Al igual que Lyles, otros atletas olímpicos con COVID compiten. Restricciones son cosa del pasado
Muchos esperaban que los Juegos Olímpicos de París fueran recordados como los posteriores al COVID-19. En cambio, parecen ser los Juegos de “a quién le importa el COVID-19”.
Noah Lyles ganó un bronce, contagiado por el virus, frente a decenas de miles de espectadores. Y decenas de deportistas más en los Juegos han dado positivo. Pero los organizadores sólo han emitido recomendaciones de salud, y no restricciones, permitiendo a los atletas competir si lo desean y se sienten en condiciones de hacerlo.
Esto contrasta fuertemente con los Juegos de Tokio en 2021, que tuvieron que retrasarse un año debido a la pandemia y se celebraron bajo estrictas regulaciones de COVID-19, y sin público en ningún evento.
En París, los aficionados se acercan alegremente a los lugares para saludar a los atletas con apretones de manos o palmadas. Las mascarillas rara vez se ven en multitudes de seguidores.
La Organización Mundial de la Salud informpo a principios de esta semana que al menos 40 deportistas en los Juegos Olímpicos habían dado positivo por el virus.
El jueves por la noche, Lyles fue sacado de la pista en una silla de ruedas después de terminar tercero en los 200 metros. Luego dijo que había dado positivo por COVID-19 dos días antes.
La semana pasada, la estrella británica Adam Peaty dio positivo menos de 24 horas después de obtener una medalla de plata en natación. Dijo que comenzó a sentirse mal un día antes, antes de la final de los 100 metros pecho.
La delegación australiana en París dijo que cinco jugadoras afectadas por el COVID-19 en su equipo femenino de waterpolo estaban autorizadas para entrenar cuando se sentían lo suficientemente bien como para realizar actividad física.
Francia alguna vez tuvo estrictas restricciones de COVID-19 en 2020. El país levantó las medidas de aislamiento el año pasado, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos que los organizadores etiquetaron como los “Juegos Abiertos”.