Mercados navideños abren con reparos por contagios en Europa
Pese a los inconvenientes de la pandemia, los propietarios de los puestos que venden adornos, castañas asadas y otros artículos navideños en Europa abren aliviados en su primer mercado navideño en dos años, especialmente dadas las nuevas restricciones en países donde los contagios de COVID-19 baten récords
El árbol de Navidad se alza en la plaza principal de una ciudad en el centro de Alemania. Alguien asa castañas y almendras garrapiñadas, y los niños dan vueltas en el carrusel como hacían antes de la pandemia. Pero un auge de contagios de coronavirus ha dejado una sensación incómoda en el mercado de Navidad de Fráncfort.
Para saborear una taza de vino especiado -un agradable ritual invernal antes de la pandemia-, los clientes con mascarilla pasan por una puerta de una sola dirección hasta un recinto cercado, y se detienen para desinfectarse las manos. En otros lugares, agentes de seguridad comprueban certificados de vacunación antes de dejar que los clientes vayan a por salchichas y kebabs calientes.
Pese a los inconvenientes de la pandemia, los propietarios de los puestos que venden adornos, castañas asadas y otros artículos navideños en Fráncfort y otras ciudades europeas están aliviados de poder abrir para su primer mercado navideño en dos años, especialmente dadas las nuevas restricciones en Alemania, Austria y otros países donde los contagios de COVID-19 baten récords. Los comerciantes que han abierto esperan conseguir al menos una parte de las ganancias navideñas que conseguían antes de la pandemia, y que pueden decidir la supervivencia de sus negocios.
Otros no tienen tanta suerte. En Alemania y Austria se han cancelado muchos de los famosos eventos navideños. Con los cierres de mercados desaparece el dinero que se gastarían los turistas en restaurantes, hoteles y otros negocios.
Jens Knauer, que fabrica elaboradas siluetas navideñas con luces que la gente cuelga en las ventanas, dijo que su esperanza era simplemente que el mercado de Fráncfort “siga abierto tanto tiempo como sea posible”.
Aunque para muchos minoristas y comerciantes, la Navidad supone el 40% de sus ingresos anuales, “para mí es el 100%”, dijo Knauer. “Si puedo seguir abierto tres semanas, puedo aguantar el año”.
Los proveedores están en vilo tras el cierre repentino de otros mercados navideños en la región alemana de Baviera, que incluye a Nuremberg, donde está uno de los mercados más grandes y conocidos. Los comerciantes en Dresde tuvieron que recoger sus productos cuando las autoridades de la región oriental de Sajonia impusieron de pronto nuevas restricciones al dispararse los contagios. Los mercados en Austria cerraron el lunes cuando comenzó un confinamiento de 10 días, y muchos pequeños propietarios confiaban en poder reabrir si no se ampliaba el cierre preventivo.
Los mercados suelen atraer multitudes que abarrotan las hileras de puestos de adornos y comida, un trasiego que suele implicar ingresos también para hoteles y restaurantes vecinos. Este año, la asistencia al mercado de Fráncfort es mucho menor, y los puestos están repartidos en un espacio mayor.
Heiner Roie, que gestiona una caseta de vino especiado con forma de tonel de vino, dijo que asume que ganará la mitad que en 2019. Un cierre supondría “un daño financiero inmenso, podría traer una ruina completa porque no hemos ganado nada en dos años, y las reservas financieras se acaban en algún momento”.
Pero si la gente tiene algo de disciplina y cumple las medidas preventivas, “Creo que nos las arreglaremos”, dijo.
Justo al lado, un cartel recibe a los clientes de Bettina Roie pidiéndoles que muestren sus certificados de vacunación en su puesto de raclette suiza, un popular plato con queso fundido.
El mercado “tiene un buen diseño porque lo que necesitamos es espacio, sitio, para mantener algo de distancia entre nosotros”, dijo. “A diferencia de un restaurante fijo, ellos tienen su edificios y sus paredes, pero nosotros podemos adaptarnos a las circunstancias”.
La familia de Roie ha gestionado durante cinco generaciones un negocio de puestos que también maneja el carrusel en la plaza de Roemerberg, en el centro de Fráncfort, donde abrió el mercado el lunes.
Roie dijo que es importante reabrir “para que podamos llevar algo de alegría a la gente, incluso durante la pandemia. Eso es lo que hacemos, traemos la alegría de vuelta”.
