Deportación del temido exparamilitar Hernán Giraldo genera incertidumbre entre los colombianos
Hernán Giraldo Serna fue deportado de Estados Unidos tras cumplir la condena de 16 años que le dio el juez Reggie Walton de la Corte del Distrito de Columbia por narcotráfico
En la costa norte de Colombia hay zozobra con la llegada al país de uno de los excomandantes paramilitares más temidos: Hernán Giraldo Serna, conocido con los alias de “El Patrón”, “El señor de la Sierra” o “El Taladro”, nombre que le daban por abusar sexualmente de las niñas de la zona.
Giraldo, de 74 años, fue deportado a Colombia el lunes de Estados Unidos y entregado inmediatamente a las autoridades locales. Tiene una orden con notificación roja de la Interpol y es requerido por la justicia colombiana para responder por delitos —algunos considerados de lesa humanidad— como tortura, desplazamiento, esclavitud sexual, secuestro, acceso carnal violento, desaparición y narcotráfico.
En 2018 fue sentenciado a 40 años de prisión, los cuales se redujeron a ocho años por desmovilizarse y someterse a la justicia transicional para paramilitares —denominada Justicia y Paz—, en la que confesó 716 crímenes que dejaron 10.600 víctimas.
El 13 de mayo de 2008 fue extraditado a Estados Unidos para responder por narcotráfico. Su regreso a Colombia era inminente, ya que el 4 de enero cumplió la condena de 16 años que le dio el juez Reggie Walton de la Corte del Distrito de Columbia.
En Colombia la defensa de Giraldo puede solicitar la libertad condicionada por cumplir con el sometimiento a la justicia y tener buena conducta, con el compromiso de continuar colaborando para esclarecer los hechos de los que se le acusa entre 1980 y 2006.
“El tiempo en los Estados Unidos debe contabilizarse (en Colombia), porque fue extraditado y condenado allá por un delito que tiene relación con el conflicto armado colombiano. El narcotráfico fue uno de los insumos del paramilitarismo”, dijo a la AP el magistrado Carlos Pérez, presidente de la sala de Justicia y Paz de Barranquilla.
La vida criminal de Giraldo Sierra inició entre la década de 1970 y 1980, cuando cambió el cultivo del café por el de marihuana. El negocio empezó a crecer y se convirtió en el jefe de decenas de campesinos en el departamento de Magdalena, al norte del país.
El punto de quiebre en su vida ocurrió en 1977 cuando la delincuencia común asesinó a su hermano José Fredy Giraldo Serna. Para vengar su muerte, Hernán Giraldo se unió a un grupo ilegal llamado “Los Chamizos”, quienes simulaban trabajar en seguridad privada, dice la sentencia.
En 1983 se empezó a disputar el poder de la Sierra Nevada de Santa Marta (Magdalena) con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y transformó su grupo delincuencial en “autodefensas campesinas”.
Desde ese momento y hasta 2006, en la víspera de su desmovilización, el grupo paramilitar cambió de nombre cuatro veces, para terminar siendo conocido como Bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Giraldo fue llamado por la justicia transicional un “depredador sexual de menores”, por abusar de niñas entre los 11 y 15 años y hay casos documentados de 1982 a 2005. Fueron 37 las víctimas que se atrevieron a hablar después de décadas de miedo. La AP se abstiene de revelar los nombres de las víctimas de abuso sexual.
“Sentía temor de responderle que no quería, porque toda la gente hablaba que él mandaba a matar a la gente que no hacía lo que él quería”, dijo una de las víctimas a las autoridades, quien tenía 12 años cuando la violó.
En 1983 Giraldo Serna ordenó a sus hombres armados llevar a su finca una menor de 13 años para abusar de ella, la dejó embarazada de gemelos y durante el parto uno de ellos murió por falta de atención médica. Al día siguiente, Giraldo la accedió carnalmente, sin importarle su delicado estado de salud, según dijo ella a las autoridades. Dos años después, repitió el abuso sexual contra la hermana de la primera víctima, quien tenía 14 años y dio a luz una niña en 1986 -producto de la violación-, señala la sentencia.
“Fue un proceso complejo para ellas reconocer que fueron víctimas. Algunas eran hermanas y no sabían que la una había sido violentada igual que la otra. Además, algunos de sus hijos se rearmaron y se oponían a que ellas fueran a declarar”, dijo a la AP Ángela Cerón Lasprilla, directora de Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz (IMP), organización que representó a las víctimas en Justicia y Paz.
El Giraldo Serna que llega a Colombia se ve deteriorado por los rigores de la cárcel y la edad. Según contó a la AP su sobrino Nodier Giraldo, quien estuvo extraditado junto a “El Taladro” por los mismos delitos, estuvieron en cárceles en las que solo tenían una hora de sol cada 20 días. “Esos sí son sitios de castigo mientras se recibe la condena, pero a nosotros por presión política nos demoraron la condena y estuvimos 7 y 10 años en ese hueco”, dijo.
En Colombia algunas víctimas temen que Giraldo Serna retome el control de la Sierra Nevada de Santa Marta y por eso se abstuvieron de hablar para la AP.
Con su extradición, la familia de Julio Enríquez Santamaría, desaparecido y asesinado por Giraldo en 2001, buscó justicia en Estados Unidos y logró que el juez Reggie Walton la escuchara en audiencia en 2017, al advertir que Giraldo era un “poderoso narcotraficante” que era capaz de “dar órdenes desde su celda en Estados Unidos” y por eso merecía una pena representativa.
“Le íbamos a hacer un homenaje lindo en Calabazo el día que cumplen 20 años del asesinato (4 de febrero), sacar los restos y echarlos al mar, pero por la pandemia y la llegada de Giraldo al país no se va a poder”, dijo un familiar de Henríquez que prefirió guardar su identidad por seguridad.
Aunque el Bloque Tayrona se desmovilizó en febrero de 2006 con 1.100 personas, en el caribe colombiano continuaron delinquiendo algunos de sus familiares. “Los herederos de Hernán Giraldo, bastante numerosos debido a que ejercía violencia sexual contra niñas y adolescentes, se dividieron en una disputa por el poder, en la que, desde el 2007 intervinieron 12 grupos armados”, documentó la Defensoría del Pueblo en 2018.
Actualmente, uno de los grupos ilegales más temidos en la región son Los Pachenca, también llamados Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, en el que han comandado familiares de Hernán Giraldo. Se dedican al “narcotráfico, extorsión y homicidio”, según el Ministerio de Defensa.
“Giraldo genera mucho temor porque la estructura nunca se desmanteló. Se teme que se generen más víctimas en razón de que venga a reclamar su puesto como capo en la Sierra”, dijo a la AP Juan Diego Restrepo, director del portal periodístico Verdad Abierta especializado en conflicto armado.
En junio de 2020 cayó muerto en un operativo Deimer Patiño Giraldo, sobrino de Hernán Giraldo, conocido como “80”, quien delinquió en Los Pachenca desde 2013. En 2020 fue recapturado Norberto Quiroga Poveda, alias “5.5”, uno de los hombres cercanos a Giraldo Serna y sentenciado junto a él.