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‘El lobo de Dios’: la historia de Marcial Maciel, el sacerdote que se convirtió en símbolo de la impunidad eclesiástica

La docuserie de HBO es una reconstrucción de un la red de complicidades que blindó a Maciel durante más de medio siglo, escribe Santiago Barraza López

Jueves, 14 de agosto de 2025 15:03 EDT
Marcial Maciel: El lobo de Dios reconstruye los crímenes del fundador de los Legionarios de Cristo y desnuda el sistema de poder y silencio que lo mantuvo intocable durante más de medio siglo.
Marcial Maciel: El lobo de Dios reconstruye los crímenes del fundador de los Legionarios de Cristo y desnuda el sistema de poder y silencio que lo mantuvo intocable durante más de medio siglo. (AP)

Durante décadas, fue presentado como un líder carismático, un constructor de escuelas y vocaciones, un hombre de Dios y el “mayor recaudador de fondos de la Iglesia católica moderna”. Pero bajo la sotana de Marcial Maciel se escondía una doble vida hecha de abusos, engaños y una red de complicidades. Marcial Maciel: El lobo de Dios, la nueva docuserie de HBO Max, reconstruye los crímenes del fundador de los Legionarios de Cristo y desnuda el sistema de poder y silencio que lo mantuvo intocable durante más de medio siglo.

La historia detrás del documental

El proyecto de cuatro episodios combina entrevistas a sobrevivientes de abuso, periodistas, exlegionarios y especialistas, junto con material de archivo inédito. El objetivo, según Sergio Nakasone, vicepresidente de Contenidos No Guionado de Warner Bros. Discovery fue: “Darle voz a todos (los involucrados)” y “que el público (…) sea quien haga su juicio”.

La docuserie es una reconstrucción de la red de complicidades que blindó a Maciel durante más de medio siglo. Según datos internos publicados por la propia congregación en 2019, el sacerdote abusó de al menos 60 menores y, en total, se documentaron 175 casos de abuso en los Legionarios de Cristo. A pesar de estas cifras, Maciel logró mantener el favor del Vaticano, la cercanía con figuras como Juan Pablo II y la expansión global de su congregación.

El estreno en 2025 llega en un momento en el que América Latina enfrenta un ajuste de cuentas con instituciones religiosas, y cuando más sobrevivientes han decidido hablar públicamente. Tras el movimiento #MeToo, los escándalos en Chile, Argentina o Francia, y la presión mediática han abierto espacios que antes parecían cerrados. El lobo de Dios se presenta como un recordatorio de que la memoria y la justicia pueden llegar tarde… pero llegan.

El hombre detrás del mito

En 1941, Maciel, un joven sacerdote mexicano, fundó en México la congregación de los Legionarios de Cristo. Con una disciplina casi militar y un enfoque en formar a jóvenes para el liderazgo, la congregación creció rápidamente, abriendo colegios y universidades de élite en México, América Latina, Estados Unidos y Europa.

Maciel cultivó una imagen de austeridad y entrega absoluta a la Iglesia. Siempre impecablemente vestido, cercano a empresarios y políticos, se presentaba como un pastor preocupado por la juventud y la educación. Pero bajo esa fachada se escondía una doble vida.

Las primeras denuncias públicas contra él surgieron en los años noventa, aunque los testimonios internos databan de mucho antes. Exseminaristas lo acusaron de abusos sexuales sistemáticos, cometidos a lo largo de décadas. Investigaciones posteriores revelarían que Maciel había tenido hijos con al menos dos mujeres distintas y que también abusó de algunos de ellos. A esto se sumaban acusaciones de consumo de drogas, malversación de fondos y compra de voluntades dentro de la curia romana.

Marcial Maciel en 2005
Marcial Maciel en 2005 (AFP/Getty)

Durante años, las denuncias fueron ignoradas o minimizadas por el Vaticano. Maciel gozaba de un estatus intocable, respaldado por una maquinaria de relaciones públicas y por las generosas donaciones que su congregación hacía a la Santa Sede. Fue hasta 2006, bajo el pontificado de Benedicto XVI, cuando se le ordenó retirarse a una vida de “oración y penitencia”. Nunca fue procesado por la justicia civil. Murió en 2008, en Estados Unidos, protegido por el silencio institucional.

El lobo de Dios muestra el impacto que tuvieron los abusos en la vida de las víctimas: familias rotas, fe perdida, carreras truncadas. Al mismo tiempo, se adentra en los pasillos del poder eclesiástico para explicar cómo se construyó y mantuvo la figura del “Padre Maciel” incluso cuando las pruebas en su contra eran abrumadoras.

Entre la memoria y la herida abierta

Contar la historia de Maciel hoy implica enfrentar un dilema: ¿cómo hablar de fe cuando el protagonista es un hombre que usó la religión para destruir vidas? La docuserie opta por no dar respuestas cerradas. Prefiere mostrar las contradicciones, dejar que el espectador se incomode, se indigne o se cuestione.

Este caso sirve como un espejo incómodo para México y América Latina. No solo por el tamaño del escándalo, sino por lo que revela sobre la relación del poder, el silencio y la impunidad. La figura de Maciel es un recordatorio de que los abusos no ocurren en el vacío: necesitan de cómplices, de instituciones que miren hacia otro lado, de comunidades que prefieran callar antes que confrontar.

Porque al final, El lobo de Dios es una radiografía de un sistema que permitió que esos crímenes ocurrieran. Es la historia de cómo la fe, el poder y el silencio pueden entrelazarse para crear un escudo casi impenetrable. Y es, sobre todo, un recordatorio de que romper ese escudo requiere algo más que valor individual: necesita la persistencia de quienes, a pesar de todo, siguen creyendo que la verdad importa.

Marcial Maciel: El lobo de Dios ya está disponible en HBO Max.

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