Ucrania juzga a soldado ruso acusado de crímenes de guerra
Ucrania juzga a un soldado de Moscú acusado de asesinar a un civil ucraniano en el primer proceso por crímenes de guerra en el país desde el inicio de la invasión de Rusia
Ucrania inició el viernes el juicio contra un soldado ruso acusado de asesinar a un civil ucraniano, el primer proceso por crímenes de guerra en el país desde que Moscú invadió a su vecino.
Decenas de periodistas abarrotaron la pequeña sala de la capital ucraniana, Kiev, donde el acusado compareció en un estrecho cubículo de cristal en el inicio de un juicio que ha atraído la atención internacional en medio de las repetidas acusaciones de atrocidades cometidas por parte de las tropas rusas.
El sargento Vadim Shyshimarin, de 21 años, está acusado de disparar en la cabeza a un hombre ucraniano de 62 en la localidad nororiental de Chupakhivka. Podría ser sentenciado a cadena perpetua. El incidente ocurrió en los primeros días de la guerra, cuando los tanques que avanzaban sobre Kiev sufrieron una inesperada derrota y sus ocupantes se retiraron.
Shyshimarin, miembro de una unidad capturada, admitió haber baleado al civil en un video publicado por el Servicio de Seguridad ucraniano.
“Me ordenaron disparar", afirmó el soldado acerca del asesinato del 28 de febrero. “Le disparé una vez. Cayó y seguimos adelante".
La declaración de Shyshimarin es “una de las primeras confesiones de los invasores enemigos”, según los servicios de seguridad de Ucrania.
El juicio coincide con el lento avance de la campaña de Moscú para hacerse con el control del este del país, aunque la invasión ha tenido amplias repercusiones más allá del campo de batalla.
Dos meses y medio después de que las acciones de Moscú pusieran en alerta a sus vecinos, el presidente y la primera ministra de Finlandia anunciaron el jueves que el país nórdico debería solicitar de inmediato su ingreso en la OTAN, el pacto de defensa militar creado en parte para hacer frente a la Unión Soviética.
“Ustedes (Rusia) causaron esto. Mírense en el espejo”, afirmó el presidente, Sauli Niinisto, hace unos días.
Aunque el Parlamento aún debe dar su opinión, el anuncio significa que es casi un hecho que Finlandia presentará su solicitud —que le será aceptada—, aunque el proceso podría tomar varios meses. Asimismo, Suecia estudia la posibilidad de solicitar el ingreso a la alianza militar.
Eso representaría un cambio importante en el panorama europeo en materia de seguridad: Suecia ha evitado las alianzas militares desde hace más de 200 años, mientras que Finlandia optó por la neutralidad después de ser derrotada por los soviéticos en la Segunda Guerra Mundial.
El Kremlin advirtió que podría tomar medidas “técnico-militares” en represalia.
La invasión provocó un vuelco masivo de la opinión pública a favor del ingreso a la OTAN ante el temor de que los países fronterizos con Rusia puedan ser sus próximas víctimas.
Semejante expansión de la alianza dejaría a Rusia rodeada por la OTAN en el Báltico y el Ártico, lo que significaría un doloroso revés para el líder ruso, Vladimir Putin, quien apostó a la división y el retroceso de la Alianza en Europa pero está viendo como sucede lo contrario.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la alianza recibiría a Suecia y Finlandia con los brazos abiertos.
Sobre el terreno, Rusia no ha logrado avances significativos a pesar de haber concentrado sus fuerzas en el Donbás tras retirarse de otras partes del país, señaló el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña el viernes.
Moscú perdió elementos “significativos” de al menos un batallón táctico, con alrededor de 1.000 soldados, además del equipo utilizado para desplegar un puente flotante improvisado cuando trataba de cruzar el río Siverskyi Donets, al oeste de Severodonetsk, agregaron las autoridades británicas.
“Cruzar ríos en un entorno disputado es una maniobra de alto riesgo que muestra la presión bajo la que están los comandantes rusos para lograr avances en sus operaciones en el este de Ucrania”, agregaron en su reporte diario sobre la guerra.
Ante los incesantes ataques, los maestros tratan de recuperar cierta sensación de normalidad. En Járkiv, la segunda mayor ciudad del país, se imparten lecciones en una estación de metro que se ha convertido en el hogar de muchas familias.
“Esto ayuda a apoyarlos mentalmente. Porque ahora hay una guerra, y muchos perdido sus casas... los padres de algunos están combatiendo”, dijo el profesor Valeriy Leiko, quien agregó que, en parte gracias a estas clases, “sienten que alguien les quiere”.
Los alumnos de primaria se sumaron a Leiko en torno a una mesa para recibir lecciones de historia y arte en una estación de metro empapelada con los dibujos de los pequeños que sirve también como refugio antibombas.
Mykhailo Spodarets ha estado impartiendo clase de literatura ucraniana online desde el sótano de su casa. Anna Fedoryaka, una de sus alumnas, dijo que a sus amigos les ha resultado complicado seguir el ritmo de las lecciones por los problemas de acceso a internet, además de por la presión psicológica de la guerra.
“Es dificil concentrarse cuando tienes que hacer la tarea con explosiones junto a tu ventana”, afirmó.
Por su parte, el jefe del ejército ucraniano en la región oriental de Luhansk dijo el viernes que, en la víspera, las tropas rusas abrieron fuego en 31 ocasiones contra zonas residenciales y destruyeron docenas de viviendas, especialmente en las localidades de Hirske y Popasnianska, además de un puente en Rubizhne.
El avance ruso en el Donbás ha sido lento pero sus tropas han conquistado algunos territorios y tomaron varias aldeas.
Por otra parte, funcionarios ucranianos dijeron que se eliminó otro barco ruso en el Mar Negro, pero Moscú no ha confirmado el incidente y ni reportó posibles víctimas.
Oleksiy Arestovych, asesor del presidente ucraniano, dijo que el buque logístico Vsevolod Bobrov sufrió graves daños, aunque se cree que no se hundió, cuando intentaba entregar un sistema antiaéreo en la Isla de las Serpientes.
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Los periodistas de The Associated Press Yesica Fisch en Bajmut, Ucrania; David Keyton en Kiev; Yuras Karmanau en Leópolis, Ucrania; Mstyslav Chernov en Járkiv, Ucrania; Jari Tanner en Helsinki, Finlandia, y reporteros en todo el mundo contribuyeron a este despacho.