¿El nuevo emprendimiento de Meghan Markle le creará más problemas con la familia real?
Veamos de que se trata la nueva marca de los Sussex denominada American Riviera Orchard
Probablemente, todos conocemos a alguien con quien no nos gustaría compartir el mismo espacio; sin embargo, se necesita un grado de antipatía mucho mayor para evitar a tu propio hermano incluso por televisión.
Ese parece ser el caso de los príncipes William y Harry, cuyo distanciamiento ha cobrado dimensiones pocas veces vistas en la vida pública. Ni siquiera la ceremonia de los premios Diana Legacy Awards, en conmemoración de su difunta madre, fue suficiente para poner paños fríos a la situación. De hecho, para el momento en que comenzó la trasmisión de Harry, su hermano ya había abandonado el recinto, por lo que no se prevé una reconciliación en el futuro.
En ese contexto, el lanzamiento del nuevo emprendimiento de Meghan Markle, el cual estuvo a punto de opacar la ceremonia de premios, difícilmente podría haber empeorado la situación. La duquesa de Sussex (un título cada vez más incongruente dado su idea de equidad social) ha estado alejada de las redes sociales desde 2020, pero decidió reaparecer en Instagram para promocionar algo llamado American Riviera Orchard.
Casualmente, el video promocional apareció en mi feed de Twitter/X, con una definición de imagen tan pobre que me costó mucho trabajo entender de qué se trataba. Parecía una publicidad de champú y, definitivamente, no sentí que guardara ningún tipo de relación con mi estilo de vida, el cual está completamente desconectado del de los vecindarios acaudalados de la costa estadounidense.
Lo gracioso es que alguna vez supe tener un vergel detrás de mi casa, pero lo removieron para edificar, por lo que sospecho que esa será la única semejanza que compartiré con el estilo de vida de Harry y Meghan. Aparentemente, Meghan comercializará libros de cocina, vajilla, mantelería, y una gama de productos untables y conservas incluyendo jaleas, mermeladas, y la marca Harry’s Nut Butter (una serie de manjares salados que parecen bastante interesantes).
También, anunció que pronto venderá tarjeteros elegantes que, según se afirma con un tono solemne, “no se elaboran con metales preciosos”. No puedo evitar notar que ninguna parte del emprendimiento está elaborado con “metales preciosos”. Tal vez porque no quisieron explotar lo que les queda de su estatus real, solo se ve un logo dorado y un escudo que decora los diferentes productos (más parecido a una heráldica falsa que a los símbolos aristocráticos dignos de la realeza), junto con la elaborada caligrafía de la propia Meghan.
Es el tipo de estilo corporativo que se podría ver en un hotel de la costa estadounidense. No es vulgar, exactamente, solo un poco falso y extraño, teniendo en cuenta que la pareja cuenta con un impresionante escudo de armas propio, desplegado con buen gusto en su otro sitio web oficial, sussex.com.
Por supuesto, el regreso de Meghan al mundo empresarial desde que cerró su blog The Tig tras comprometerse con Harry plantea algunas preguntas. ¿Será que están un poco necesitados? ¿Habrá un mercado en California para comercializar mermeladas vagamente asociadas con el segundo hijo del rey a quien no se lo conoce por su destreza con las conservas?
¿Empezarán a aventurarse con otras confituras? ¿Salsa tártara? ¿Crema de limón? Al menos han evitado la cursilería de llamar al emprendimiento “Duchy Originals” (como la marca creada por el rey Carlos III). Pero lo más importante, ¿este hecho implica que la pareja estará en conflicto con el Palacio real por incumplir el acuerdo al que se llegó en Sandringham durante el alejamiento de los duques en 2020?
He podido ojear el documento y, para ser escueto, si bien el emprendimiento puede parecer un poco de mal gusto, no infringe el acuerdo.
Su contenido, a pesar de que afecta la vida privada de la pareja, es de dominio público y no dice gran cosa sobre las actividades comerciales. Reconoce que los Sussex “se convertirían en miembros de la familia real con financiación privada y permiso para obtener sus propios ingresos”, y eso es exactamente lo que están haciendo.
Si al emprendimiento lo hubieran llamado Royal American Riviera Orchard, habría sido un problema; pero no son tan estúpidos. El hecho es que Meghan, a través de su matrimonio con Harry, nunca podrá despojarse por completo de una conexión implícita con la familia real, incluso si se divorciara (como sucedió con Sarah, duquesa de York, o con el difunto lord Snowdon).
De hecho, si los Sussex renunciaran a sus títulos nobiliarios (como se pidió tantas veces) y cambiaran sus nombres por completo, el vínculo o aura real los seguiría a todas partes. Aún serían celebridades y algunas personas querrían comprar sus artículos de marca por ello, como las salsas de Lloyd Grossman o los lápices labiales de Victoria Beckham.
Para bien o para mal, Harry y Meghan nunca podrán ser “ciudadanos que no desempeñan cargos públicos”, aunque quisieran serlo, y eso inevitablemente causa muchos problemas. Este tipo de vínculo nobiliario no ha tenido que ser analizado desde época del duque y la duquesa de Windsor, cuando la familia real decidió transferirles fondos al rey Eduardo VIII y a su esposa Wallis Simpson para evitar cualquier tipo de problemas.
Aparte de esa costosa solución, el Palacio ahora tendrá que acostumbrarse a la idea de que se dediquen al comercio minorista.
Traducción de Sara Pignatiello