Jason Momoa y Lisa Bonet dieron una clase magistral de cómo anunciar un divorcio
Todo comenzó con la “separación consciente”, y ahora la manera en que las celebridades abordan las rupturas es radicalmente diferente, y eso no es necesariamente algo malo
Cuando Gwyneth Paltrow y Chris Martin anunciaron en 2014 que habían decidido “separarse conscientemente”, el mundo respondió con un quejido. El sentimiento general era: “¡Solo digan divorcio!”. La frase parecía hacer eco de un tipo particular de bienestar de Hollywood que no resonaba con el público. Pero cobró vida propia, hasta el punto de que la propia Paltrow reflexionó sobre su uso en un ensayo de 2020, donde escribió que ha “permeado en la cultura de las rupturas”. Porque sí, la “cultura de las rupturas” ahora es un concepto, y tiene sus propias reglas muy estrictas.
Fue difícil no pensar en el momento de “separación consciente” cuando Jason Momoa y Lisa Bonet anunciaron su separación esta semana. Su lenguaje fue cuidadoso, no mordaz. No hubo culpas, y si bien reconocieron que se habían distanciado, lo atribuyeron a un efecto normal del paso del tiempo, no a un cambio personal específico. “Todos hemos sentido la presión y los cambios de estos tiempos de transformación”, se lee en un comunicado conjunto compartido por Momoa en Instagram. “Se está desarrollando una revolución y nuestra familia no es una excepción… [Estamos] sintiendo y creciendo a partir de los cambios sísmicos que están ocurriendo. Y por eso compartimos nuestras noticias familiares, que nos vamos a separar”.
Decidieron compartir la noticia, agrega el comunicado, “no porque creamos que es de interés periodístico... sino para que al avanzar en la vida, lo hagamos con dignidad y honestidad”.
“El amor entre nosotros sigue, evoluciona en las maneras en que desea ser conocido y vivido”, agregaron Bonet y Momoa. “Nos liberamos mutuamente para ser quienes estamos aprendiendo a ser, con nuestra devoción inquebrantable a esta vida sagrada y a nuestros hijos”.
En resumen, dos adultos reconocen que han aceptado que sería mejor para ambos terminar su relación, se mantienen en buenos términos y quieren lo mejor para su familia. Parece… ¿maduro y saludable? Tan saludable, de hecho, que me hace preguntarme si estuvimos equivocados acerca de la “separación consciente” todo este tiempo.
La frase se volvió tan importante en el momento de la ruptura de Paltrow y Martin que es difícil recordar que su comunicado también incluía un lenguaje más estándar. “Con el corazón lleno de tristeza es que hemos decidido separarnos”, decía la primera frase del comunicado de Paltrow. “Hemos estado trabajando duro durante más de un año, en parte juntos, en parte separados, para evaluar qué podría haber sido posible entre nosotros, y hemos llegado a la conclusión de que, aunque nos amamos mucho, seguiremos separados”.
La parte sobre la separación consciente, de hecho, no apareció hasta la oración final del comunicado, que decía: “Siempre hemos llevado nuestra relación en privado, y esperamos que a medida que nos separemos conscientemente y compartamos la paternidad, podamos seguir de la misma manera”. ¿Estábamos tan acostumbrados a los divorcios beligerantes de celebridades que simplemente no podíamos manejar este intento de buena voluntad entre una expareja? ¿O simplemente me he vuelto demasiado insensible a la manera de hablar de la cultura del bienestar de Hollywood que esta declaración no me llena de cinismo cuando la leo en contexto?
Paltrow y Martin ni siquiera acuñaron el término que a todo el mundo le encanta odiar; fue Katherine Woodward Thomas, terapeuta matrimonial y familiar, en 2009. Las rupturas, declaró para The Guardian en 2018, son “uno de los traumas más grandes que podemos sufrir”, y la separación consciente es “particularmente para cualquiera que esté pasando por un momento difícil y en riesgo de comenzar un ciclo negativo que puede terminar perjudicándole a largo plazo”.
La propia Paltrow admitió que la frase “separación consciente” le pareció “un poco engreída, dolorosamente progresista y difícil de entender”.
“Estaba intrigada, no tanto por la frase, sino por el sentimiento”, agregó en su ensayo de 2020 para Vogue UK. “¿Había un mundo en el que pudiéramos separarnos y no perderlo todo? ¿Podríamos ser una familia, aunque no fuéramos una pareja? Decidimos intentarlo”.
No soy una creyente de la cultura del bienestar. Creo que la industria del bienestar es problemática, sobre todo porque pone demasiado énfasis en el esfuerzo individual cuando los fracasos de la sociedad son el problema, por ejemplo, al imponernos aplicaciones de meditación y rutinas de cuidado personal como una “solución fácil” cuando lo que necesitamos es un cuidado continuo de la salud mental en un sistema justo y asequible. Hay mucho que criticar en la terminología de la cultura del bienestar y en las empresas orientadas al bienestar, como Goop de la misma Paltrow. Pero nuestro trato mordaz al enfoque de “separación consciente” de las rupturas podría seguir siendo injusto.
Puede que no sea para todos, pero tal vez no sea malo aceptar la idea de que las rupturas son, por naturaleza, eventos traumáticos que podemos intentar manejar para que duelan un poco menos. Y tal vez tampoco sea malo normalizar la idea de que las exparejas pueden ser educadas, y tal vez incluso amables, entre ellas.
El anuncio de Bonet y Momoa ciertamente sugiere que hacia allí se dirige la cultura de las celebridades. Y esta vez la cultura de las celebridades podría estar en lo correcto.