¿Por qué las denunciantes de Russell Brand hablan recién ahora? Te diré por qué.
La doctora en Psicología, Jessica Taylor, le responde a los escépticos y señala que los tiempos de denuncia no tienen nada que ver con la fama o el dinero.
“¿Por qué recién hablan de esto?”. “¿Por qué no lo denunciaron a la policía?”. “¿Ellas mismas se lo buscaron?”. “¿Lo hacen por dinero?”. “¿Es solo un plan para humillar a otro hombre exitoso?”.
Cuando las mujeres denuncian un presunto hecho de violencia masculina, siempre escuchamos las mismas respuestas predecibles, ya sea que se trate del presidente de los Estados Unidos, un comediante o algún familiar.
Incluso antes de que The Sunday Times compartiera las denuncias de agresión sexual y violación, miles de personas recurrieron a las redes sociales para tildar a las mujeres de mentirosas, carentes de atención, hambrientas de fama, trastornadas… Incluso se dijo que eran infiltradas del gobierno.
Se habló de todo, menos de su honestidad.
Y no nos dejemos engañar. No es solo un ejército de hombres pululando en Twitter/X con su misoginia desenfrenada, también hay mujeres que comparten estas ideas. Solo es cuestión de recordar los comentarios en línea sobre Amber Heard.
Las investigaciones muestran que los hombres han estado culpando a las víctimas mujeres desde hace décadas, y las cifras se han mantenido bastante estables. Sin embargo, lo más sorprendente es la cantidad de mujeres que culpan a otras víctimas mujeres, año tras año. Algunos estudios incluso indican que las mujeres son más propensas a tener este tipo de comportamiento que los hombres. Entonces, ¿dónde quedó la sororidad?
Si echamos un vistazo a Twitter/X, encontraremos una variedad de excusas, desde “tuve relaciones sexuales con él y fue muy amable” a “claramente, está siendo blanco del magnate Rupert Murdoch”. Muchas personas resaltan que, hasta el momento, no ha habido ninguna investigación policial de manera oficial.
No obstante, como psicóloga especializada en la culpabilización de las mujeres, sé que no hay ningún país, comunidad, sociedad ni religión en el mundo que apoye sistemáticamente a las víctimas de abuso y violencia sexual. Tampoco existe un lugar en el mundo en el que no se acuse a una mujer de mentir en casos de violación o agresión.
Sin embargo, la violencia sexual es uno de los delitos más comunes. Las mujeres y niñas tienen una probabilidad abrumadoramente mayor de sufrir acoso sexual, agresión sexual y violación. Pero, ¿quiénes las persiguen? Los hombres.
“¡No todos los hombres!” es la respuesta más predecible cuando presentamos datos contundentes, lo cual, nos guste o no, indica que hay muchos hombres implicados. Y lejos de ser extraños, los violadores suelen ser padres, hermanos, parejas, exparejas, amigos, colegas y quizás incluso nuestras celebridades favoritas.
Si cuestionamos por qué tantas mujeres nunca denuncian haber sido violadas, debemos analizar su falta de confianza en las fuerzas policiales. ¿Podemos culpar a las mujeres por no recurrir a una institución que albergaba a delincuentes como los expolicías Wayne Couzens y David Carrick? ¿O una que ha provocado que las acusaciones por violación estén cayendo a su nivel más bajo?
La sociedad les enseña a las mujeres y niñas a asumir la culpa por lo que los hombres les hacen desde pequeñas, por lo que cuando sufren abuso o agresión, lo primero que hacen es culparse a sí mismas. Y esto a la sociedad la beneficia bastante.
También se las bombardea a lo largo de la vida con mensajes que culpabilizan a las víctimas, mitos sobre la violación y prejuicios hacia las víctimas (por ejemplo, “estaba borracha”, “llevaba una falda corta”, “estaba coqueteando con él”). Entonces, cuando sufren abusos o agresiones, se comparan con esos parámetros, y se preguntan: “¿Alguien va a creerme siquiera? ¿Soy una víctima lo suficientemente buena? ¿Me van a escudriñar?”.
Muchas mujeres llegan a la conclusión de que hay una gran probabilidad de que las culpen, las acusen de mentir o las escudriñen, por lo que denunciar o presentar cargos, así como el proceso físico, les resulta algo insoportable. En consecuencia, muchas de ellas simplemente intentan seguir adelante con sus vidas, sabiendo que nunca obtendrán justicia.
Un estudio realizado en 2016 encontró que las adolescentes que dejaron de participar en casos judiciales de violación, en realidad, tuvieron mejores resultados psicológicos que las niñas que sí continuaron con el proceso judicial, incluso cuando el perpetrador fue declarado culpable y sentenciado a prisión.
El proceso en sí es tan conflictivo que una mujer me dijo una vez: “Hay una razón por la que se llama sistema de justicia criminal y no sistema de justicia para víctimas”.
Si las mujeres se sienten así al denunciar que un hombre mayor abusa sexualmente de ellas o que su ex las obliga a tener relaciones sexuales, ¿cómo se sentirían si el presunto agresor fuese una celebridad muy querida que no dudaría en usar unos cuantos millones para callarlas en un caso de difamación?
Después de haber abordado este tipo de casos en el sistema de justicia criminal, no voy a perder mi tiempo en las redes sociales con personas que creen tener la última palabra y que preguntan, de manera capciosa, sobre la veracidad del hecho o la falta de una denuncia policial.
Hay solo una posible respuesta: puede ser un proceso aterrador e intrusivo que, a menudo, no resulta en ninguna medida adicional, sino en más trauma. Por supuesto, siempre animamos a las mujeres a que hagan la denuncia para que el agresor no se salga con la suya. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que tantas mujeres afirmen que denunciar y presentar pruebas de violencia sexual fue peor que la violencia sexual en sí.
En pocas palabras: la mayoría de las personas no denuncian ningún delito, y mucho menos la violencia sexual.
¿No es interesante que las mismas personas que preguntan por qué no se hizo la denuncia sean las que afirman que seguramente están mintiendo? Pareciera que todo está relacionado…
Rape Crisis ofrece apoyo a las personas afectadas por violaciones y abuso sexual. Para contactarte por teléfono, llama al 0808 802 9999 (Inglaterra y Gales), 0808 801 0302 (Escocia) y 0800 0246 991 (Irlanda del Norte); o ingresa a su sitio web www.rapecrisis.org.uk. Desde EE. UU., llama a Rainn al 800-656-HOPE (4673).
Traducción de Michelle Padilla