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Se avecinan días sombríos para la economía, pero no perdamos la esperanza

Es útil mirar la economía mundial como un todo, y si lo hacemos, veremos destellos de luz entre las oscuras nubes, escribe Hamish McRae

Domingo, 17 de abril de 2022 14:09 EDT
Ucrania | Una economía golpeada por el conflicto
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Estos son días confusos e inquietantes, pero las vacaciones de Semana Santa nos dan a todos un momento para reflexionar sobre lo que está pasando y, con suerte, elegir un camino a través de la oscuridad.

Corresponde a los expertos militares guiarnos a través de los probables resultados de la guerra en Ucrania, y a los analistas políticos medir las implicaciones geopolíticas a largo plazo de ella. El enfoque de los economistas es más limitado: dadas las enormes incertidumbres, ¿qué podemos decir con sensatez sobre el rumbo de la economía mundial en los próximos meses?

La pregunta es tan grande que la mejor manera de responderla es dividirla en partes pequeñas. Así que hagámoslo, empezando con la inflación.

Estamos en el punto de crisis, con el Reino Unido pasando por el pico probablemente este mes. Tendremos que esperar hasta el 18 de mayo para conocer las cifras de abril, pero parece que el índice de precios al consumidor rondará el 9 por ciento, y la medida tradicional, el índice de precios al por menor, subirá por encima del 10 por ciento. Este será el más alto en 40 años, algo fuera de la experiencia de la mayoría de las personas que trabajan hoy.

Solo una pequeña parte de esto es resultado de la invasión de Ucrania, ya que en febrero, el Banco de Inglaterra ya esperaba que la inflación rondara el 7 por ciento esta primavera. Luego, la inflación caerá durante el verano, con un segundo pico en otoño.

La gran pregunta es qué pasará después. Sobre eso, los economistas están divididos. Algunos piensan, o temen, que la inflación se ha arraigado y, aunque volverá a bajar, se mantendrá alrededor del 4 o 5 por ciento. Otros confían que volverá a alrededor del 2 por ciento, el objetivo de la mayoría de los bancos centrales. Esto es de gran importancia, porque si la inflación baja por si sola, los bancos centrales no necesitarán aumentar mucho las tasas de intereses. Si no, las cosas serán difíciles.

Eso lleva a la segunda cuestión: ¿qué sucede con las tasas de interés? La última vez que la inflación fue de dos dígitos, las tasas de interés también fueron de dos dígitos. En 1979, la tasa base del Banco de Inglaterra fue del 17 por ciento, luego cayó durante la década de 1980, antes de alcanzar otro máximo del 15 por ciento en 1991.

No creo que volvamos a eso, pero recordemos que entre 2006 y 2008, antes de la crisis bancaria, las tasas estaban por encima del 5 por ciento. Los niveles ultrabajos de las tasas actuales no tienen precedentes y no durarán. La pregunta es qué tanto se elevarán las tasas, no si lo harán. La respuesta honesta es que no lo sabemos.

Lo que pase con las tasas de interés depende de la inflación, pero también depende de la solidez general de la economía. Esa es la siguiente pregunta y es global: ¿qué sucede con el crecimiento económico mundial?

Aquí podemos ser bastante positivos. La economía global ha recibido un gran golpe por el covid-19, pero se ha recuperado con fuerza. La mayoría de las principales economías, incluyendo la del Reino Unido, están al nivel o por encima de su nivel máximo prepandémico. Habrá cierta afectación a largo plazo debido a la interrupción de labores, porque no se pueden cerrar partes de la economía mundial por más de un año y luego esperar que se recuperen sin problemas, pero también habrá algunos beneficios a largo plazo, porque hemos aprendido a hacer las cosas de forma más eficiente. La renovación del sistema de distribución, el cambio a la entrega a domicilio y la generalización del trabajo desde casa, probablemente aumenten la eficiencia general, aunque tomará tiempo para que los beneficios se manifiesten.

¿Hasta qué punto ha dañado la guerra lo que de otro modo habría sido un panorama positivo? Es difícil decirlo, pero definitivamente habrá costos económicos, aparte de los humanos, mucho más preocupantes. A finales de mes, el FMI publicará su siguiente Perspectiva de la Economía Mundial (algunos capítulos ya están disponibles), y eso será un primer vistazo a la dimensión de las pérdidas. Sabemos que el impacto será especialmente grave para las economías emergentes, pero hasta que no haya un alto al fuego, es difícil determinar las cifras de cualquier cosa.

Sin embargo, también es cierto que este golpe adicional ocurre en un contexto de demanda laboral increíblemente fuerte. Hay puestos de trabajo en abundancia en todo el mundo desarrollado. El problema es persuadir a la gente para que los acepte, pues muchos posibles empleados han decidido retirarse anticipadamente o simplemente salir del mercado laboral.

No sabemos muy bien por qué, pero este fenómeno, denominado “la gran resignación”, es bastante universal. Y el fuerte mercado laboral es muy diferente de la última vez que la inflación fue tan alta. A fines de 1979, el desempleo en Reino Unido era de 5,5 por ciento y superó el 10 por ciento de 1981 a 1987. Hoy es de 3,8 por ciento, el nivel más bajo desde 1974.

Estas serán unas pocas semanas horribles, y no se puede escribir nada que ayude de alguna manera. Pero creo que es útil mirar la economía mundial como un todo, y si lo hacemos, veremos destellos de luz entre las oscuras nubes. Espero que se vuelvan más brillantes pronto.

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