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Kamala Harris se quejó con Anna Wintour por su portada “despreciativa” de ‘Vogue’, afirma libro

“A Harris le preocupaba que el personal de Biden la menospreciara; se obsesionó con los desaires reales y percibidos de una manera que al ala oeste le resultó tediosa”

Gustaf Kilander
Miércoles, 23 de marzo de 2022 16:55 EDT
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La vicepresidenta Kamala Harris envió a una asistente para quejarse con la editora de Vogue, Anna Wintour, por sus fotos de portada de febrero, afirma un libro reciente.

En This Will Not Pass: Trump, Biden, and the Battle for America's Future, Jonathan Martin y Alexander Burns de The New York Times escriben que Harris estaba enojada con la revista por publicar una foto de ella vistiendo jeans ajustados y calzado deportivo marca Converse.

La vicepresidenta esperaba que se utilizara otra imagen más formal, informa el libro.

“Harris se sintió herida. Se sintió menospreciada por la revista y preguntó a sus asistentes: ¿Vogue mostraría a otro líder mundial de esta manera?”, escribieron los reporteros en This Will Not Pass..., revela un extracto obtenido por la revista Politico.

Symone Sanders, quien entonces empezaba como secretaria de prensa de la vicepresidenta y posteriormente dejó su cargo, se comunicó con Wintour según los reportes para compartir las quejas de Harris.

Wintour rechazó las críticas y señaló que ella misma había elegido la foto porque hacía que Harris se viera “cercana”.

Según los informes, la jefa de gabinete de la vicepresidenta, Tina Flournoy, también fue sorprendida “con la guardia baja por la ira”. Se puso en contacto con un asesor principal de Biden, quien señaló que en medio de las crisis que enfrentaba el país, como la pandemia y los disturbios en el Capitolio del 6 de enero, “este no era el momento de entrar en guerra con Vogue por un asunto comparativamente trivial de estética. Tina, dijo el asesor, estos son problemas de primer mundo”.

Los reporteros escribieron que la tensión entre las oficinas de Joe Biden y de Harris aumentó a partir de eso, y que en la oficina de la vicepresidenta se acumularon la ira y la frustración.

La oficina de Harris estaba “llena de... ojos en blanco, enemistades de portafolio y desaires reales y percibidos”, señaló Politico.

“Algunos de los asesores de Harris creían que el círculo íntimo casi en su totalidad blanco del presidente no le mostraba a la vicepresidenta el respeto que ella se merecía”, escribieron Martin y Burns. “A Harris le preocupaba que el personal de Biden la menospreciara; se obsesionaba con los desaires reales y percibidos de una manera que al ala oeste le resultó tediosa”.

Harris una vez envió a Flournoy a hablar con la asesora de Biden, Anita Dunn, para decirle que la vicepresidenta estaba frustrada porque el personal de la Casa Blanca no se ponía de pie cuando ella entraba en una habitación, como lo hacían con Biden.

“La vicepresidenta lo tomó como una falta de respeto”, afirman los reporteros de The Times.

Si bien el ala oeste y la oficina del vicepresidente no hicieron comentarios al respecto, Dunn le dijo a Politico que no “iba a comentar, excepto para decir que todos en el ala oeste tienen un alto grado de respeto por la vicepresidenta y el trabajo duro que ella está haciendo por el presidente y por nuestro país. Particularmente yo”.

This Will Not Pass... también revela que el personal de Harris planteó la “posibilidad de que la vicepresidenta supervise las relaciones con los países nórdicos, una asignación diplomática de bajo riesgo que podría haber ayudado a Harris a adaptarse al escenario internacional en lugares acogedores como Oslo y Copenhague”.

“Los asesores de la Casa Blanca rechazaron la idea y se burlaron de ella en privado”, escribieron los reporteros. “Lo más irritante para los asistentes de Biden fue cuando se enteraron de que la vicepresidenta quería planear un discurso importante para exponer su punto de vista sobre la política exterior. Los asesores de Biden vetaron la idea”.

Los países del Triángulo Norte de Guatemala, Honduras y El Salvador habían estado bajo el control de Biden cuando él era vicepresidente, y ahora le había delegado la responsabilidad a Harris, cuyo personal vio la asignación como problemática debido a los problemas de migración en la frontera sur.

“Harris se resignó a la tarea”, escribieron los autores, y señalaron que ella quería mantenerse alejada de la etiqueta de “zarina de la frontera”. Ella “no dudó en reprender a Biden por caracterizar su tarea en esos términos”.

En una reunión con los líderes del Caucus Negro del Congreso a mediados de abril del año pasado, Biden elogió a Harris, pero dijo que le había delegado el asunto de la inmigración y que ella haría “un gran trabajo”.

“La vicepresidenta lo corrigió de inmediato”, escribieron los reporteros. “Disculpe, dijo, es el Triángulo Norte, no la inmigración”.

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