El último brote de casos de COVID-19 ha trastocado las previsiones de recuperación en Europa y ha hecho que algunos economistas reduzcan sus estimaciones de crecimiento en los últimos meses del año.
Holger Shmieding, economista jefe del Banco Berenger de Londres ha reducido su previsión para los últimos tres meses del año en los 19 países que utilizan el euro, de un 0,7% a un 0,5%. Pero señaló que la nueva ola de infecciones tiene menos impacto en la economía en general porque las vacunaciones han reducido la proporción de enfermos graves y muchas empresas han aprendido a adaptarse.
Es un pobre consuelo para la asociación alemana de hoteles y restaurantes DEHOGA, que advirtió de un “aluvión de cancelaciones” y dijo que sus miembros no dejaban de reportar la suspensión de fiestas navideñas y otros actos especiales.
Otros países europeos donde la pandemia no ha golpeado tan fuerte han recuperado las celebraciones acostumbradas. El tradicional mercado navideño de la Plaza Mayor de Madrid en el corazón de la capital española, tenía previsto abrir el viernes con el mismo tamaño que antes de la pandemia.
Tendrá 104 puestos para vender figuras de nacimientos, decoraciones y dulces tradicionales, en un país donde el 89% de la gente de 12 años o más está vacunada. El año pasado hubo la mitad de puestos y se restringió el aforo en la plaza. Las mascarillas y el distanciamiento social seguirán siendo obligatorios, según los organizadores.
En Budapest, la capital de Hungría los mercados navideños se han cercado y los visitantes deben mostrar certificados de vacunación para acceder.
Gyorgy Nagy, que fabrica y vende loza esmaltada artesanal, dijo que en un principio las restricciones les hicieron temer que hubiera menos clientes. Pero por ahora, el negocio marcha bien.
“No creo que la cerca sea mala”, dijo. “Al principio nos daba miedo, mucho, pero creo que está bien... No creo que vaya a ser un inconveniente”.
La apertura de los mercados encaja con unas restricciones más laxas en Hungría, aunque los casos nuevos de COVID-19 han superado los picos del devastador brote de la primavera. La semana pasada se confirmaron más contagios que en cualquier otra semana desde el comienzo de la pandemia.
Un representante del mercado Advent Bazilika señaló que varias de sus medidas van más allá de los requisitos del gobierno, como que todos los vendedores lleven mascarillas y que los que venden comida y bebida estén vacunados.
Bea Lakatos, que vende jabones y aceites perfumados en el mercado de Budapest, dijo que si bien las ventas han bajado un poco respecto a antes de la pandemia, “No esperaba tantos visitantes extranjeros, dadas las restricciones”.
“Creo que por ahora las cosas no van tan mal”, dijo esta semana. “El fin de semana empezó especialmente bien”.
En Viena, los mercados estaban abarrotados el fin de semana pasada, cuando la gente buscó algo de espíritu navideño antes del confinamiento en Austria. Los comerciantes dicen que los cierres del año pasado y las nuevas restricciones han tenido consecuencias desastrosas.
“Las ventas principales de todo el año se hacen en los mercados navideños, esta pausa es una enorme pérdida financiera”, dijo Laura Brechmann, que vendía estrellas iluminadas en el mercado de Spittelberg antes de que comenzara la cuarentena. “Esperamos que las cosas reabran, pero personalmente no cuento con ello”.
En la región austriaca de Salzkammergut, que tiene estaciones de esquí y la pintoresca localidad de Hallstat, el sector turístico confía en que el confinamiento nacional no se amplíe más allá del 13 de diciembre y pueda recuperar algo de los ingresos que tanto necesita.
Las prolongadas cuarentenas del invierno pasado le costaron a la junta de turismo un millón de euros (1,12 millones de dólares) sólo en cuotas de impuestos por pernoctación de turistas, por no mencionar las pérdidas sufridas por hoteles, restaurantes y estaciones de esquí.
“En total, creo que si las cosas abren de nuevo antes de Navidad, podemos salvar la temporada de invierno”, dijo Christian Schirlbauer, responsable de turismo de la región de Dachstein-Salzkammergut. “Pero dependerá de si las cifras de casos bajan o no”.
___
Emily Schultheis informó desde Viena y Justin Spike desde Budapest, Hungría. Aritz Parra contribuyó desde Madrid.