"Fuerza peluda": los perros que dan apoyo emocional a soldados heridos en el conflicto colombiano
Kratos, Rafa y Lupa integran la “fuerza peluda” y recorren los pasillos del Hospital Militar Central de Bogotá con una misión especial: levantar el ánimo de los militares heridos en el conflicto armado interno colombiano.
Uno a uno, los tres caninos ingresan a la habitación del sargento segundo Jeisson Sánchez Duque, quien fue herido a bala durante un combate con armados ilegales en Anorí, un convulso municipio de Antioquia ubicado en el noroeste del país.
Kratos, el más veterano de la “fuerza peluda”, se acerca al sargento para acariciarlo y, tras recibir galletas en recompensa, levanta la pata y la choca con su mano en forma de “saludo militar”.
A su turno, Lupa —bautizada así por un médico en alusión al instrumento con el que realiza cirugías— se sienta al escuchar “sit” y poco a poco se acuesta en el suelo mientras la peina el militar que permanece en una silla por orden médica debido a la herida en su espalda.
“Me gustó tener ese vínculo con los caninos, es algo diferente que lo sacan como de la rutina... como que se olvida el dolor y se concentra en los perritos”, contó Sánchez a The Associated Press, tras recibir a los caninos por primera vez desde que fue hospitalizado hace siete días tras los combates.
Colombia aún lidia con múltiples grupos armados ilegales, pese a que el Estado firmó un proceso de paz en 2016 con la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los armados —incluyendo disidentes de las FARC— se disputan los territorios que abandonó la guerrilla para dominar las lucrativas economías ilícitas como el narcotráfico.
“Los perritos te dan felicidad”
La “fuerza peluda” lleva un chaleco con la frase “soporte emocional”, para indicar que su función es brindar consuelo incluso durante recuperaciones difíciles como la de soldados que han perdido extremidades debido a la activación de artefactos explosivos improvisados, un método de ataque usado por los grupos armados ilegales que se ha incrementado en lo que va del año.
“Yo andaba muy deprimido en esa habitación, porque estaba todo el tiempo encerrado ahí. Mi mujer me daba moral y eso, pero no era lo mismo. (Cuando) llegan esos perritos te cambian porque te dan una felicidad”, relató a la AP el soldado Luis Miguel López, quien recibió el apoyo canino durante su hospitalización al perder parte de su pierna por una mina antipersonal en Puerto Valdivia, Antioquia.
Para López, quien aún va diariamente al hospital para la rehabilitación física, los perros de soporte emocional le recordaron a Goma, una perrita entrenada en antiexplosivos que lo acompañaba durante las operaciones militares.
"Ella nos salvó varias veces la vida, hasta que nos la mataron con explosivos", contó López.
Entre enero y julio de este año aumentaron en un 94% los eventos relacionados con el uso de artefactos explosivos en Colombia, en comparación con el mismo periodo del 2024, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
En el Hospital Militar han notado que la dinámica del conflicto en el país ha cambiado también las afectaciones con las que llegan sus pacientes para ser atendidos, disminuyendo las cifras por minas antipersonales, pero aumentando los impactados por drones desde los que lanzan explosivos.
El inicio de la “fuerza peluda”
El programa inició en abril del 2024, cuando una organización dedicada al cuidado de los animales visitó a los enfermos. Fue entonces cuando en el hospital empezaron a ahondar sobre la asistencia con caninos en hospitales.
“Muestran un beneficio en la recuperación de los pacientes sustentados por cambios fisiológicos que ocurren dentro de las actividades y que podríamos nosotros verlas como lúdicas, pero en este caso son terapéuticas para los pacientes”, explicó a la AP Eliana Patricia Ramírez, subdirectora médica del hospital.
Kratos fue donado por la Fuerza Aérea, luego Rafa por el ejército, y dos más fueron donados por los médicos del hospital.
Actualmente, el programa se ha extendido y también incluye la entrada de las mascotas de los heridos durante la hospitalización y las pausas activas para el personal médico.