Cómo un explosivo audio filtrado provocó la última acusación penal contra Trump
Han pasado dos años desde que Donald Trump dio una entrevista para un nuevo libro. Ahora esa conversación volvió para atormentarlo. Reportaje de Rachel Sharp
Un día del verano de 2021, Donald Trump dio una entrevista en su club de golf de Bedminster, Nueva Jersey.
Su antiguo jefe de gabinete, Mark Meadows, estaba escribiendo sus memorias, The Chief’s Chief, y un escritor y editor del libro había acudido a entrevistarse con el expresidente.
Durante la conversación grabada que siguió, Trump se jactó de poseer documentos militares “altamente confidenciales” sobre Irán mientras el grupo se reía de sus bromas sobre sus rivales políticos, en particular Hillary Clinton.
Trump no sabía que la filtración del audio de esta conversación podría llevarle algún día a la ruina.
Poco más de dos años después, el 27 de julio de 2023, esta conversación derivó en uno de los últimos cargos en un caso penal cada vez mayor contra el expresidente sobre su manejo de documentos clasificados desde que dejó la Casa Blanca.
El audio, según los fiscales, revela que Trump estaba en posesión de documentos secretos del gobierno seis meses después de dejar el cargo.
También parece que revela que mostró esos documentos al escritor, al editor y a dos miembros del personal de Trump, ninguno de los cuales tenía las autorizaciones de seguridad para verlos.
Y, también parece anular por completo la defensa de Trump, ya que hizo la impactante confesión de que sabía que no tenía el poder para desclasificar los documentos secretos, una contradicción directa con sus declaraciones en público.
Era el 21 de julio de 2021 y el grupo estaba en Bedminster entrevistando a Trump para el nuevo libro.
Antes de la entrevista, se había informado que, cerca del final del mandato de Trump en la Casa Blanca, el general Mark Milley temía que el entonces presidente planease lanzar un ataque contra Irán.
En la grabación, de dos minutos de duración, se oye a Trump indicar que tiene en sus manos un documento militar secreto que, según él, demuestra que el general Milley era quien planeaba atacar Irán.
“Bueno, con Milley, déjame ver, eh, te mostraré un ejemplo”, dice.
“Dijo que yo quería atacar Irán. ¿No es asombroso? Tengo una gran pila de documentos, esto acaba de salir. Mira. Fue él”, dice mientras se oye de fondo el ruido de papeles crujiendo.
“Me entregaron esto… esto es extraoficial, pero me entregaron esto. Fue él. Fueron él y el Departamento de Defensa. Vimos algunos, fue él. Esto no lo hice yo, lo hizo él. Páginas largas con todo tipo de cosas, mira”.
“Espera un minuto, vamos a ver aquí. Acabo de encontrar… ¿No es increíble? Esto comprueba totalmente lo que digo, sabes. Excepto que es altamente confidencial. Secreto”, dice, entre risas de la gente dentro de la habitación.
“Esto es información secreta. Miren, miren esto. Esto lo hicieron los militares y me lo dieron a mí. Como presidente, podría haberlo desclasificado, pero ahora no puedo”.
Trump y los participantes en la reunión bromearon con que Clinton “hubiera imprimido” los documentos, bromeando sobre sus “correos electrónicos privados”.
“Hillary lo hubiera imprimido todo el tiempo. Sus correos electrónicos privados”, se oye decir a una empleada.
“No, se los enviaba a Anthony Weiner”, responde Trump, en referencia al uso por parte de Clinton de un servidor privado de correo electrónico.
La exsecretaria de Estado nunca ha sido acusada de ningún delito.
El escandaloso audio se describió por primera vez en la acusación inicial del Departamento de Justicia en la que se imputaban 37 cargos a Trump por el manejo de documentos clasificados en junio.
Pero no se enfrentó a cargos por ese incidente en particular en ese momento.
Semanas más tarde, CNN obtuvo y publicó el audio de la reunión. Trump, enfadado, acusó al Departamento de Justicia de filtrarlo a pesar de que la entrevista había sido grabada con el conocimiento y consentimiento de Trump.
Ahora, semanas más tarde, esta conversación es el centro de una de las tres nuevas acusaciones presentadas contra Trump en el creciente caso.
En la acusación sustitutiva, los fiscales afirman que Trump tuvo acceso no autorizado al documento descrito como una “presentación relativa a la actividad militar en un país extranjero” de alto secreto y que mostró esta presentación a otras personas que no tenían autorización para verla.
Se le acusa de un delito de retención intencionada de información de defensa nacional, una infracción de la Ley de Espionaje que puede ser castigada con hasta 10 años de prisión federal.
En total, se enfrenta ahora a 40 cargos, 32 de ellos por retención intencionada de información de defensa nacional.
Otros cargos incluyen declaraciones falsas, conspiración para obstruir la justicia, retención de un documento o expediente, ocultación corrupta de un documento, ocultación de un documento en una investigación federal y plan de ocultación.
Trump se declaró inocente de los 37 cargos originales en su comparecencia ante un tribunal federal de Miami y ha arremetido contra la imputación y el fiscal especial Smith.
Aunque se ha quejado de su procesamiento en general, parece que la importancia del descubrimiento del audio de julio de 2021 no ha pasado desapercibida para Trump.
Claramente agitado por la divulgación, corrió a Truth Social para despotricar por el audio y acusar sin fundamento al Departamento de Justicia y al FBI de filtrarlo.
“El desquiciado fiscal especial, Jack Smith, trabajando en conjunto con el Departamento de Justicia y el FBI, filtró de manera ilegal y ‘divulgó’ una cinta y una transcripción de mí que es en realidad una exoneración, en lugar de lo que ellos quieren hacer creer”, escribió.
“Esta continua caza de brujas es otra estafa de INTERFERENCIA ELECTORAL. Son unos tramposos y unos abusivos”.
A continuación, acudió a Fox News, donde negó que los documentos a los que se hacía referencia —y que se oía que crujían— en el audio fueran documentos gubernamentales.
Mientras que en el audio se jactaba con júbilo de que tenía “información secreta”, en su última entrevista adoptó un tono totalmente distinto.
Ahora afirma que los documentos no eran más que “artículos de periódicos, revistas y artículos”.
Traducción de Michelle Padilla