Robert Plant y Alison Krauss: “Cuando nos sale bien... nos miramos y nos reímos”
El cantante de Led Zeppelin y la estrella estadounidense de bluegrass hablan con Mark Beaumont sobre su nuevo álbum, la pandemia, la división en Estados Unidos, por qué el gobierno de Boris Johnson es como el regreso de Monty Python, y los años de Zeppelin
Para Robert Plant, recoger su primer grupo de premios Grammy en 2009 fue un momento de reivindicación. “Cada que subíamos al podio, veía a Coldplay empezando a ponerse de pie”, le dijo a Vanity Fair recientemente sobre la noche en que el álbum de covers de 2007 Raising Sand arrasó con los cinco premios a los que estaba nominado, “y yo decía: ¡Siéntense! ¡Mi turno! ¡Váyanse a la m****a!”. Alison Krauss, su colaboradora en el disco y una veterana de los Grammy, habiendo conseguido previamente 21 de ellos en una celebrada carrera en el bluegrass y la música country, por otro lado, estaba distraída por problemas urgentes que se desarrollaban bajo la superficie.
“Estaba más preocupada por mi ropa interior, debajo de lo que estaba usando”, se ríe por teléfono desde su casa de Nashville. “Costó mucho trabajo. ¡Jaja! De verdad te mantiene ocupada, todo el proceso de tratar de mantener todo en el lugar que le corresponde. Recuerdo caminar detrás del escenario tratando de ajustar todo tipo de cosas y [Robert] estaba como ‘vamos’... pero él tuvo una noche muy agradable y fue divertido, aunque la ropa interior desafortunadamente estaba requiriendo mucho de mi atención”.
Si esto hace que Plant y Krauss suenen como una pareja de ancianos en busca de un regalo de aniversario, es porque refleja la conexión musical obvia y natural entre estas dos veneradas figuras a través de la división cultural entre la música root y el rock. Raising Sand , que reinventa 13 gemas poco conocidas de los anales del blues, el country y el pop de los sesenta escogidos por el productor T Bone Burnett, fue una unión rica y evocadora de la impetuosidad del blues terrenal de Plant y la suntuosa precisión del bluegrass de Krauss, el canoso místico del rock trayendo arena al brillo de la reina del country puro. Y 14 años después, con su repertorio una vez más en manos de Burnett y muchos de los mismos músicos de Nashville, han repetido el truco.
“La verdad se sentía como que probablemente grabaríamos de nuevo”, dice Krauss sobre la larga brecha entre Raising Sand y el nuevo álbum igualmente noir y fascinante del par, Raise the Roof. “No sabía cuándo y uno no quiere forzar nada o hacer cosas fuera de tiempo. Esas líneas de tiempo de las cosas, no siempre sabes por qué son como son. Yo no estaba de brazos cruzados, y tampoco Robert, diciendo “hmmm, me pregunto por qué no estamos...’”.
Después de su éxito en los premios Grammy de 2009, explica Krauss, los dos se volvieron a reunir en un estudio para comenzar pronto a trabajar en un disco de seguimiento, pero después de tres años de trabajar en Raising Sand, grabado en 2006, era necesario un descanso. Otros proyectos (Krauss con su banda Union Station y Plant con Band of Joy y Sensational Space Shifters) se interpusieron; el descanso se convirtió en una década.
Sin embargo, un encuentro fortuito en el mismo cartel en la gira Outlaw Festival de Willie Nelson en Indianápolis, en septiembre de 2019, los llevó de vuelta a la órbita del otro, y las canciones salieron fácilmente. Un amor compartido por el “hermoso y significativo” groover fronterizo de Calexico “Quattro (World Drifts In)”, envió a Plant de regreso a Nashville para reavivar la vieja chispa.
