Hallan evidencia clara del consumo de opio en la sociedad egipcia antigua
Científicos afirman que los hallazgos son la “prueba más clara hasta ahora” del uso extendido de opio en la sociedad egipcia
El consumo de opio pudo haber sido parte habitual de la vida cotidiana en el antiguo Egipto, según un nuevo estudio.
Investigadores del Museo Peabody de Yale hallaron rastros del narcótico tras analizar un “residuo aromático marrón oscuro” en un antiguo jarrón de alabastro.
Los resultados, publicados en el Journal of Eastern Mediterranean Archaeology, revelan evidencia definitiva de noscapina, hidrocotarnina, morfina, tebaína y papaverina, todos biomarcadores conocidos del opio.
Los expertos señalan que se trata de la “prueba más clara hasta ahora del uso extendido de opio en la sociedad egipcia antigua”. Además, sugieren que otros recipientes similares, incluidos varios hallados en la tumba del faraón Tutankamón, también podrían contener restos de opiáceos antiguos.

Andrew J. Koh, investigador principal y autor del estudio, afirmó que los hallazgos demuestran que el uso de opio en las culturas del antiguo Egipto fue “algo más que accidental o esporádico” y que formaba parte, en cierta medida, de la vida cotidiana.
“Creemos que es posible, si no probable, que los jarrones de alabastro encontrados en la tumba de Tutankamón contuvieran opio como parte de una antigua tradición cuyo alcance apenas empezamos a comprender”, añadió.
El equipo descubrió que el jarrón de alabastro está inscrito en cuatro lenguas antiguas —acadio, elamita, persa y egipcio— y dedicado a Jerjes I, quien gobernó el Imperio aqueménida entre 486 y 465 a. C.

Con base en Persia, el imperio aqueménida, en su apogeo, incluía Egipto, Mesopotamia, el Levante, Anatolia, partes de Arabia Oriental y Asia Central.
Una segunda inscripción detalla la capacidad del jarrón en aproximadamente 1,200 mililitros, una característica que los expertos califican como “extremadamente rara”.
“Los estudiosos tienden a analizar y admirar los recipientes antiguos por su valor estético, pero nuestro enfoque se centra en cómo se usaban y las sustancias orgánicas que contenían, conocimientos que revelan mucho sobre la vida cotidiana de los pueblos antiguos: qué comían, qué medicinas usaban y cómo pasaban su tiempo libre”, explicó Andrew J. Koh.
Los hallazgos coinciden con el descubrimiento previo de residuos de opiáceos en otras vasijas de alabastro egipcias y jarras chipriotas tipo base-ring encontradas en una tumba común —probablemente de una familia de comerciantes— en Sedment, Egipto, que data del Reino Nuevo, el periodo del imperio egipcio que se extendió del siglo XVI al XI a. C.
Andrew J. Koh señaló que ambos hallazgos —separados por más de un milenio y presentes en distintos grupos socioeconómicos— plantean la posibilidad concreta de que el opio esté presente entre la gran cantidad de vasijas de alabastro encontradas en la tumba de Tutankamón, en el Valle de los Reyes.
El opio es el látex seco extraído de las cápsulas de semillas de la adormidera (Papaver somniferum), y constituye la principal fuente de varios narcóticos, como la morfina, la codeína y la heroína.
Se cree que se ha utilizado durante miles de años con fines medicinales y espirituales. Su primera mención documentada data del 3400 a. C., cuando se cultivó la adormidera y se extrajo opio en la baja Mesopotamia (actual Asia sudoccidental).
Con el tiempo, la demanda de esta sustancia adictiva creció y su cultivo y uso se extendieron a lo largo de la Ruta de la Seda. Su origen se sitúa en el Mediterráneo, desde donde se expandió por Asia y, más tarde, llegó a China, donde fue epicentro de las Guerras del Opio en el siglo XIX.
Traducción de Leticia Zampedri






