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Las sanciones de Trump contra Brasil tensan las relaciones entre los antiguos aliados

Gabriela S. Pessoa,Nicholas Riccardi
Martes, 05 de agosto de 2025 13:45 EDT
BRASIL-EEUU-TENSIONES
BRASIL-EEUU-TENSIONES (AP)

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro cuál es su nueva prioridad en América Latina: el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, un aliado personal y político.

Al hacerlo, ha dañado una de las relaciones más importantes y duraderas del hemisferio occidental al imponer aranceles del 50% a la mayor economía de América Latina, los cuales comenzarán a entrar en vigor el miércoles, además de sancionar a su principal juez y llevar las relaciones entre ambos países al punto más bajo en décadas.

La Casa Blanca parece haber adoptado una narrativa impulsada por los aliados de Bolsonaro en Estados Unidos, que sostienen que el enjuiciamiento del expresidente brasileño por intentar revertir su derrota electoral de 2022 es parte de un “colapso deliberado del estado de derecho”, y que el gobierno ejerce una “intimidación con motivaciones políticas” y comete “abusos de derechos humanos”, según el comunicado donde Trump anuncia los aranceles.

El mensaje ya había sido claro, cuando el mandatario estadounidense describió el enjuiciamiento de Bolsonaro por parte del Supremo Tribunal de Brasil como una “cacería de brujas”, utilizando la misma frase que ha empleado para las numerosas investigaciones que él mismo ha enfrentado desde su primer mandato. Bolsonaro enfrenta acusaciones de orquestar un intento de golpe para permanecer en el poder tras perder las elecciones de 2022 ante el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En los próximos meses podría dictarse una sentencia.

Estados Unidos tiene una larga historia de injerencia en los asuntos de los gobiernos latinoamericanos, pero las medidas más recientes de Trump no tienen precedentes, dijo Steven Levitsky, politólogo de la Universidad de Harvard.

“Este es un gobierno personalista que adopta políticas según los caprichos de Trump”, expresó Levitsky.

Los hijos de Bolsonaro, señaló, tienen estrechos vínculos con el círculo íntimo de Trump. El argumento se ha visto reforzado por los paralelismos entre el enjuiciamiento de Bolsonaro y el intento de someter a juicio a Trump por tratar de revertir su derrota electoral de 2020, que terminó cuando ganó su segundo mandato en noviembre pasado.

“Está convencido de que Bolsonaro es un espíritu afín que sufre una cacería de brujas similar”, manifestó Levitsky.

Las instituciones de Brasil se mantienen firmes contra la presión política

Tras la derrota de Bolsonaro en 2022, Trump y sus seguidores repitieron sus infundadas afirmaciones de fraude electoral, considerándolo un ícono conservador y recibiéndolo en la Conferencia de Acción Política Conservadora. Steve Bannon, el exasesor de Trump, dijo recientemente al sitio web de noticias de Brasil UOL que Estados Unidos levantaría los aranceles si se retirara el enjuiciamiento de Bolsonaro.

Sin embargo, es imposible cumplir con esa demanda por varias razones.

Las autoridades brasileñas han enfatizado consistentemente que el poder judicial es independiente. El poder ejecutivo, que gestiona las relaciones exteriores, no tiene control sobre los jueces del Supremo Tribunal, quienes, a su vez, han declarado que no cederán ante la presión política.

El lunes, el tribunal ordenó que Bolsonaro fuera puesto bajo arresto domiciliario por violar órdenes judiciales al difundir mensajes en redes sociales a través de las cuentas de sus hijos.

El juez Alexandre de Moraes, quien supervisa el caso contra Bolsonaro, fue sancionado en virtud de la Ley Magnitsky de Estados Unidos, dirigida a los infractores graves de derechos humanos. De Moraes ha argumentado que a los acusados se les otorgó el debido proceso completo y dijo que ignoraría las sanciones y continuaría con su trabajo.

“La petición para Lula era imposible de cumplir”, dijo Bruna Santos del Diálogo Interamericano en Washington, D.C., sobre el retiro de los cargos contra Bolsonaro. “A largo plazo, se está dejando una cicatriz en la relación entre las dos democracias más grandes del hemisferio”.

Las sanciones según la Ley Magnitsky “distorsionan la ley”

Existen tres factores clave que explican el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Brasil en los últimos meses, dijo Oliver Stuenkel, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional: la creciente alineación entre la extrema derecha de ambos países, la negativa de Brasil a ceder ante las amenazas arancelarias y la falta de cabildeo del país en Washington.

El legislador Eduardo Bolsonaro, el tercer hijo de Jair Bolsonaro, ha sido una figura central que vincula a la extrema derecha de Brasil con el movimiento MAGA de Trump.