“Alison y yo estamos a leguas de distancia en muchos aspectos”, dice Plant desde su casa en la frontera con Gales, “y luego, si te das cuenta, eso es parte de la magia de todo. Viene de nuestra continua sorpresa de cómo podemos darle un giro a las canciones una y otra vez. Nunca son realmente apropiadas para las limitaciones de mi voz algunas de las cosas country que apenas hemos tocado, pero cuando nos sale bien y es la clave correcta para que los dos cantemos... es tan sorprendente. Cuando cantamos, solo nos miramos y nos reímos”.
No es solo una sinergia de voces forjada en el cielo lo que es clave para el encanto de Plant/Krauss, aunque eso sigue siendo maravillosamente evidente cuando reinterpretan la optimista “The Price of Love” de The Everly Brothers como el lamento de un sórdido alcohólico, o se adentran en la oscuridad en el corazón de la balada patibularia de Ola Belle Reed “You Led Me to the Wrong”, el junk-rag vudú de “Last Kind Words” de Geeshie Wiley o el trágico rockero de Aubrie Sellers “Somebody Was Watching Over Me”. También es su amor y respeto por el material, incluso cuando atraen gran parte de él a las profundidades de algún pantano oscuro, y las raíces de cada uno.
Krauss recuerda su primera conversación, en un tributo a Leadbelly en el que Plant la había invitado a tocar con él, en Ohio en 2004; Plant se puso lírico sobre un álbum “misterioso y hermoso” de la leyenda del banjo de bluegrass Ralph Stanley llamado Clinch Mountain Gospel, un texto clave entre la comunidad del bluegrass de Krauss. “Habló de escuchar el disco en los años setenta, conduciendo a través de los Apalaches”, cuenta ella, “porque estaba muy desconcertado en general sobre su vida musical y sobre la música que salía de cierta región. Escucharlo mencionar a nuestra gente fue realmente conmovedor... Llegué a casa después de ese viaje y mi hermano dijo ‘¿cómo es él?’ y respondí ‘es como nosotros’”.
¿Estaba intimidada por conocerlo? “No, en absoluto. Estaba sorprendida. No tenía ni idea de cómo era, lo había visto en MTV en los ochenta y amaba mi parte de crecer con nueva música suya. A mi hermano y a mí nos encantó ‘Big Log’, se nos hizo impresionante. Me sorprendió lo genuinamente amable y generoso que era [él], y fue un placer estar cerca... Es una persona muy generosa y amable. Uno escucha que hay personas que iluminan la habitación en la que entran, pero esa es una afirmación verdadera sobre él”.
Por su parte, Plant apreció la cercanía con el mundo bluegrass. “Son una familia”, expresa. “Son una familia unida y yo aprecio eso. Hay algo en el hecho de venir de una raíz robusta... rezuma cierto encanto”.
“Somos de dos mundos diferentes, pero es una incompatibilidad muy agradable”, dice Krauss sobre su conexión. Como tal, ambos álbumes, coinciden los dos, fueron experiencias de aprendizaje mutuo. “Puedes escuchar lo que aprendí”, comenta Plant, “Aprendí a aplicarme en canciones en las que la voz está tan desnuda... No hay gritos primitivos, solo tienes que contar la historia”.
Krauss, mientras tanto, aprendió a salir del reglamentado perfeccionismo de la música bluegrass. “Tienes que cantar de la misma manera cada vez o la gente se enoja”, explica. “Te echan a patadas. Tienes que hacerlo así porque alguien se quedará esperando. Eso es armonía familiar... es algo muy detallado. En el caso de Robert, toda su existencia, es un cantante informal, canta de manera diferente cada vez. Eso es una belleza y la razón por la que existe tal relación con el público. Diseña algo diferente para ellos cada noche, alguien tocará diferente la guitarra, cantarán diferente, y eso es impresionante.
“Estoy acostumbrada a repetir mil veces las cosas [pero] realmente recordaba lo que estábamos haciendo cuando lo veía cantar. Estábamos capturando ese momento en el tiempo”.
