Alud de pasaportes paraliza procesos de adopción en Haití
Decenas de niños han quedado atrapados en orfanatos de todo Haití, incapaces de abandonar el país cada vez más inestable y comenzar una nueva vida con sus padres adoptivos
Decenas de niños han quedado atrapados en orfanatos de todo Haití, incapaces de abandonar el país cada vez más inestable y comenzar una nueva vida con sus padres adoptivos en el exterior. Un cambio en la política estadounidense desató una avalancha de solicitudes de pasaportes haitianos, abrumando la única oficina que emite esos documentos en la nación caribeña.
El presidente Joe Biden anunció el mes pasado que Estados Unidos aceptará a 30.000 personas al mes de Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela si pasan una verificación de antecedentes y tienen un patrocinador elegible y un pasaporte. La consecuente demanda de pasaportes haitianos desbordó la oficina que los emite en la capital, Puerto Príncipe, donde ni siquiera las personas con cita pueden abrirse paso entre la multitud agresiva o conseguir una cita nueva.
Mientras tanto, los padres adoptivos en Estados Unidos dicen que el Departamento de Estado norteamericano se ha negado a otorgar exenciones de pasaportes, por lo que temen que sus hijos sucumban en Haití al hambre, el cólera o la violencia de las pandillas.
“Es exasperante”, manifestó Bryan Hanlon, un inspector postal que vive con su esposa en Washington, D.C.
El año pasado ellos se convirtieron en los padres legales de Peterson, de 5 años, y Gina, de 6, y temen no poder obtener pronto pasaportes para los niños y sacarlos de Haití, que ha estado sumergido en una espiral descendente desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021.
El año pasado, el número de secuestros denunciados en Haití se disparó a 1.359, más del doble que el año anterior, y se registraron 2.183 asesinatos, un tercio más que en 2021, según Naciones Unidas. Las pandillas también están violando a mujeres y niños a un ritmo alarmante, incluidos menores de apenas 10 años, agregan las autoridades.
Más de 1 millón de niños no van a la escuela en Haití como resultado de disturbios sociales y otros problemas, con 72 escuelas reportando ataques violentos desde octubre, en comparación con apenas ocho durante el mismo período del año anterior. Los grupos armados han atacado más de una decena de escuelas e incendiado una, y también mataron a un estudiante y secuestraron al menos a dos maestros, según estadísticas de la UNICEF publicadas el jueves.
El país también está luchando contra un brote letal de cólera y un aumento en la hambruna.
El año pasado, Peterson, de 5 años, sufrió desnutrición y debió ser trasladado a una clínica, donde recibió tratamiento durante un par de meses.
En octubre, los hermanos tuvieron que huir del orfanato junto con una cuidadora cuando las pandillas asaltaron el barrio, matando a decenas de civiles e incendiando casas. La violencia que se desata cuando las pandillas se disputan un territorio ha dejado sin techo a decenas de miles de haitianos.
“Ese fue el peor día de nuestras vidas”, afirmó Hanlon. “No sabíamos si estaban vivos o muertos”.
Con su orfanato abandonado debido a la violencia, una de las cuidadoras se llevó a los niños a su propia casa en el sur de Haití, donde permanecen actualmente, agregó.
Hanlon relató que él y su esposa le envían dinero a la cuidadora, pero que “algunos días, simplemente no hay comida para comprar ni combustible para cocinar”. Otras veces, añadió, ella no puede salir de casa para recoger el dinero porque es demasiado peligroso.
Brooke Baeth, una terapeuta del habla en una escuela primaria en Minnesota, comprende ese miedo y frustración. Hace casi un año ella y su esposo se convirtieron en los padres legales de una niña de 5 años en Haití, pero no saben cuándo podrán reunirse con ella.
A fines de enero, los cuidadores de su hija tomaron un vuelo con ella desde su orfanato en el norte de Haití a Puerto Príncipe, sólo para encontrarse con una enorme multitud en la oficina de migración. A pesar de tener una cita, no pudieron entrar, ni tampoco algunos de los propios empleados de la oficina, agregó Baeth.
“Es simplemente devastador”, expresó. Agregó que, al igual que los Hanlon, ellos no han podido obtener una exención de pasaporte del Departamento de Estado. “Parece que no están escuchando nuestras voces”.
Un portavoz del Departamento de Estado aseguró que la adopción internacional es una de las principales prioridades de la agencia y que utiliza todas las herramientas apropiadas para identificar y superar los problemas.
