Publicaciones, pronombres y “tipo pedófilo”: Una historia de la extraña relación de Elon Musk con Twitter
Elon Musk se convirtió en uno de los accionistas mayoritarios de Twitter después de comprar una participación del 9,2 por ciento en la empresa tras aparentes preocupaciones sobre la “libertad de expresión”
Elon Musk y Twitter han tenido una relación tumultuosa, pero hoy el fundador de SpaceX se convirtió en uno de los accionistas mayoritarios de la empresa de redes sociales.
Musk ahora posee una participación de casi el 10 por ciento (73.486.938 acciones con un valor de US$2.885 millones) en la empresa de redes sociales. Musk ha usado esta red social para manipular el precio de las acciones de Tesla, inflar el valor de las criptomonedas, discutir con su exesposa y música, Grimes, y acusar sin fundamento a Vernon Unsworth de pedofilia.
Musk tuiteó el mes pasado que estaba “preocupado por el sesgo de facto en el ‘algoritmo de Twitter’ el cual tiene un efecto importante en el discurso público” y que “la libertad de expresión es esencial para una democracia que funcione”. Musk también dijo que Twitter sirve como la “plaza pública de facto”, lo cual no es cierto.
Twitter tiene 77,75 millones de usuarios en EE.UU., mientras que la población del país es de 329,5 millones. A nivel mundial, Twitter solo tiene 436 millones de usuarios activos mensuales, lo que lo coloca muy por detrás de Pinterest, Snapchat y TikTok y mucho más bajo que Instagram, WhatsApp y Facebook, que tienen alrededor de 6.500 millones de usuarios activos mensuales combinados a nivel mundial.
La prominencia de Musk en la plataforma y el ecosistema de medios que existe a su alrededor como una de las personas más ricas del planeta pueden llevarlo a asumir que la plataforma es más importante de lo que es. El multimillonario tiene más de 80 millones de seguidores en el momento de escribir este artículo y supuestamente ha utilizado la plataforma para su propio beneficio.
En 2018, al multimillonario lo acusó de fraude la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU.) después de que tuiteó que consideraba privatizar Tesla a US$420 por acción.
“Las declaraciones de Musk, difundidas a través de Twitter, indicaron falsamente que, si así lo decidiera, era prácticamente seguro que podría volver Tesla privada a un precio de compra que reflejaba una prima sustancial sobre el precio de las acciones de Tesla en ese momento, que la financiación de este multimillonario se había asegurado una transacción de miles de millones de dólares y la única contingencia era el voto de los accionistas”, dice la demanda de la SEC.
Posteriormente, después de que Musk y Tesla pagaran un acuerdo de US$20 millones, el multimillonario tuvo que permitir los abogados de la empresa examinaran sus tuits antes de enviarlos, algo que no siempre se cumplió.
De manera similar, a Musk, un defensor de las criptomonedas como bitcoin y dogecoin, lo investigó la SEC por la preocupación de que sus tuits pudieran afectar los precios de las acciones y otros mercados. SpaceX posee algo de bitcoin, según Musk , y parece haber invertido en otras monedas digitales.
El uso de Twitter de Musk también lo ha impactado en lo personal, con resultados dramáticos. En 2020, el multimillonario tuiteó que “los pronombres son lo peor”, un aparente desaire contra las personas no binarias y trans que pueden poner sus pronombres en su biografía para facilitar la conversación, solo para que la música Grimes, quien tiene dos hijos con el jefe de Tesla, respondiera: “Te amo, pero por favor apaga tu teléfono o llámame. No puedo soportar el odio. Por favor, detén esto. Sé que este no es lo que sientes de corazón”. La pareja ya se separó.
Un año antes de eso, Musk llamó a Vernon Unsworth, quien ayudó a rescatar a un equipo de fútbol de niños atrapados en una cueva en Tailandia en 2018, un “tipo pedófilo” y un “violador de niños” sin evidencia que respalde tal afirmación. Musk se disculpó con Unsworth pero afirmó que “no acusó a Unsworth de ser un pedófilo”. Un jurado de Los Ángeles determinó que Musk no era culpable de difamación.
A pesar de su uso comprometido de la plataforma, Musk compartió una foto en la que compara al nuevo director ejecutivo de Twitter, Parag Agrawa , con Joseph Stalin, y cuestionó si se necesita una “nueva plataforma” para fomentar la libertad de expresión.
Los ideales estadounidenses de libertad de expresión se derivan de la Primera Enmienda a la Constitución de EE.UU. Dicha Enmienda establece: “El Congreso no hará ninguna ley con respecto al establecimiento de una religión, o que prohíba el libre ejercicio de la misma; o coartando la libertad de expresión, o de prensa; o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y solicitar al Gobierno la reparación de agravios”.
Muchos políticos estadounidenses de derecha han denunciado prejuicios contra su ideología política en las redes sociales, a pesar de que las empresas de redes sociales, incluido Twitter, han descubierto que sus algoritmos le dan eco a la “derecha política”. La Primera Enmienda tampoco se aplica a las empresas privadas, los usuarios son responsables del contenido publicado en las empresas de redes sociales, foros en línea y secciones de comentarios en virtud de una regulación llamada Sección 230, y cualquier cambio de política que podría empujar a Twitter hacia una menor regulación del discurso puede se encuentran con los problemas de moderación de contenido.
“Solo tome el caso más simple posible: spam. ¡A nadie le gusta! Pero las empresas privadas pueden filtrar el correo comercial no solicitado de formas que el Servicio Postal no puede, porque el USPS está sujeto a la Primera Enmienda”, tuiteó Nilay Patel, editora en jefe y doctora en derecho de Verge. Para Elon Musk específicamente, las cuentas de spam que intentan imitar al director general para realizar estafas criptográficas es un problema con el que Twitter tiene que lidiar de forma constante.
No está claro cómo una plataforma que está orientada hacia una menor moderación lidiaría con esto, pero muchas otras que han intentado crear un nicho como Parler o “Truth Social” de Donald Trumplas se han eliminado de las tiendas de apps de Apple y Google por violar sus políticas de moderación o se les ha catalogado de “desastres”