Habiendo capturado algunos momentos en Nashville entre sesiones también (Plant fue al club 3rd and Lindsley un lunes para ver al trío de violines The Time Jumpers, pero evitó los bares de country en el famoso Music Row del centro de la ciudad porque su higado “no podía soportarlo”) la pareja completó Raise the Roof en el último momento, justo antes del confinamiento en 2020. Los aislamientos de los últimos dos años, aunque indudablemente difíciles, parecen haberles sentado bien a ambos. Plant ha pasado gran parte de su tiempo “en una choza al lado del río en el Severn”, excavando casetes de archivo de material inédito para que se hagan públicos solo después de su muerte, revisando su carrera en su podcast Digging Deep, aprendiendo más galés y volviéndose “realmente hábil para cuidar árboles y deambular como una especie de Robert Macfarlane pobre”.
El confinamiento también permitió a Plant “revisitar y justificarme en mi obsesión por la música”, volviendo a disfrutar de los momentos cruciales de su evolución personal sonora. Redescubrió la emoción de sus primeros despertares musicales: “la conmoción cerebral de encontrar a America, antes de Led Zeppelin... el glamour de principios y mediados de los sesenta, que fue cuando yo era un niño en la escuela y un gran momento de Dion DiMucci había trascendido a The Strawberry Alarm Clock y 13th Floor Elevators, y todo ese tipo de cosas”.
Me ha dado mucho espíritu y corazón, y también una forma completamente diferente de ver el acuerdo en el que estoy
Se sintió nuevamente fascinado por la llegada de los primeros actos punk, “nacidos de una nueva generación que lleva las cosas realmente a lo básico” para desafiar “la autocomplacencia de finales de los setenta”. Y se tomó el tiempo para “explorar los nuevos mundos que he encontrado desde que fui por primera vez a Nashville en 2005 o 2006”, citando específicamente el trabajo poco apreciado de Los Lobos. “Fue otra gran revelación de lo encantadores y magníficos que son estos otros grandes portales cuando se abren; era interminable, mirar dentro... Me ha dado mucho espíritu y corazón, y también una forma completamente diferente de ver el acuerdo en el que estoy”.
La privada e introvertida Krauss, mientras tanto, ganó un nuevo aprecio por su vida como música: “Te envuelve el proceso de hacer lo que haces y muchas veces olvidas lo especial que es”. Pero también se preocupó por el futuro de la escena bluegrass (”todos se mezclan, es como una gran reunión familiar cada vez que te presentas, y la pandemia toma eventos como ese y los destroza”), y Estados Unidos en sí.
“Ese es un tema muy triste, la división en el país”, suspira. “Hay un gran romanticismo sobre la unidad entre la gente y mucho orgullo. Tenemos la suerte de poder tener elecciones, pero ver tal falta de unidad... No estoy tratando de ser una persona política y nunca hablo de eso, pero hubo tanta división en todos los sentidos”.
Plant se cansa rápidamente de cuestiones políticas. Sobre el historial pandémico de Boris Johnson, bromea: “He visto mucho Monty Python, por decirlo así, ¡y no me di cuenta de que lo estaban pasando otra vez!”. Y sobre el Brexit: “Está todo alborotado, hay un millón de errores y al mismo tiempo todos los días alguien en algún lugar nos trae algo de luz”. Cuando se le pregunta qué piensa sobre la llamada cultura de cancelación, se vuelve desdeñoso y a la defensiva. ¿Es bueno que el comportamiento “rock'n'roll” de Led Zeppelin no se considere aceptable hoy en día? “¿Cómo puedo siquiera comentar? Es una pregunta tan indirecta. Lo hemos estado escuchando desde el principio de los tiempos, ¿y a quién más se aplica? ¿Qué está pasando? ¿Futbolistas, políticos… algún tipo que está arreglando su garaje? Por el amor de Dios”.
¿Alguna vez se preocupa de que los moralistas modernos de Twitter pongan sus manos en Hammer of the Gods ? “¿Cuántas veces ha estado eso dando vueltas y vueltas y vueltas? Es una m****a. Fue escrito con un seudónimo, todo es un fiasco... Es una fábula muy antigua, y creo que bastante trillada ".
