Durante décadas buscaron desaparecidos bajo los escombros. Ahora son un símbolo en Colombia
La tierra pasa rápidamente por un tamiz que filtra los sólidos después de ser palpada en busca de una prenda, un documento o restos óseos. Luz Elena Galeano observa con cuidado el repetitivo proceso con la esperanza de ver algún indicio de su esposo o de otro desaparecido durante el conflicto urbano que sacudió a Medellín hace dos décadas.
Es parte de su rutina y de las 40 mujeres buscadoras que se turnan a diario para vigilar la tierra removida por una excavadora en un profundo relleno de deshechos de construcción conocido como La Escombrera, donde en los últimos ocho meses han sido hallados los restos de seis personas desaparecidas en una ambiciosa intervención forense liderada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal que nació tras el acuerdo de paz de 2016 entre el Estado y la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Todavía se les veían los lazos con que los ataron y como en posición fetal”, relató Galeano.
La mujer pide que la búsqueda no termine hasta encontrarlos a todos. Nadie sabe cuántos cuerpos más podría haber allí, pero se estima que serían decenas porque en ese sector de la ciudad han sido reportadas como desaparecidas cerca de 500 personas desde la década de 1970.
En La Escombrera, adonde tuvo acceso The Associated Press, además de 43.000 metros cúbicos de tierra se ha removido la duda de que allí hubo una fosa común, como habían denunciado por décadas las familias que ahora son el símbolo de la búsqueda de 121.700 desaparecidos en una Colombia que no ha conseguido erradicar ni ese crimen ni el resto de la violencia.
“Que se hayan encontrado restos de cuerpos fue muy importante para dar a conocer en el país que nosotras no estábamos locas, que no éramos unas mentirosas”, dijo con firmeza Galeano, vocera de las Mujeres Caminando por la Verdad, una organización de víctimas de desapariciones forzadas en Medellín.
Galeano, de 61 años, busca a su esposo Luis Javier Laverde Salazar, a quien vio por última vez el 9 de diciembre de 2008. Su último contacto fue una llamada telefónica en la que le avisaba que regresaría a casa a cenar. Cree que está enterrado en La Escombrera. “Ahí había policía y personal de civil, o sea, eran policías y paramilitares”, aseguró.
La Escombrera está en una escarpada ladera en la Comuna 13, una barriada que padeció la disputa de guerrillas, narcos y paramilitares por ser un punto estratégico que comunica a Medellín con otros municipios, lo que permitía el traslado de drogas y armas.
La sombra de las operaciones militares
Entre 2001 y 2004 la fuerza pública desarrolló 34 operaciones militares en la Comuna 13 para buscar retomar el control del territorio. Sobre algunas de ellas han surgido cuestionamientos por presuntas violaciones de derechos de la población civil que han sido denunciadas por las víctimas y ahora son investigadas por la JEP.
El tribunal estableció que entre 2002 y 2003 se concentraron allí los casos de desaparición con alrededor de 190 víctimas, justo cuando tuvo una presencia dominante el bloque paramilitar Cacique Nutibara y al mismo tiempo en que se depositaban residuos de construcción en La Escombrera, donde al inicio sólo se explotaba arena. Sin embargo, el tribunal no descarta que pueda haber víctimas de otras estructuras armadas.
"La zona de La Escombrera era una base paramilitar por lo menos desde mediados del año 2002", aseguró a la AP el magistrado Gustavo Salazar, encargado de la investigación. “Allí llevaban a la gente que era privada de la libertad por parte de estos grupos y a veces se les interrogaba, se les torturaba o simplemente se les asesinaba y se les enterraba bajo la convicción de que los cuerpos nunca iban a aparecer”, explicó.
Los asesinatos y enterramientos en La Escombrera han sido admitidos por exparamilitares que se acogieron a un proceso de paz desde 2003 y que fueron condenados posteriormente.
El tribunal usó esos testimonios junto con las investigaciones de la Fiscalía e imágenes satelitales para definir la zona de excavación. Se trató de un hito, dado que en 2015 la Fiscalía también había intentado excavar sin éxito.
Según Salazar, se busca examinar si hubo una responsabilidad de miembros de la fuerza pública en asociación con grupos paramilitares. En la investigación que avanza en la JEP aún no hay imputaciones por el caso de La Escombrera.
Entre la esperanza y el miedo
Margarita Restrepo tiene miedo de encontrar a su hija Carol, de 17 años, enterrada en La Escombrera, un lugar que observa todo el tiempo desde su casa.
“Para mí eso va a ser muy duro si yo la encuentro ahí. Es como si a usted se le perdiera su mascotita y que usted haya salido a buscarla por todos los lados y que después se dé cuenta que está ahí, en el patio de su casa enterrada”, contó afligida.
Su temor se avivó luego de que en julio fueron encontrados dos cuerpos, uno de los cuales, según le han dicho, es de una joven de entre 16 y 18 años con una “dentadura perfecta”, como ella recuerda a su hija. Ahora está esperando los resultados forenses y de ADN.
La joven desapareció el 25 de octubre de 2002 cuando se desarrollaba la Operación Orión, la más recordada de las operaciones militares en la Comuna 13 que incluyó policías, soldados y apoyo aéreo durante el inicio del gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
El Tribunal ha encontrado fosas de baja profundidad, algunas de 50 centímetros, pero con un nivel alto de preservación de estructuras óseas que ha permitido identificarlas y entregarlas a sus familiares.
El hallazgo generó un debate entre dos sectores opuestos en Colombia. Por un lado, el partido conservador Centro Democrático defendió la política de seguridad de Uribe y la Operación Orión asegurando que no fue entonces cuando se produjeron las desapariciones, al tiempo que acusó al tribunal de paz de utilizar el hallazgo políticamente. Por su parte, el presidente Gustavo Petro, el primero de izquierda en gobernar el país, lo leyó como una prueba de la violencia estatal y paramilitar que por años ha denunciado.
En un futuro, cuando las excavaciones en La Escombrera se den por terminadas, las familias buscadoras quieren que se haga un memorial en honor a todos los desaparecidos. “Queremos que quede plasmado ahí todo este dolor... y que se cuente la historia verdaderamente al país con respeto", aseguró Restrepo.
Pero aún con la actual búsqueda, las mujeres no están conformes.
Mirando desde la cima del vertedero Galeano señaló una montaña colindante en la que cree que también hay fosas comunes y que nunca se ha excavado. "Desde el 2001 venimos denunciando que puede haber más de 350 cuerpos, pero no hemos sido escuchadas”.