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¿El rechazo de Biden a los aviones de combate MiG-29 es la derrota de la guerra contra Rusia?

Si no queremos que Rusia amenace eternamente a sus vecinos con declararles la guerra, y al resto del mundo con su arsenal nuclear, entonces tenemos que detener a Vladimir Putin lo antes posible

Sean O'Grady
Miércoles, 09 de marzo de 2022 12:54 EST
Estados Unidos y Reino Unido prohibieron la importación de petróleo ruso
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¿Es este el momento en que Joe Biden pierde la guerra contra Rusia? ¿El momento en que los aviones de combate de Polonia MiG-29, entregados indirectamente a través de los EE. UU. a la valiente Ucrania, podrían haber marcado una diferencia vital aunque marginal entre la paz y la guerra, entre la subyugación y la libertad en Ucrania?

Es un pensamiento deprimente que se desperdicie una oportunidad tan importante porque... bueno, porque podría molestar a los rusos y causar una tercera guerra mundial, tal vez. Pero no sería así, porque los rusos saben que perderían, y por esa razón, no ocurriría una tercera guerra mundial.

Es la doctrina aparentemente olvidada de la seguridad colectiva y la disuasión nuclear la que ha mantenido seguro a Occidente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El presidente Biden, un atlantista dedicado, parece haber extraviado sus viejos instintos de la Guerra Fría.

Si no queremos que Rusia amenace eternamente a sus vecinos con declararles la guerra, y al resto del mundo (y al planeta mismo) con su arsenal nuclear, tenemos que detener a Vladimir Putin lo antes posible. No podemos solo decir “puedes quedarte con Ucrania, pero ni un centímetro más”, porque él sabe que no lo decimos en serio.

Si Estados Unidos no lidera a Occidente en esta resistencia y pelea por Ucrania, ¿por qué pelearía por Estonia, Polonia... o incluso por Alemania? La respuesta de que todos son miembros de la OTAN no significa nada si el cálculo es que EE.UU. no quiere involucrarse en guerras extranjeras y se ha vuelto aislacionista. Si Putin calcula mal, y EE.UU. realmente está dispuesto a luchar por Polonia, terminaremos con una tercera guerra mundial de todas formas.

El presidente Zelensky fue lo suficientemente inteligente y considerado para citar a Churchill ante el parlamento británico en su aparición en vídeo desde Kyiv. Sus fuerzas armadas, como es muy reconocido fuera del Kremlin (y posiblemente, con discreción, en algunos rincones de allí) se han desempeñado mucho mejor de lo esperado, y han frenado el avance ruso. En el plan de Putin, Ucrania ya debería estar ocupada y pacificada a estas alturas, con un gobierno títere instalado, el aparato de un estado policial organizado y solo un poco de limpieza de los elementos “nazis” necesarios antes de que la “liberación” del pueblo ucraniano estuviera completa.

No ha resultado así. Ucrania se ha defendido a sí misma. No es diferente a la posición que ocupó Gran Bretaña en su hora más oscura, cuando pocos esperaban que sobreviviera, y Churchill anticipó a medias la invasión con su discurso de “luchar en las playas” del que hizo eco Zelensky.

Bueno, Zelensky debería haber usado otro famoso discurso pronunciado por Winston Churchill al presidente Roosevelt en febrero del 1941, antes de Pearl Harbour, y antes de que Estados Unidos y la URSS se unieran a la guerra, cuando Gran Bretaña estaba sola. “No fallaremos ni flaquearemos; no cederemos ni nos cansaremos. Ni el impacto repentino de la batalla, ni las largas pruebas de vigilancia y esfuerzo nos desgastarán. Denos las herramientas y nosotros terminaremos el trabajo”.

Fue lo que Estados Unidos hizo por los británicos bajo los esquemas de préstamo y arrendamiento, con los que prestó dinero a Gran Bretaña para que compraran equipos estadounidenses inmediatamente, en efecto, haciendo de EE.UU. el “arsenal de la democracia”, sin enviar tropas o declarar la guerra. Era un mundo muy diferente, obviamente, un mundo no nuclear, pero el principio de máximo apoyo sin hostilidades formales y el despliegue directo de sus propias fuerzas armadas fue y es algo seguro para las naciones que resisten a sus agresores. De hecho, los miembros de la OTAN han hecho lo mismo con sus abundantes envíos de misiles, cañones antiaéreos y granadas propulsadas por cohetes, y suponemos, mucha inteligencia.

Al igual que en 1940 y 1941, se puede encontrar una manera de ayudar a los ucranianos, y si necesitan algunos viejos aviones MiG-29 para neutralizar a esa columna armada rusa, entonces, por favor, presidente Biden, déjelos terminar el trabajo.

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