Desconocemos más sobre la Luna de lo que pensábamos, descubre la NASA

Una nueva técnica que utiliza datos recogidos por una nave espacial ayudó a retroceder miles de millones de años en la historia de nuestro satélite natural

Julia Musto
en Nueva York
Jueves, 15 de mayo de 2025 14:13 EDT
¿El sol genera agua en la luna?

Científicos de la NASA afirmaron el miércoles haber desenterrado nuevos secretos sobre la Luna.

En concreto, han obtenido una mejor visión del interior del cuerpo celeste analizando los datos gravitatorios recogidos desde una nave espacial en órbita.

El análisis reveló una marcada diferencia entre las estructuras internas de la cara visible de la Luna y de la oculta. El lado visible presenta vastas llanuras formadas por roca fundida, pero el oculto es más escarpado. La Luna comenzó siendo una masa de roca fundida, y gran parte de su antigua superficie está cubierta de lava.

Algunas teorías sugieren que la actividad volcánica que se produjo en la Luna hace entre 2.000 y 3.000 millones de años generó cambios en su interior que habrían provocado la acumulación de elementos radiactivos en las profundidades del manto (capa intermedia) del lado visible. Este estudio ofrece las pruebas más sólidas de esa teoría hasta la fecha.

Esta ilustración muestra el interior caliente de la Luna hace miles de millones de años. Ahora, investigadores de la NASA afirman haber podido observar más de cerca el interior del cuerpo celeste
Esta ilustración muestra el interior caliente de la Luna hace miles de millones de años. Ahora, investigadores de la NASA afirman haber podido observar más de cerca el interior del cuerpo celeste (Credit: NASA/JPL-Caltech)

“Descubrimos que la cara visible de la Luna se distorsiona más que la cara lejana, lo que significa que hay algo fundamentalmente diferente en la estructura interna de la cara cercana de la Luna en comparación con su cara lejana”, explicó en un comunicado Ryan Park, supervisor del Grupo de Dinámica del Sistema Solar del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Continuó: “Cuando analizamos los datos por primera vez, nos sorprendió tanto el resultado que no nos lo creíamos. Así que hicimos los cálculos muchas veces para verificar los resultados. En total, es una década de trabajo”.

Los resultados se publicaron en la revista Nature.

Para llegar a estas conclusiones, desarrollaron un nuevo modelo gravitatorio de la Luna, que ayuda a observar las variaciones de la gravedad a medida que orbita alrededor de nuestro planeta.

Estas variaciones provocan la deformación de la Luna debido a la fuerza de marea de la Tierra. Al igual que la Luna puede dictar las mareas en la Tierra, la Tierra ejerce una atracción gravitatoria sobre la Luna.

Utilizaron datos sobre el movimiento de la nave Ebb and Flow de la misión GRAIL, que orbitó la Luna en 2011 y 2012.

Estas vistas de la cara visible (izquierda) y no visible de la Luna fueron tomadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA, una nave espacial robótica. Los datos de las naves ayudan a los científicos a comprender mejor las lunas, entre ellas Io, de Júpiter
Estas vistas de la cara visible (izquierda) y no visible de la Luna fueron tomadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA, una nave espacial robótica. Los datos de las naves ayudan a los científicos a comprender mejor las lunas, entre ellas Io, de Júpiter (Credit: NASA/JPL-Caltech)

Con la ayuda de una supercomputadora, los autores del estudio elaboraron lo que consideran el mapa gravitatorio más detallado de la Luna hasta la fecha. Los mapas gravitatorios muestran mediciones de la gravedad en un cuerpo celeste.

Al analizar sus resultados y compararlos con otros modelos, el equipo de Park descubrió una diferencia pequeña, pero mayor de lo esperado, en la deformación de los hemisferios.

En otro estudio, utilizaron la misma técnica para observar el interior de Vesta, un objeto situado en el cinturón principal de asteroides, entre Marte y Júpiter. Descubrieron que Vesta probablemente tiene un núcleo pequeño o carece de él, a diferencia de lo afirmado en teorías anteriores. Recientemente aplicaron una técnica similar a la luna volcánica Io de Júpiter; esto reveló que era improbable que la ardiente luna poseyera un océano de magma global.

“La gravedad es una propiedad única y fundamental de los cuerpos planetarios que puede utilizarse para explorar su interior profundo”, afirmó Park, y añadió: “Nuestra técnica no necesita datos de la superficie; basta con seguir el movimiento de la nave con mucha precisión para obtener una visión global de lo que hay dentro”.

Traducción de Sara Pignatiello

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