Las teorías astrológicas sobre Mercurio retrógrado son completamente infundadas, pero hay una generación entera que sigue esa tendencia
Olivia Petter pregunta: ‘¿Eres un millennial con problemas? Seguro que le echas la culpa a la Luna. Pero a fin de cuentas, ¿te conviene recurrir a la astrología para explicar tus problemas personales y profesionales, o esa tendencia es nada menos que síntoma de una generación en crisis?’
Pregúntale a cualquier mujer millennial qué es lo que ha regido su vida este año y lo más probable es que te responda “la Luna“. Pero si le preguntas por esta semana en concreto, sin duda te empezará a hablar de Mercurio retrógrado. En ambos casos, hablará muy en serio. Y te sentirás mal por querer reírte.
Hace tan solo unos años, incluso la gente de mente más abierta se hubiera puesto los ojos en blanco y se hubieran reído de este tipo de comentarios. Sin embargo, en 2023, la de actividad astrológica es un tema recurrente en los grupos de WhatsApp de todo el mundo, sobre todo si eres una mujer de determinado perfil, que pasa determinada cantidad de tiempo en determinado rinconcito de Internet. Digo yo.
Permíteme compartir una selección de memes relacionados con la Luna y Mercurio retrógrado que vi recientemente en mi feed de Instagram: “Respeto a la luna porque controla tres de nuestras entidades más preciadas: los océanos, las mujeres y el vino natural”, reza uno. “Mercurio estará en modo retrógrado mañana, si eres de mi pasado no vuelvas por fa”, ruega otro. “Mercurio estará en modo retrógrado en unos días, ¡¡¡no llames la atención y no abras la boca!!! ¡Va a ser una locura total!”, advierte un tercero.
La semana pasada se multiplicaron los comentarios de este tipo, ya que el miércoles 13 de diciembre comenzó la luna nueva y el último Mercurio retrógrado del año. En otras palabras, dos grandes movimientos astrológicos coincidieron para crear un gran fenómeno cósmico. Si nada de esto te suena, permítame que te lo explique.
Vamos a suponer que sepas lo mínimo sobre la actividad lunar (al menos hasta el punto de que hayas mirado al cielo nocturno y te hayas fijado en la Luna). Puede que sepas que las lunas nuevas suelen producirse una vez al mes, dado que la luna tarda aproximadamente 28 días en orbitar la Tierra. Para la mayoría de la gente, el tema no les inspira mayor interés. Pero para otros, es el punto de partida para un universo entero en el que los movimientos de la luna controlan nuestro bienestar psicológico, emocional e incluso menstrual. No es del todo infundado: algunos estudios sugieren que existe una sincronía entre el ciclo lunar y la menstruación.
Combina esto con el fenómeno de Mercurio retrógrado y se convierte en un festín para los sentidos de aquellas personas con tendencias espirituales. Mercurio retrógrado, que se produce durante unas semanas cada cuatro meses aproximadamente, es una fase en la que el planeta Mercurio parece adelantar a la Tierra en su órbita, lo que crea una ilusión óptica en la que parece que se mueve hacia atrás.
La tradición astrológica sugiere que, dado que Mercurio es el planeta que rige la expresión y la comunicación (recibe su nombre del dios mensajero romano), dicho evento cósmico puede provocar malentendidos entre amigos y amantes, discusiones entre las personas más cercanas y muchos momentos de manía emocional. De ahí que, en las redes sociales, la frase en sí se haya convertido en sinónimo de caos. Basta con echar un vistazo rápido a “memes de Mercurio retrógrado” en Google para entender a qué me refiero.
Hasta aquí, todo tiene sentido. Sin embargo, en los últimos años se ha culpado a esta anomalía arbitraria de los planetas de todo, desde rupturas y divorcios hasta colapsos y crisis existenciales en toda regla. Una búsqueda rápida en mis mensajes de WhatsApp lo confirma. “Me volví loca por lo del Mercurio retrógrado”, me escribió una amiga en abril, durante el segundo Mercurio retrógrado del año. “El Mercurio retrógrado me c**ó la vida”, se quejó otro amigo en septiembre de 2022. “¿Alguien más anda medio loco desde el viernes? ¿O soy solo yo?”, preguntó otro, cuatro meses antes. “Ah, espera, acabo de ver que Mercurio está en modo retrógrado”.
La luna es igual de pícara a la hora de meterse en nuestas vidas, por lo visto. “La luna me c**ó la semana”, comentó una amiga hace unos meses en relación a la luna llena. “¡Qué día complicado! Estoy buscando rituales lunares en Google”, agregó otra. Ya me entiendes.
Pero ¿qué hay de verdad en la astrología? Según la tradición astrológica que prolifera en en Internet, al igual que a cualquier empresa que fabrique productos relacionados la misma, estas teorías son ciertas. Yo antes creía en todo eso. Pero hoy en día, dudo que tenga algún beneficio concreto.
No me malinterpretes; entiendo el atractivo. Cuando pasas por un momento difícil, ya sea en casa, en el trabajo o en tu relación, es mucho más fácil culpar a una fuerza cósmica que apenas entiendes que analizar tus propios defectos. En el mundo moderno, casi nunca se nos anima a responsabilizarnos de nuestras propias acciones, ni a intentar comprender cómo contribuimos a nuestras actitudes negativas. ¿Por qué? Porque es mucho menos rentable. Se gana mucho dinero aconsejar a la gente lo que puede comprar para resolver los problemas.
Pero también nos conviene atribuir nuestros defectos a estas teorías. Si culpamos a Mercurio, nos libramos de cualquier responsabilidad. Nos tranquiliza saber que lo que estamos pasando es temporal. Se trata de un momento aislado en el tiempo; esta fase astronómica terminará. Pensar de este modo nos da la opción de seguir adelante, dejar los problemas atrás y sentirnos felices un rato. Al menos hasta el próximo Mercurio retrógrado.
Es justamente por eso que la astrología tampoco nos beneficia. De hecho, yo diría que la proliferación de conversaciones sobre la Luna y Mercurio es un indicio de lo mal preparados que estamos para hacer frente a los problemas de la vida moderna. No descarto el concepto por completo (aunque los científicos insisten en que Mercurio retrógrado no es más que una ilusión óptica), pero sí creo que deberíamos dejar de atribuirle tanto peso cultural.
Los estudios no han demostrado ninguna correlación entre los planetas y el comportamiento humano. Dudo que lo hagan en un futuro próximo. Aunque puede resultar útil aferrarse a algo concreto cuando se está pasando por un mal momento, creo que es mejor invertir la energía en hablar con un terapeuta o leer un libro escrito por uno. No te limites a levantar la vista por la noche y esperar que algo cambie. Solo acabarás sintiéndote decepcionado si la vida sigue igual.
Traducción de Anna McDonnell