Vuelo de México a Nueva York regresa a su destino por impacto de un rayo
De acuerdo con la empresa Aeroméxico, se trató de un relámpago que no ocasionó ninguna emergencia mayor; por protocolo, el piloto decidió regresar al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
La noche del recién pasado 5 de julio, un vuelo de la empresa Aeroméxico con destino a la ciudad de Nueva York, en EE.UU, tuvo que regresar al AICM (Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) debido a que un relámpago impactó a la aeronave.
Una declaración de la compañía al diario mexicano El Universal dijo que se trató de un rayo que “no ocasionó ninguna emergencia mayor”; pero por protocolo, el piloto decidió regresar al AICM y aterrizó alrededor de las 21:30 horas.
Hasta las 22:16 horas del pasado martes, la aerolínea informó que los pasajeros estaban a punto de abordar la aeronave para emprender su viaje a la “Gran Manzana”.
Luego de este suceso, los turistas han expresado sus temores a que, durante sus viajes aéreos, sean alcanzados por un rayo; sin embargo, este suceso es más común de lo que se cree. Según el IASCA (Centro de Instrucción Aeronáutica, por sus siglas en inglés), un avión comercial es alcanzado por un relámpago cada 1.000 horas de vuelo.
De acuerdo con estimaciones del sitio FlightAware, en promedio, se registran cerca de 93.000 vuelos al día; de esas aeronaves, la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional, por sus siglas en inglés) estima que, alrededor de 300, reciben el impacto de un rayo cada día.
Según los especialistas en aeronáutica, el rayo no es capaz de derribar el avión debido a que el fuselaje de aluminio actúa bajo el principio de la “jaula de Faraday”, es decir, no recibe influencias de campos eléctricos provenientes del exterior, por lo que su campo eléctrico es nulo y no recibe afectaciones directas.
Los expertos aseveran que la cubierta de metal de un avión a la que se le aplica electricidad, al interior no la recibe, únicamente al exterior. Debido a que esta sellada, esta se aísla eléctricamente en el interior y no permite el paso de una energía extra.