¿El diablo anda suelto? Esto es lo que se sabe del día de San Bartolomé
Según la tradición, este día hay que cuidarse de no realizar actividades peligrosas pues cualquiera podría ser víctima de fenómenos extraordinarios provocados por el maligno
El 24 de agosto se celebra el día de San Bartolomé, patrono de los carniceros y fabricantes de libros, quien fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo, según relatan los evangelios de la Biblia, en donde se dice que fue llamado por Felipe.
Según la tradición, tras la muerte y resurrección de Cristo y el envío del Espíritu Santo en Pentecostés, Bartolomé partió hacia la India donde, según Eusebio de Cesarea, dejó una copia del Evangelio de Mateo escrita en arameo; y de ahí se fue a Armenia en donde se cree que el santo murió martirizado.
La tradición cuenta que, después de predicar en lugares como Mesopotamia, Persia y Egipto, fue en Abanópolis (Armenia), una ciudad de la costa occidental del mar Caspio, donde fue condenado por el rey Astyages de Derbent a ser desollado vivo y después ser decapitado.
¿Por qué se dice que el “diablo anda suelto” el día de San Bartolomé?
Una leyenda, que se originó en Perú, cuenta que, en una de sus peregrinaciones, el santo sintió curiosidad cuando vio que los habitantes del Valle de Chicama caían con frecuencia en tentaciones y perdían todas sus posesiones.
El maligno entonces retó a Bartolomé a una carrera y apostó la libertad de torturar o salvar a las almas de esta región de Perú.
Según la leyenda, el demonio aprovechó la ventaja que le llevaba a Bartolomé y, después de una ruta de 7 kilómetros decidió descansar. El santo entonces, encomendado a Dios, dio un salto que lo hizo cruzar todo el río de Chicama con una gran ventaja sobre su competidor.
Al intentar retomar la carrera, el diablo tropezó y cayó al río por lo que, cuando salió, prometió que en venganza, cada día del también llamado San Bartolo, volvería a la Tierra para molestar a los cristianos, por lo que la tradición les recomienda este día no jugar con fuego, armas o nadar en aguas profundas.
En el monte Gasñape, donde se supone que se llevó a cabo la carrera, los pobladores aseguran que aún se puede ver la huella del pie del santo que dejó cuando dio el salto. Además, aseguran que las aguas cercanas a la región se mantienen turbulentas en donde el diablo habría caído.