Crece la presión en torno a la demorada regulación de la minería en aguas profundas
El debate sobre la normativa propuesta para la explotación minera de los fondos marinos se prolongará hasta el año que viene luego de que la agencia de la ONU que supervisa el lecho internacional concluyó el miércoles su última reunión del año.
El debate en curso ha generado una creciente preocupación ante la posibilidad de que una empresa o país sea el primero en el mundo en solicitar una licencia de explotación antes de que exista un marco legal regulador.
Juan José González, presidente del consejo de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, dijo a reporteros que si se presentase una solicitud de este tipo, la institución se verá en la obligación de discutirla.
“Preferiríamos, por supuesto, tener una legislación en vigor", afirmó.
Michael Lodge, secretario general de la agencia, dijo que el consejo espera tener un borrador del código para la explotación minera para 2025.
Pero una empresa canadiense, cuya filial se espera que sea la primera en solicitar un permiso de explotación minera en aguas profundas, declaró a finales de la semana pasada que espera hacerlo a mediados de 2024.
Corey McLachlan, de The Metals Company, destacó que, aunque ahora cualquier país o empresa tiene derecho legal a solicitar esa licencia, “estamos dispuestos a dar (a la agencia) ese tiempo y esfuerzo adicionales”.
La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ha concedido más de 30 licencias de exploración, pero ninguna de explotación.
La exploración se lleva a cabo en una zona de 4,5 millones de kilómetros cuadrados (1,7 millones de millas cuadradas) entre Hawai y México, a una profundidad de hasta 6.000 metros (19.000 pies).
Entre los titulares de estos permisos está Nauru Ocean Resources, Inc, filial de The Metals Company, que colabora con el gobierno de la pequeña nación insular de Nauru, en el Pacífico, que ha hecho presión en favor de la explotación minera en aguas profundas.
Quienes buscan poner en marcha explotaciones mineras de este tipo dicen que responden al aumento de la demanda de metales como el cobre, el níquel y el cobalto, utilizados en tecnologías de energías limpias. Además, sostienen que es más barata que la minería terrestre y que tiene menos impacto ambiental.
Pero los científicos y activistas medioambientales advirtieron que este tipo de explotaciones podrían provocar ruido, luz y asfixiantes tormentas de polvo, y que no se sabe lo suficiente sobre las profundidades marinas, de las que se han explorado menos del 1%.
Más de 20 países han pedido una moratoria o una prohibición, y empresas como BMW y Samsung se han comprometido a evitar el uso de minerales extraídos del abismo oceánico.