Al considerar lo que aprendió sobre sí mismo durante la pandemia, Plant se refiere a un accidente automovilístico de 1975 en Rodas que lo dejó en silla de ruedas. “No pude caminar durante siete meses, y eso era algo a lo que tenía que acostumbrarme porque siempre me había gustado jugar al fútbol, al tenis o simplemente correr con locos. Así que [de nuevo], esta vez, en esta situación notable, de lo que me di cuenta fue que realmente no sabía quién era yo”.
En la entrevista, Plant a menudo habla de versiones pasadas de sí mismo con cierta distancia: “Realmente no conozco al tipo que está cantando”, le dijo a Vanity Fair sobre ‘Black Dog’ de Zeppelin, “He escuchado mucho sobre él, pero no sé qué pretendía”. ¿Cambia a menudo con cada etapa de su vida?
Se ríe a carcajadas. “¡Bueno, realmente no sé lo que estoy haciendo ahora! Por eso me encanta. Es como una de esas pinturas que ves y al final dices, ‘oye, esa es una imagen hermosa’, y debajo hay un montón de números... Miro hacia atrás y digo ‘¿Por qué? ¿Cómo?’ Y claro. Empecé a hacer discos cuando tenía 17 años en CBS allá por el 66, así que la ingenuidad es algo magnífico si lo piensas. Se trata de aprender cómo hacer lo que haces y vivir con eso hasta que lo hagas bien, y luego simplemente ver algo más y por qué no simplemente ir hacia ello”.
Tocamos brevemente lo que probablemente fue el evento que más cambió la vida de Plant, la pérdida de su hijo Karac de cinco años por una enfermedad estomacal en 1977. ¿Cómo es que algo tan inimaginablemente devastador cambia a alguien? “Bueno, te convierte en un padre mucho más de lo que pensaba que sería para mi hija”, confiesa. “Hice mi mejor esfuerzo. Creo que como familia nunca lo hemos superado”. ¿Fue ese el final de la fiesta? “Sí. Ese es el final de la declaración”.
Estaba rodeado por aquellos cantantes de soul de ojos azules que eran de la realeza para mí
¿Te cuesta entender a las personas que has sido? “Oh, no, para nada. Todos son como pequeñas acuarelas. Cuando era niño, cuando empecé a grabar discos y a entrar en Zeppelin y cosas así, estaba rodeado de aquellos cantantes ingleses de soul de ojos azules que eran de la realeza para mí. Así que siempre me preguntaba, ‘¿cómo lo estoy haciendo? ¿Es esta la forma correcta de expresar esta canción? ¿Lo estoy haciendo bien o simplemente voy a volver a escribir?’, o lo que sea. Piensas en las personas que estaban cuando creamos Zeppelin por primera vez, a pesar de todas las locuras y exageraciones, fue parte del tiempo que nos tocaba y realmente siento que probablemente lo exageramos un poco, por decir lo más mínimo, pero, Jesucristo, fue muy emocionante... Éramos nosotros mismos”.
El Robert Plant y la Alison Krauss de 2021, ahora de 73 y 50 años respectivamente, no prevén una brecha tan monumental entre su segundo y cualquier tercer álbum potencial juntos, luego de una gira para este disco el próximo año. Krauss revela que “se ha hablado mucho, ¡nunca se sabe! Tienen que ser las canciones adecuadas, así que eso es lo que se espera. Si tienes la canción correcta... Pero sé que todos están emocionados de salir y tocar, estoy emocionada y muy orgullosa de este disco, creo que tenemos algo que es realmente hermoso y representativo de nosotros en ese momento”.
Una cosa es segura: después de una espera demasiado larga, Plant y Krauss han demostrado una vez más ser un dúo de alquimia formidable. Quizás no elevando el techo, pero sin duda elevando el listón.
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