El político se tomó una licencia en el Congreso de Brasil y se mudó a Estados Unidos en marzo, pero, durante mucho tiempo, ha cultivado lazos en la órbita de Trump. Eduardo pidió abiertamente imponer sanciones según la Ley Magnitsky contra de Moraes y agradeció públicamente a Trump después de que se anunciaran los aranceles del 50% a principios de julio.

El representante demócrata de Massachusetts, Jim McGovern, autor de la Ley Magnitsky, que permite que Estados Unidos sancione a funcionarios extranjeros que violen los derechos humanos, calificó las acciones del gobierno como “horribles”.

“Inventan cosas para proteger a alguien que dice cosas agradables sobre Donald Trump”, dijo McGovern a The Associated Press.

El hijo de Bolsonaro ayuda a conectar a la extrema derecha de Estados Unidos y Brasil

La campaña internacional de Eduardo Bolsonaro comenzó inmediatamente después de la derrota de su padre en 2022. Apenas unos días después de las elecciones, se reunió con Trump en su finca Mar-a-Lago en Florida.

A medida que se profundizaban las investigaciones contra el exmandatario brasileño y sus aliados, la extrema derecha de Brasil adoptó una narrativa de persecución judicial y censura, un eco de Trump y sus partidarios, que han afirmado que el sistema de justicia de Estados Unidos fue convertido en un arma contra él.

El Supremo Tribunal y el Tribunal Superior Electoral de Brasil están entre los reguladores más estrictos del mundo en cuanto al discurso en línea: pueden ordenar la eliminación de contenido en redes sociales y arrestos por difundir desinformación u otro contenido que consideren “antidemocrático”.

Pero hasta hace poco, pocos creían que los esfuerzos de Eduardo para castigar a los jueces de Brasil tendrían éxito.

Eso comenzó a cambiar el año pasado, cuando el multimillonario Elon Musk se enfrentó con de Moraes por la censura en X y amenazó con impugnar las órdenes judiciales retirando a su representante legal de Brasil. En respuesta, de Moraes suspendió la operación de la plataforma de redes sociales en el país durante un mes y amenazó las operaciones de otra empresa de Musk, Starlink. Al final, Musk cedió.

Fábio de Sá e Silva, catedrático de estudios internacionales y brasileños de la Universidad de Oklahoma, dijo que la influencia de Eduardo se hizo evidente en mayo de 2024, cuando él y otros aliados de derecha consiguieron una audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

“Reveló una clara coordinación entre los partidarios de Bolsonaro y sectores del Partido Republicano de Estados Unidos”, dijo. “Es una estrategia para presionar a la democracia brasileña desde el exterior”.

Un impulso arancelario de último minuto produce algunas victorias

Brasil tiene una tradición diplomática de mantener una presencia discreta en Washington, dijo Stuenkel. Ese vacío creó una oportunidad para que Eduardo Bolsonaro promoviera una narrativa distorsionada sobre Brasil entre los republicanos y los más cercanos a Trump.

“Ahora, Brasil está pagando el precio”, dijo.

Después de que Trump anunciara aranceles generalizados en abril, Brasil inició negociaciones. El presidente Lula y el vicepresidente Geraldo Alckmin, el principal negociador comercial de Brasil, dijeron que, desde entonces, han mantenido numerosas reuniones con funcionarios comerciales de Estados Unidos.

Lula y Trump nunca han sostenido un diálogo, y el presidente brasileño ha dicho repetidamente que Washington ignoró los esfuerzos de Brasil para negociar antes de la implementación de los aranceles.

En privado, los diplomáticos dicen que las decisiones se tomaron dentro de la Casa Blanca, en el círculo íntimo de Trump, un grupo al que no tenían acceso.

Una delegación de senadores brasileños viajó a Washington en la última semana de julio, en un esfuerzo de último momento para reducir las tensiones. El grupo, liderado por el senador Nelsinho Trad, se reunió con líderes empresariales con vínculos con Brasil y nueve senadores estadounidenses, solo uno de ellos republicano, Thom Tillis, de Carolina del Norte.

“Encontramos que las opiniones sobre Brasil tenían una carga ideológica”, dijo Trad a la AP. “Pero hicimos un esfuerzo por presentar argumentos de carácter económico”.

Mientras la delegación estaba en Washington, Trump firmó la orden de imponer el arancel del 50%. Pero hubo un alivio: no todas las importaciones brasileñas serían afectadas. Entre las exenciones están las aeronaves civiles y refacciones, aluminio, estaño, pulpa de madera, productos energéticos y fertilizantes.

Trad cree que el acercamiento de Brasil pudo haber ayudado a suavizar los términos finales.

“Creo que el camino debe seguir siendo de diálogo y razonamiento para que podamos avanzar en otros frentes”, afirmó.

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El periodista de The Associated Press Mauricio Savarese en Sao Paulo contribuyó a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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