taylor, junto con la baja temperatura de congelación de la salmuera, permite que el agua salada fluya a través del hielo extremadamente frío. El glaciar Taylor es ahora el más frío conocido en el que el agua fluye de forma continua”.
Traducción de Leticia Zampedri