¡No paran! La policía de Bielorrusia dispersa otra protesta y detiene a decenas de manifestantes
La policía de Bielorrusia ha detenido a decenas de manifestantes que presionaban por la dimisión del líder autoritario del país tras unas elecciones de agosto consideradas manipuladas.
La policía de Bielorrusia detuvo el sábado a decenas de manifestantes que pedían la dimisión del líder autoritario del país después de unas elecciones de agosto consideradas manipuladas.
Cientos de estudiantes marcharon por la capital cantando "Vete" para exigir la dimisión del presidente Alexander Lukashenko. Fueron bloqueados por la policía, que rodeó a algunos y obligó a otros a dispersarse.
Más tarde ese mismo día, cientos de mujeres organizaron su marcha regular de fin de semana por la capital, Minsk. "¡Cantaste tu canción, es hora de bajar del escenario!" se leía un cartel.
El centro de derechos humanos de Viasna dijo que más de 30 manifestantes fueron detenidos.
Se han producido protestas diarias desde las elecciones del 9 de agosto en las que Lukashenko fue declarado ganador con el 80% de los votos. La Unión Europea y Estados Unidos denunciaron que la votación no era ni libre ni justa e introdujeron sanciones contra los principales funcionarios bielorrusos acusados de manipular la votación y diseñar la represión postelectoral.
A principios de esta semana, la principal rival de la oposición, Sviatlana Tsikhanouskaya, que se mudó a Lituania después de las elecciones bajo la presión de las autoridades bielorrusas, presentó un ultimátum a Lukashenko: anuncie su renuncia antes del 25 de octubre o se enfrentará a una huelga nacional.
Tsikhanouskaya elogió a los participantes de los mítines del sábado como una "fuerza grande y brillante".
Lukashenko, que ha dirigido la ex nación soviética con mano de hierro durante más de 26 años, ha acusado a Occidente de alimentar las protestas y ha contado con el apoyo de su principal patrocinador y aliado, Rusia, para atacar.
Las autoridades bielorrusas intentaron sofocar las protestas con violencia masiva en los primeros días después de la votación, dispersando a los manifestantes pacíficos con granadas paralizantes y balas de goma, deteniendo a miles y golpeando a cientos. La represión provocó indignación internacional y ayudó a aumentar el número de manifestantes, alcanzando su punto máximo cada domingo con más de 100,000 en las calles.
Desde entonces, el gobierno ha reducido la violencia pero ha mantenido la presión, deteniendo regularmente a decenas de manifestantes y procesando a los principales activistas. Destacados miembros del Consejo de Coordinación de la oposición, formado para impulsar una transición de poder, han sido arrestados u obligados a abandonar el país.
Las autoridades también han realizado esfuerzos metódicos para reprimir a los medios independientes, deteniendo periódicamente a los periodistas que cubren las protestas y amenazándolos con penas de cárcel por participar. Varios periodistas fueron detenidos el sábado.