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El encanto de Eddie Munson: cómo ‘Stranger Things’ logró que te enamoraras de un trol moralista

Advertencia: El siguiente artículo incluye spoilers de la cuarta temporada de Stranger Things. ¡Spoilers importantes! ¡Demasiado!

Clémence Michallon
Domingo, 17 de julio de 2022 12:43 EDT
¡Top 10 Cosas que TE PERDISTE en la cuarta temporada de STRANGER THINGS Parte 1!

Parece difícil de creer ahora, pero hubo una vez en mi vida en la que casi no me caía tan bien Eddie Munson. Ese periodo duró exactamente tres minutos y medio, la duración de su primera escena en el primer episodio de la cuarta temporada de Stranger Things. Conocemos a Eddie en la cafetería de la escuela secundaria Hawkins, donde está realizando una lectura dramática de un artículo de una revista que provoca pánico y afirma que Calabozos y Dragones (el juego de rol de fantasía) se ha relacionado con el “comportamiento violento”, la “adoración satánica”, “e incluso asesinato”.

Después de dejar la revista, Eddie se sube a una mesa de la cafetería y despotrica contra la “conformidad forzada”. El “mayor estudiante de último año” (no sabemos su edad exactamente, pero el actor que lo interpreta tiene 29 años) espera finalmente graduarse de la escuela preparatoria después de varios intentos fallidos, un logro que planea celebrar enseñándole el dedo al director de la escuela.

En ese momento estaba intrigada, pero no del todo lista para depositar mi confianza en el tipo. Pero luego Stranger Things puso en marcha su campaña de Munson, y cambié de opinión.

Al final del primer episodio, Eddie es testigo del espantoso asesinato de la animadora Chrissy Cunningham a manos de una fuerza sobrenatural malévola. Nosotros, fieles espectadores de Stranger Things, sabemos que algún tipo de monstruo seguramente está detrás de la muerte de Chrissy. ¿Pero y la gente de Hawkins, Indiana? Se apresuran demasiado para culpar a Eddie, haciendo eco del mismo artículo que él estaba leyendo durante sus primeros momentos en la pantalla. (Si esta historia suena familiar, es porque, según los escritores de la serie, Eddie está inspirado en parte por Damien Echols, un miembro de los Tres de West Memphis que fue acusado de asesinato y pasó años en el corredor de la muerte antes de ser liberado en 2011).

Esta se convierte en la trama principal de la cuarta temporada: Eddie es acusado injustamente de asesinato y los niños deben derrotar al monstruo y obtener justicia para su amigo antes de que sea demasiado tarde. Para que esta narrativa funcione, debemos preocuparnos mucho por Eddie. Obviamente, la injusticia de que alguien sea acusado arbitrariamente de asesinato ya es muy importante, pero considerando que este es un programa de televisión ficticio, y Eddie (lo siento) en realidad no existe, necesitamos un poco más para estar verdadermente involucrados.

Entonces, ¿cómo lo hicieron? ¿Cómo los escritores me hicieron pasar de “eh, no estoy segura acerca de este tipo” a “Moriré si algo malo le sucede a este ser completamente ficticio” en solo un episodio? Estaba segura de que lo sentía. Las reacciones en las redes sociales sugirieron que todos los demás también. Pero, ¿cómo sucedió? Estaba tan intrigada por la transformación de mi propio vínculo emocional con Eddie que tuve que regresar a ver sus escenas para entender.

Eddie ni siquiera tiene tanto tiempo frente a la pantalla durante el resto del primer episodio. Tiene cuatro escenas en total, incluida la escena de la cafetería, y está en pantalla durante 20 minutos acumulados, que no es mucho para un episodio que dura una hora y 13 minutos. Pero vaya que estos 20 minutos están siendo bien utilizados.

Después de su actuación en la cafetería, Eddie reaparece para venderle drogas a Chrissy Cunningham, a pedido de Chrissy. La escena subvierte todas las expectativas que pudiéramos tener sobre Eddie en este punto: en su escena anterior, era descarado y rimbombante; ahora, es tranquilo, autocrítico e infaliblemente amable. “Sabes, no eres lo que pensé que serías”, le dice Chrissy. (¡Pensamos lo mismo, Chrissy!) “¿Malo y aterrador?”, respone Eddie. “Sí, bueno, en realidad pensé que tú serías un poco mala y aterradora también”. ¡Aww! ¡Los trols son como nosotros!

