Corte Suprema de EEUU anula discriminación positiva; universidades ya no considerarán la raza en las admisiones
En una decisión de 6 a 3, la Corte Suprema dictaminó que las instituciones de educación superior no podrán considerar la raza como un factor en las admisiones
La Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que los colegios y las universidades públicos y privados no pueden considerar la raza como un factor en las admisiones, anulando así el precedente establecido en el caso histórico Grutter vs. Bollinger (2003).
Durante más de 20 años, los colegios y universidades han utilizado la discriminación positiva para ayudar a establecer un grupo diverso de estudiantes que contribuya a una experiencia educativa más positiva.
Pero ahora, las instituciones de educación superior ya no podrán considerar la raza como un factor en las admisiones. En cambio, los estudiantes que deseen que se considere su raza o cultura en su solicitud deberán ofrecer la información en su ensayo personal.
El nuevo fallo es el resultado de los casos consolidados Students for Fair Admissions vs. University of North Carolina y Students for Fair Admissions vs. Harvard College.
En una decisión de 6-3, la mayoría conservadora de la Corte falló a favor de la SFFA (Students for Fair Admissions) en el caso relacionado con la Universidad de Carolina del Norte.
La misma mayoría se puso del lado de la SFFA en el caso contra Harvard, y la jueza Ketanji Brown Jackson se recluyó debido a sus vínculos con Harvard.
Los casos involucrados
El fallo se basó en un par de casos presentados por la organización en contra de la discriminación positiva, la SFFA, dirigida por el estratega legal conservador Edward Blum.
Desde su fundación en 2014, la SFFA ha presentado más de 20.000 demandas en nombre de los estudiantes y sus padres que afirman que los estudiantes no fueron aceptados en una universidad selectiva debido a su raza.
En el caso de Students for Fair Admissions vs. Harvard College, Blum representó a un grupo de estudiantes asiático-estadounidenses anónimos que fueron rechazados de Harvard College y afirman que se debió a su raza.
Aunque Harvard es una universidad privada, recibe fondos federales que la sujetan al Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964 que prohíbe la discriminación racial.
Los estudiantes argumentaron que Harvard establece una cuota en el número de estudiantes asiático-estadounidenses que acepta cada año, por lo que fomenta la discriminación racial. Harvard lo niega.
En Students for Fair Admissions vs. University of North Carolina, Blum representó a estudiantes blancos y asiáticos estadounidenses rechazados de la UNC (Universidad de Carolina del Norte) en Chapel Hill que alegaron que la UNC priorizaba la raza en las solicitudes y favorecía a estudiantes minoritarios subrepresentados.
La SFFA afirma que la UNC, una universidad financiada con fondos públicos, infringió el Título VI de la Ley de Derechos Civiles.
Los casos generaron comentarios y críticas de personas de ambos partidos.
Opiniones concurrentes
En la opinión de la mayoría, el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, escribió que la Cláusula de Protección Igualitaria de la Decimocuarta Enmienda se aplica “sin tener en cuenta ninguna diferencia de raza, color o nacionalidad” y por lo tanto debe aplicarse a cada persona.
“Eliminar la discriminación racial significa eliminarla por completo”, escribió el juez Roberts.
Porque “la garantía de protección igualitaria no puede significar una cosa cuando se aplica a un individuo y otra diferente cuando se aplica a una persona de otro color”.
“Ambos programas carecen de objetivos suficientemente enfocados y medibles que justifiquen el uso de la raza, inevitablemente emplean la raza de manera negativa, involucran estereotipos raciales y carecen de puntos finales significativos. Nunca hemos permitido que los programas de admisión funcionen de esa manera, y no lo haremos hoy”, escribió el juez Roberts.
Si bien el fallo alega que la raza puede no ser un factor consciente en las admisiones, no impide que las universidades consideren la discusión de un solicitante sobre cómo la raza afectó su vida, “siempre que tal discusión esté concretamente vinculada a una cualidad de carácter o habilidad única con la que el solicitante en particular puede contribuir a la universidad”.
En una opinión concurrente, el juez Clarence Thomas compartió una larga historia de admisiones basadas en la raza y citó estadísticas específicas de universidades que indican que las admisiones conscientes de la raza restan valor individual a un estudiante.
El juez Thomas expresó su optimismo de que un estudiante de color pueda mostrar sus capacidades y logros sin utilizar la raza como factor.
“Si bien soy profundamente consciente de los estragos sociales y económicos que han sufrido mi raza y todos los que sufren discriminación, mantengo una esperanza duradera de que este país vivirá de acuerdo con sus principios tan claramente enunciados en la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos: que todos los hombres son creados iguales, son ciudadanos iguales y deben ser tratados por igual ante la ley”, escribió el juez Thomas.
Durante muchos años, el juez Thomas se ha pronunciado en contra de la discriminación positiva, aunque ha habido cierto debate sobre si se benefició de ella cuando asistió a la Facultad de Derecho de Yale en 1971.
El juez Thomas afirmó que ser aceptado en la escuela debido a su raza lo hizo sentir inseguro con respecto a sus habilidades técnicas como abogado.
Opiniones disidentes
Más de 60 personas y organizaciones presentaron escritos en apoyo de la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, enfatizando los efectos perjudiciales que tendría un fallo a favor de Students for Fair Admissions.
Derrick Johnson, presidente y director ejecutivo de la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color), respondió al fallo de la siguiente forma: “Permítanme ser claro: la discriminación positiva existe porque no podemos depender de los colegios, las universidades y los empleadores para que promulguen prácticas de admisión y contratación que abracen la diversidad, la equidad y la inclusión”.
“La raza juega un papel innegable en la configuración de las identidades y la calidad de vida de los afroestadounidenses. En una sociedad todavía marcada por las heridas de las disparidades raciales, la Corte Suprema mostró una ignorancia deliberada de nuestra realidad”.
En su opinión disidente, la jueza Sotomayor criticó la decisión, escribiendo: “Ignorar la raza no igualará a una sociedad que es racialmente desigual. Lo que era cierto en la década de 1860, y nuevamente en 1954, es cierto hoy: la igualdad requiere el reconocimiento de la desigualdad”.
“Hoy, la Corte concluye que la indiferencia hacia la raza es el único medio permitido según la Constitución para lograr la igualdad racial en las admisiones universitarias. Esa interpretación de la Decimocuarta Enmienda no solo es contraria al precedente y a todas las enseñanzas de nuestra historia… sino que también se basa en la ilusión de que la desigualdad racial era un problema de otra generación”.
Agregó: “La arraigada desigualdad racial sigue siendo una realidad hoy en día”.
En una fuerte opinión disidente, el juez Jackson rebatió gran parte del argumento presentado por el juez Thomas.
“Con una evidente inconsciencia, hoy, la mayoría tira de la cuerda y anuncia ‘daltonismo para todos’ por mandato judicial. Pero considerar que la raza es irrelevante en la ley no la convierte en algo así en la vida”, escribió el juez Jackson.
“Sería muy desafortunado que la Cláusula de Protección Igualitaria realmente exigiera este resultado perverso, ahistórico y contraproducente. Imponer este resultado en el nombre de esa Cláusula, cuando no requiere tal cosa, y obstruir así nuestro progreso colectivo hacia la plena realización de la promesa de la Cláusula, es una verdadera tragedia para todos nosotros”.
Es probable que el fallo tenga repercusiones más allá de las instituciones de educación superior y se extienda a las escuelas primarias, intermedias y secundarias, así como a los lugares de trabajo y más, ya que abre una puerta a disputas contra los programas de diversidad racial.
Traducción de Michelle Padilla