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En 160 años de escándalos presidenciales, Trump se destaca

Aunque está lejos de ser el único presidente de Estados Unidos acosado por escándalos jurídicos y éticos, Donald Trump ocupa ahora un sitio único en la historia del país al ser el primero en ser encausado por cargos penales

Russ Bynum
Jueves, 30 de marzo de 2023 22:29 EDT
EEUU-ESCÁNDALOS PRESIDENCIALES
EEUU-ESCÁNDALOS PRESIDENCIALES (AP)

Aunque está lejos de ser el único presidente de Estados Unidos acosado por escándalos jurídicos y éticos, Donald Trump ocupa ahora un sitio único en la historia del país al ser el primero en ser encausado por cargos penales.

Otros dos, al igual que Trump, se hallaron a sí mismos bajo un juicio político en el Congreso: Bill Clinton por mentir bajo juramento en torno a su amorío con Monica Lewinsky, una becaria de la Casa Blanca, y Andrew Johnson por intentar exceder los límites de su autoridad en la presidencia durante una encarnizada lucha por el poder después de la Guerra Civil.

Richard Nixon renunció tras caer en desgracia por su papel en el tristemente célebre caso de la intrusión al complejo de oficinas Watergate. Y Ronald Reagan y Ulysses S. Grant se vieron involucrados para siempre a escándalos en los que asesores cercanos fueron enjuiciados, aunque ninguno de los dos presidentes enfrentó cargos nunca.

A continuación presentamos un vistazo a cómo les fue a los predecesores de Trump que fueron alcanzados por escándalos:

BILL CLINTON

Clinton pasó más de la mitad de su presidencia bajo escrutinio en investigaciones que abarcaron desde acuerdos de bienes raíces que fracasaron hasta el amorío del presidente demócrata con Lewinsky.

Los investigadores examinaron cuidadosamente las inversiones de Bill y Hillary Clinton en la fallida empresa Whitewater de bienes raíces. El fiscal independiente Kenneth Starr, nombrado para supervisar la investigación en 1994, no presentó evidencia de acciones ilegales por parte de los Clinton. Pero dos de los asociados de ellos, Jim y Susan McDougal, acabaron siendo declarados culpables de cargos relacionados con el caso Whitewater. Y también fue declarado culpable Jim Guy Tucker, sucesor de Clinton en la gobernación de Arkansas.

El informe de Starr en 1998, lleno de detalles escabrosos sobre el amorío de Clinton con Lewinsky, resultó ser mucho más perjudicial. Cuando fue interrogado en torno a una demanda de acoso sexual interpuesta por Paula Jones, exempleada estatal de Arkansas, Clinton negó haber sostenido “relaciones sexuales” con Lewinsky.

Starr concluyó que Clinton había mentido bajo juramento y había obstaculizado la justicia, lo cual derivó en que la Cámara de Representantes votara en favor de enjuiciar políticamente al presidente el 19 de diciembre de 1998. El Senado lo absolvió, permitiéndole permanecer en el puesto hasta que su periodo concluyó en enero de 2001.

RONALD REAGAN

Reagan nunca enfrentó un juicio político ni cargos judiciales por el mayor escándalo de su presidencia. Pero el plan de venta de armas encaminado a obtener la libertad de rehenes que llegó a conocerse como el asunto Irán-Contras lo acosó largo tiempo después de que salió de la Casa Blanca.

En 1986, durante el segundo periodo de Reagan, el público se enteró de que su gobierno había autorizado la venta secreta de armas a Irán, a la vez que intentaba obtener la ayuda iraní para la liberación de rehenes estadounidenses en Líbano. Hasta 30 millones de dólares ganados en la venta de armas fueron canalizados —en una infracción a las leyes de Estados Unidos— para apoyar a los guerrilleros de derecha que luchaban contra el gobierno izquierdista de Nicaragua.

El asesor de seguridad nacional de Reagan, John Poindexter, renunció, y un asesor, el teniente coronel Oliver North, fue despedido. Ambos también fueron declarados culpables de delitos derivados de los intentos para engañar y obstruir al Congreso. Posteriormente sus declaraciones de culpabilidad fueron revocadas. El presidente George H.W. Bush, el sucesor de Reagan, indultó a otras seis personas involucradas.

