¿Cómo está afectando a los mercados financieros la amenaza constante de una invasión rusa?
Durante la última semana, los inversores se han vuelto mucho más temerosos y han intentado encontrar el lugar más seguro para sus fondos, escribe Hamish McRae
El panorama se oscurece. No tiene mucho sentido especular, aunque aquí en Washington, desde donde escribo, se asume que, de hecho, habrá una guerra en Ucrania . Si es así, ¿qué sigue?
Sostuve la semana pasada que, si bien Rusia es una economía relativamente pequeña, menos del 2 por ciento del PIB mundial, y Ucrania mucho más pequeña aún, cualquier conflicto tendrá un impacto desproporcionado en los precios de la energía y los alimentos. Rusia es un gran exportador de petróleo y gas, mientras que Ucrania es un gran exportador de cereales. Cualquier sanción impuesta por occidente, por más poco efectiva que sea, contribuirá con estos cambios. El resultado neto será un golpe inevitable a la economía mundial en un momento en que intenta recuperarse de los efectos de la pandemia.
Estas realidades generales no han cambiado durante la última semana, pero la percepción de los mercados financieros ha cambiado. Los inversores se han vuelto mucho más temerosos y han intentado encontrar el lugar más seguro para sus fondos. El oro es el refugio seguro clásico y, con un precio de US$1.900 (£1.400) por onza, está en su punto más alto del último año, y obviamente los precios del petróleo y el gas se han mantenido fuertes.
El petróleo cotiza entre US$90 y US$100 por barril, el nivel más alto desde septiembre de 2014. Las acciones estadounidenses, que se recuperaron brevemente del mal comienzo del año, volvieron a bajar. El índice de referencia, el S&P 500, ha bajado más del 9 por ciento este año.
Entonces, ¿qué debemos buscar a continuación? Tengo cinco ideas al respecto.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que incluso cuando la gente espera que se produzca un cambio, una vez que ese cambio sucede siempre hay una conmoción. Por lo tanto, los precios de las acciones caerán, los precios de las materias primas y la energía subirán, y eso impulsará la inflación.
Luego, todos comenzarán a concentrarse en cuánto tiempo continuará la invasión antes de que haya un alto el fuego. Dada la desigualdad en recursos de los dos países, parece poco probable que el conflicto dure más de unas pocas semanas. Puede que no dure más de unos pocos días. Si eso es correcto, los inversores volverán a preocuparse por las cosas que les preocupaban antes de que el presidente Putin hiciera su movimiento: la inflación, las tasas de interés, la interrupción de las cadenas de suministro, etc.
El punto tres es que también analizarán el impacto de las sanciones, no tanto en Rusia sino en el resto del mundo. Pero, ¿no es el impacto en Rusia el propósito de estas sanciones? Me temo que no, porque Rusia se encuentra en una posición financiera sólida y contará con el apoyo de China. Lo que harán las sanciones es acelerar la división de la economía global en dos campos: uno liderado por Estados Unidos y el otro por China. Esa división ya está en marcha: pues EE.UU. tiene la economía más grande del mundo, y China la segunda, pero se calcula que esta última se convertirá en la número uno dentro de unos 10 años.
Estos acontecimientos harán más explícita la división entre estos dos bloques económicos, y eso dificultará la vida de las naciones que queden atrapadas entre ellos, incluidos otros países de Europa del Este.
El punto cuatro es más positivo. ¿Podría este conflicto desencadenar la próxima recesión mundial? Muchos inversionistas, particularmente aquí en Estados Unidos, se han preocupado por el peligro de una recesión, posiblemente porque la Reserva Federal aumenta las tasas de interés demasiado rápido. En EE.UU., paradójicamente, uno de los impactos de un conflicto podría ser la desaceleración del ritmo en el que la Reserva Federal ajusta la política. Me preocupa la carga que recae sobre la Reserva Federal, pero confío en que no cometerá un error.
Una guerra aumentará la inflación mundial a corto plazo, pero hará que los responsables de las políticas económicas en todo el mundo sean más cautelosos. Los bancos centrales deben acabar con las presiones inflacionarias, pero esto los libera de la presión de actuar con demasiada rapidez. Todavía espero un aumento en las tasas de interés de EE.UU. el próximo mes, pero será un aumento medido del 0,25 por ciento, no un impactante aumento del 0,5 por ciento.
Finalmente, volvamos a lo básico. Rusia es una economía de tamaño mediano, alrededor de la número 11 en el mundo, en algún lugar entre Canadá y Australia. Tiene una gran extensión de tierra y recursos naturales masivos, y un poderío militar considerable, pero una población en descenso para gobernar un país así. Es lo suficientemente grande como para infligir daño a un vecino mucho más pequeño, pero no lo suficientemente grande como para hacer más que una pequeña mella en el resto del mundo.
Este año, el FMI estima que la economía mundial crecerá un 4,4 por ciento. Rusia representa menos del 2 por ciento de ella. Entonces, en términos de actividad económica, el mundo crea el equivalente de otra Rusia cada cuatro o cinco meses. Eso es sin duda reconfortante en estos tiempos difíciles.