“Entendemos que en la actualidad es difícil para los futuros padres adoptivos obtener un pasaporte haitiano” para sus hijos, sostuvo el vocero. “Seguimos comprometidos a ayudar a los futuros padres adoptivos a recorrer el proceso de la adopción internacional, que es complicado a menudo. Seguiremos colaborando con el gobierno haitiano en este asunto”.
Hanlon destacó que ellos son los padres legales de Gina y Peterson, no futuros padres adoptivos.
Él compartió mensajes de correo electrónico con The Associated Press en los que el gobierno de Estados Unidos rechazó su solicitud de exención, alegando que tanto la oficina de migración de Haití como el Ministerio del Interior estaban abiertos y que las exenciones de pasaporte son para usar sólo caso por caso y como último recurso.
Ryan Hanlon, presidente y director ejecutivo del U.S. National Council for Adoption (Consejo Nacional de Estados Unidos para la Adopción y quien no es familiar de Bryan Hanlon), dijo en una entrevista telefónica que el manual del Departamento de Estado pide a los funcionarios que prioricen los casos de adopción.
“¿Podemos sostener que priorizamos la adopción cuando tenemos opciones legales que elegimos no utilizar?” preguntó. “Es la seguridad de los niños lo que nos preocupa aquí”.
Dada la continua aglomeración en la principal oficina de migración de Haití, los funcionarios del gobierno abrieron recientemente dos oficinas improvisadas en un gimnasio y una cancha de fútbol en otro lugar de Puerto Príncipe. También implementaron un horario que reservaba días específicos para grupos que incluían mujeres y ancianos. Se han reservado los sábados para los niños.
Las autoridades dicen que no saben cuántos niños haitianos se encuentran en esta situación, pero dos de las 11 agencias estadounidenses que son los principales proveedores de servicios de adopción en Haití dicen que una decena o más de sus niños se han visto afectados y que el número está aumentando. De 2016 a 2020, los estadounidenses adoptaron a 827 niños de Haití, según las estadísticas más recientes del Departamento de Estado. Apenas 96 niños fueron adoptados en 2020, frente a un máximo de 227 en 2017.
A través de una agencia de adopciones, llamada A Love Beyond Borders (Un amor más allá de las fronteras, con sede en Colorado), han sido adoptados al menos 13 niños en Haití, pero ellos no han podido recibir pasaportes debido a un retraso en el procesamiento de los documentos que crece cada día, afirmó Stephanie Thoet, coordinadora del programa de la agencia en Haití.
Observó que incluso los funcionarios del Ministerio del Interior de Haití no han podido ingresar a la oficina de pasaportes para entregar manualmente los archivos de los niños adoptados y que le preocupa que las pandillas maten o secuestren a los agentes mientras viajan de un lado a otro con el papeleo que lleva años completar.
“Estoy aterrorizada cada vez que van”, admitió.
En otra agencia, Wasatch International Adoption, con sede en Utah, al menos una decena de niños que ya han sido adoptados no pueden obtener un pasaporte, y el número aumenta cada vez más, afirmó Chareyl Moyes, gerente del programa de la agencia para Haití.
“La situación es desesperada”, manifestó, y añadió que le preocupa que maten a un niño o a un cuidador. “¿Quieren que esperemos hasta que se llegue a ese punto?”, añadió.
Baeth dice que a su hija le cuesta entender por qué tardan tanto en estar juntos. Le dicen a ella lo mucho que significa para ellos y le envían imágenes de la nieve, lo que hace que pregunte emocionada si puede comérsela. Los cuidadores de la niña, que cuando sea mayor quiere ser jinete de unicornio, han enviado videos de ella dando volteretas y saltos mortales.
Hanlon relató que su hija sabe lo que está pasando: “Ella entiende lo suficiente como para sentirse frustrada”.
Recordó cómo Gina estaba molesta un día y que le dijo a su cuidadora: “Ya no quiero hablar con ellos en videos. Quiero hablar con ellos en persona”.
Su hijo, sin embargo, es más joven.
Hanlon cuenta que cuando le dicen que no puede viajar a ciertas partes de Haití, les dice a los otros niños que no se preocupen, asegurándoles: “Mi padre es como Superman. Bajará volando y matará a los malos”.
Hanlon hizo una pausa al quebrársele la voz.
“Algunos días, siento que lo estoy defraudando”.