Misión de la NASA regresa a la Tierra con muestras del asteroide Bennu
El pasado 24 de septiembre, la cápsula OSIRIS-Rex aterrizó en el planeta Tierra y trajo consigo polvo cósmico, el cual fue recuperado en el desierto de Utah, en EEUU
Como si se tratara de una ofrenda del espacio, la cápsula OSIRIS-Rex de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, por sus siglas en inglés) trajo consigo una muestra de asteroides muy cercanos al cuerpo celeste de Bennu.
Según astrónomos de la Agencia, la cápsula atravesó la atmósfera a 15 veces la velocidad de una detonación de arma de fuego, en específico, a la de un rifle. Cuando ingresó a nuestro planeta, se convirtió en una bola de fuego que disminuyó gracias al escudo de calor y un paracaídas volvió liviano su descenso.
Según refirió la agencia de noticias BBC, OSIRIS-Rex trae consigo rocas espaciales del tamaño de una montaña, las cuales podrían brindar información tan compleja de la existencia humana: “¿De dónde venimos?”.
Hasta el momento, se tiene conocimiento que el asteroide Bennu orbita cerca de nuestro planeta y, aunque las probabilidades de que se impacte en la Tierra son bajas, la NASA lo ha catalogado como un objeto “potencialmente peligroso”.
Y es que, según los expertos de la expedición, una vez que logren tener acceso a los 250 gramos de material cósmico, podrían desvelar algunos paradigmas del universo; algunos de estos fragmentos aseguran que podrían ser “más antiguos que nuestro sistema solar”.
Una de las preguntas más complejas que esperan resolver es de dónde proviene toda el agua de nuestros océanos; asimismo, de dónde viene el aire que respiramos; y uno de los cuestionamientos más complejos es la fuente de dónde provienen las moléculas orgánicas que permiten la vida en la Tierra.
Según la NASA, el asteroide Bennu tiene 500 metros de diámetro. En contraste con algunos de los edificios más emblemáticos del mundo, el Empire State de Nueva York mide 443 metros de altura; mientras que la Torre Eiffel, en París, mide 324 metros.
En caso de que este cuerpo logre impactarse con nuestro planeta, la fecha prevista sería el 24 de septiembre de 2182. En caso de colisionar, la energía liberada sería la equivalente a la producida por 22 bombas atómicas.