Reagan insistió en que el dinero de la venta de las armas fue canalizado a los guerrilleros de la Contra nicaragüense sin que él lo supiera.

RICHARD NIXON

Nixon renunció a la presidencia en agosto de 1974 en lugar de enfrentarse a un juicio político por el encubrimiento de su gobierno de su participación en un allanamiento de la sede del Comité Nacional Demócrata en Washington.

El fallido robo en el complejo de oficinas Watergate derivó en el encausamiento de siete hombres, entre ellos dos exasesores de la Casa Blanca. Cinco de los demandados en el caso Watergate se declararon culpables; dos de ellos fueron declarados culpables en juicios penales.

La curiosidad del público por la intrusión en Watergate en 1972 no impidió que Nixon fuera reelegido fácilmente unos meses después. Soportó la tormenta hasta que la Comisión Judicial de la cámara baja aprobó tres cláusulas de juicio político en 1974, acusándolo de obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato del Congreso.

Antes de que el pleno de la Cámara de Representantes pudiese votar, se dio a conocer una explosiva grabación de audio en la que podía oírse a Nixon aprobando un plan para presionar al FBI con el fin de que abandonara su investigación del caso Watergate. Nixon renunció tras perder el apoyo de legisladores republicanos cruciales.

Su vicepresidente, Gerald Ford, se convirtió en presidente e indultó a Nixon un mes después.

ULYSSES S. GRANT

Aunque nunca enfrentó cargos personalmente de delitos ni se le acusó formalmente de conducta ilegal, siendo presidente Grant torpedeó un caso de corrupción que su propio gobierno intentaba solucionar. El hombre enjuiciado era el secretario personal de Grant en la Casa Blanca.

En 1875, una investigación iniciada por el secretario del Tesoro Benjamin H. Bristow derivó en cientos de arrestos en una conspiración conocida como la Banda del Whisky, en la que destilerías, agentes fiscales y otros conspiradores desviaron a sus bolsillos millones de dólares en impuestos al licor.

El general de la Guerra Civil convertido en presidente se halló oponiéndose a las medidas gubernamentales para hacer justicia cuando el general Orville E. Babcock terminó siendo acusado de conspiración. No sólo era Babcock el secretario personal del presidente, sino que él y Grant eran amigos desde la guerra.

Los fiscales dijeron que habían descubierto telegramas que Babcock les envió a los líderes de la banda para auxiliarlos en su plan. De todas formas, Grant insistió en testificar en defensa de su asesor.

Para evitar el espectáculo de que el presidente se presentara en el juicio a Babcock, los fiscales interrogaron a Grant bajo juramento en la Casa Blanca el 12 de febrero de 1876. Posteriormente se leyó una transcripción de su testimonio en un tribunal de San Luis. El jurado absolvió a Babcock, una decisión que en gran medida se atribuye a la firme defensa de Grant en su favor.

ANDREW JOHNSON

Andrew Johnson fue el primer presidente estadounidense en ver su legado empañado por un juicio político. Sus problemas surgieron a partir de su intensa pugna con el Congreso en torno a la Reconstrucción tras la Guerra Civil.

El demócrata de Tennessee había sido elegido vicepresidente en 1864, parte de una candidatura de unidad con Abraham Lincoln, y Johnson asumió la presidencia después del asesinato de Lincoln en 1865. Desde la Casa Blanca exhortó a indultar a los líderes confederados y se opuso a extender el derecho al voto a los negros liberados, lo que hizo enfurecer a los republicanos del Congreso.

El hecho de que Johnson despidiera al secretario de Guerra Edwin Stanton, nombrado por Lincoln y partidario de aplicar políticas más estrictas hacia los estados derrotados del sur, impulsó al Congreso a aprobar cláusulas de juicio político en las que se acusaba al presidente de echar y reemplazar a Stanton ilegalmente.

El juicio político a Johnson comenzó en el Senado el 5 de marzo de 1868. Concluyó más de dos meses después, y a los senadores sólo les faltó un voto para hacer que Johnson dejara la presidencia. Siguió en el puesto el resto de su último año, pero sus colegas demócratas le negaron la nominación para postularse de nuevo.

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