Cortejo fúnebre de Isabel II llega al Parlamento británico
El cortejo fúnebre de la reina Isabel II, en su féretro sobre una cañonera tirada por caballos, llega al Parlamento acompañado por sus familiares inmediatos
El cortejo fúnebre de la reina Isabel II, en su féretro sobre una cañonera tirada por caballos, llegó al Parlamento acompañado por sus familiares inmediatos. El féretro fue colocado sobre una plataforma elevada, donde permanecerá en capilla ardiente hasta el funeral de Estado a principios de la semana próxima.
Con el estandarte real y la corona de Estado sobre el féretro y las salvas de artillería a intervalos de un minuto, la procesión desde el Palacio de Buckingham estuvo diseñada para destacar los 70 años de la reina como jefa de Estado.
El rey Carlos III, sus hijos los príncipes Guillermo y Enrique y otros miembros de la familia real siguieron la cañonera a pie.
Miles de personas que esperaron durante horas en el Mall —la amplia avenida que va del Palacio hacia la Plaza Trafalgar— alzaron cámaras y teléfonos y algunas enjugaron lágrimas al pasar la procesión solemne. Hubo una salva de aplausos cuando atravesó el campo de desfile Horse Guards Parade.
El féretro estaba envuelto en el estandarte real y llevaba encima la corona imperial de Estado —adornada con casi 3.000 diamantes— y un ramo de flores y plantas.
Una escolta de dos oficiales y 32 soldados del 1er Batallón de Granaderos con sus uniformes rojos y altos morriones de piel de oso caminaron a cara lado del carro.
Sonó el Big Ben, retumbó una salva de cañones en el Hyde Park y los sones marciales de una banda militar acompañaron la procesión, que finalizó en el histórico Salón Westminster en el Parlamento.
Miles de personas aguardaban en fila a orillas del río Támesis, a la espera de poder desfilar junto al féretro que permanecerá en capilla ardiente hasta el funeral el lunes.
Las multitudes son la muestra más reciente de una efusión de dolor y respeto por la única monarca que han conocido la mayoría de los británicos. Isabel murió el jueves en su amado retiro estival de Balmoral, a los 96 años y al cabo de 70 años de reinado.
El mayor general Christopher Ghika, quien organizó el aspecto ceremonial del funeral, dijo que era un día triste, “pero nuestra última oportunidad de cumplir nuestro deber para con la reina y nuestra primera oportunidad de hacerlo para con el rey y estamos muy orgullosos de ello”.
El Aeropuerto de Heathrow detuvo todos los vuelos para que el ruido no perturbara la procesión.