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La hierba que mejora la memoria, reduce la ansiedad y podría proteger contra el Alzheimer

El romero es más que un condimento: es un remedio natural con respaldo científico y tradición milenaria

Dipa Kamdar
Martes, 17 de junio de 2025 15:58 EDT
La hierba que mejora la memoria, reduce la ansiedad y podría proteger contra el Alzheimer
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El romero (Rosmarinus officinalis) es una hierba aromática que crece en la región del Mediterráneo y forma parte de la cocina tradicional en muchas partes del mundo. Pero además de su sabor característico, tiene propiedades que favorecen la memoria, reducen la inflamación y refuerzan las defensas del cuerpo.

A través de diversos estudios, se comprobó que el romero podría contribuir a prevenir el Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria y perjudica la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.

Desde la antigüedad, el romero se asocia con la memoria y la claridad mental. En Grecia y Roma, estudiantes y pensadores lo usaban con la esperanza de mejorar la concentración y la capacidad de recordar.

La ciencia moderna sugiere que esas antiguas creencias podrían tener fundamento. En un estudio, las personas que inhalaron el aroma del romero obtuvieron mejores resultados en pruebas de memoria, en comparación con quienes estuvieron en un ambiente sin fragancia.

¿Cómo influye el romero en el cerebro? Hay varias posibles explicaciones.

El romero (Rosmarinus officinalis ) es una hierba aromática originaria del Mediterráneo
El romero (Rosmarinus officinalis ) es una hierba aromática originaria del Mediterráneo (Getty)

Para empezar, el romero estimula la circulación sanguínea, incluso a nivel cerebral, lo que favorece el suministro de oxígeno y nutrientes a las neuronas y, a su vez, puede mejorar la claridad mental. Además, posee propiedades relajantes: algunos estudios señalan que su aroma ayuda a reducir la ansiedad y a mejorar la calidad del sueño. Menos estrés se traduce en una mayor capacidad de concentración y mejor retención de información.

El romero contiene compuestos que interactúan con los neurotransmisores del cerebro. Uno de ellos, el 1,8-cineol, ayuda a evitar la descomposición de la acetilcolina, una sustancia clave para el aprendizaje y la memoria. Al conservar niveles saludables de acetilcolina, esta hierba aromática puede favorecer el rendimiento cognitivo, sobre todo con el paso de los años.

Otro punto a favor: el romero es rico en antioxidantes, que protegen las células del cerebro frente al daño causado por el estrés oxidativo, uno de los principales factores del deterioro cognitivo.

Además, esta planta concentra fitocompuestos con efectos beneficiosos para la salud. Uno de los más potentes es el ácido carnósico, un antioxidante y antiinflamatorio que ayuda a proteger las células cerebrales, especialmente del tipo de daño asociado con enfermedades como el Alzheimer.

Diversos estudios sugieren que el romero podría contribuir a prevenir el Alzheimer
Diversos estudios sugieren que el romero podría contribuir a prevenir el Alzheimer (Getty/iStock)

En 2025, un grupo de investigadores desarrolló una versión estable del ácido carnósico, llamada diAcCA. En estudios preclínicos prometedores, este compuesto mejoró la memoria, aumentó la cantidad de sinapsis —las conexiones entre las células cerebrales— y redujo proteínas dañinas relacionadas con el Alzheimer, como la beta-amiloide y la tau.

Lo más prometedor de la diAcCA es que solo se activa en las zonas del cerebro donde hay inflamación, lo que podría reducir los efectos secundarios. Hasta ahora, los estudios en ratones no han mostrado señales de toxicidad y sí mejoras notables en la función cognitiva, lo que abre la puerta a posibles ensayos en humanos.

Los investigadores también creen que la diAcCA podría ayudar a tratar otras afecciones inflamatorias, como la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad de Parkinson.

Más allá del cerebro

Los beneficios del romero podrían ir mucho más allá de la salud mental. Tradicionalmente, se ha usado para aliviar la digestión, reducir la hinchazón y combatir la inflamación.

Compuestos como el ácido rosmarínico y el ácido ursólico tienen efectos antiinflamatorios en distintas partes del cuerpo. Incluso puede beneficiar a la piel: una revisión científica sugiere que el romero ayuda a calmar el acné y el eccema, mientras que el ácido carnósico podría ofrecer efectos antienvejecimiento al proteger la piel del daño solar.

El aceite esencial de romero también tiene propiedades antimicrobianas. Se ha demostrado su eficacia en la conservación de alimentos y posibles aplicaciones farmacéuticas, ya que puede inhibir el crecimiento de bacterias y hongos.

En general, el romero es seguro cuando se consume como parte de comidas, infusiones o en forma de aromaterapia. Pero en concentraciones altas, como extractos o suplementos, puede presentar riesgos. Consumirlo en exceso puede causar vómitos y, en casos poco frecuentes, provocar convulsiones, especialmente en personas con epilepsia.

Existe también un riesgo teórico de que el romero estimule contracciones uterinas, por lo que las personas embarazadas deben evitar consumirlo en dosis elevadas. Además, puede interferir con algunos medicamentos, como los anticoagulantes. Por eso, antes de tomarlo en forma de suplemento o en grandes cantidades, lo mejor es consultar con un profesional de la salud.

El romero es mucho más que un condimento de cocina: es un remedio natural con raíces ancestrales y respaldo científico actual.

Con el avance de la investigación, en especial sobre compuestos prometedores como la diAcCA, el romero podría desempeñar un papel importante en el tratamiento del Alzheimer y otras enfermedades crónicas.

Mientras tanto, incorporar un poco de romero a tu rutina, ya sea en tus comidas, en una infusión o a través de su aroma, puede aportar beneficios reales para tu salud.

Dipa Kamdar es profesora titular de Práctica Farmacéutica en la Universidad de Kingston.

Este artículo se publicó originalmente en ‘The Conversation’ y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducción de Leticia Zampedri

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