Bien, ahora sabemos: ¿el lobo grande y feroz? Ni tan grande, ni tan malo, y probablemente no sea un lobo. Un poco más tarde, Stranger Things nos sorprende con otra escena: al principio, Eddie se muestra reacio a dar la bienvenida a Erica Sinclair, de 11 años, a su círculo de Calabozos y Dragones, pero cede una vez que ella se involucra en una despiadada batalla de ingenio con él. “¿Vamos a hacer esto, o vamos a seguir charlando como si este fuera el club de lectura de tu mami?”, Erica lo cuestiona. Después de esto, Eddie —que se sabe que lidera a su pandilla con mano de hierro— sonríe, extiende su mano y le da la bienvenida al club. ¿Qué es esto? ¡Un líder al que le gusta ser desafiado! ¡Un gobernante que en realidad no quiere estar rodeado de secuaces y personas sumisas! Qué encantador.

La escena continúa con Eddie liderando al grupo de Calabozos y Dragones a través de una supuesta “campaña sádica” y pone a prueba sus habilidades como jugadores. Después de una acumulación de tensión, los niños ganan, para sorpresa de Eddie, pero no (eso queda claro) para su disgusto. “Por eso es que jugamos”, proclama, literalmente inclinándose ante sus adversarios más jóvenes.

Y así, un personaje que fue presentado como exagerado, moralizador y, TENGO QUE DECIRLO, irritante, se convierte en el sujeto desamparado que todos estamos dispuestos a apoyar. (Y a quien seguimos apoyando a lo largo de la temporada, incluso cuando sus circunstancias se vuelven cada vez más graves). Es una clase magistral en el desarrollo de personajes de alta velocidad. Eddie se siente matizado. Eddie se siente real. Eddie se siente como un poco de todos nosotros, con defectos y todo. Y así es como creas un personaje cuya (alerta de spoiler extremo) muerte prematura resulta en una petición de Change.org para exigir su resurrección, que hasta el momento lleva más de 21.000 firmas.

Ha sido un gran año para Stranger Things. El drama de terror regresó a Netflix por primera vez en tres años, principalmente debido a retrasos en la filmación relacionados con la pandemia. La paciencia valió la pena: la cuarta temporada de la serie, que comenzó a transmitirse en mayo y concluyó el 1 de julio con un final épico de dos horas y media, se ha convertido en la serie en inglés más popular de Netflix, según Variety. Pero tal éxito no era un hecho necesariamente. Tres años es mucho tiempo, sobre todo para una serie que extrae gran parte de su encanto de la nostalgia. Con cada temporada, el elenco ha crecido, lo que significa que ahora existe el desafío adicional de mantener la coherencia del elenco y permitir que cada personaje brille. Gran parte de la comodidad de la televisión proviene de la familiaridad: saber que vamos a pasar el rato con los mismos personajes, en el mismo entorno, año tras año.

Sin embargo, los escritores de Stranger Things siempre han tomado la ruta opuesta, presentando nuevos personajes en el camino (un saludo a Bob, Murray, Billy, Argyle y compañía) y en parte trasladando el programa de su ciudad natal de Hawkins en Indiana, a California y Rusia. El compromiso del programa con incluir caras nuevas es aún más interesante considerando que su elenco principal es lo suficientemente grande como para que los escritores puedan concentrarse cómodamente en esos personajes sin molestarse en crear, presentar y desarrollar otros. Asumen riesgos al presentar tales personajes, y estos riesgos siempre parecen dar sus frutos.

Aún más arriesgado es confiar en un personaje completamente nuevo con gran parte de la columna vertebral emocional del programa. Nuestro ícono de verano, el extraordinario amo del calabozo y devoto metalero Eddie Munson, hizo mucho trabajo pesado esta temporada. Una vez más, valió la pena de manera espectacular. Eso es un testimonio de una obra verdaderamente extraordinaria y tres años bien invertidos.

Supongo que lo que intento decir es: gracias, Eddie Munson. Nuestra nación te mira con sus ojos solitarios.

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