El error colosal que podrían cometer AOC e Ilhan Omar al apoyar a Gaetz en la destitución de Kevin McCarthy
Destituir a Kevin McCarthy podría tener consecuencias no deseadas
Se avecinan tiempos turbulentos. Durante el fin de semana, el Congreso estadounidense evitó una suspensión de las funciones del gobierno cuando el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, hizo lo que debió haber hecho desde el principio (algo que en realidad siempre iba a tener que hacer). Aprobó un proyecto de ley de gasto provisional transparente con los demócratas para compensar la diferencia ante la oposición de muchos miembros de la conferencia republicana.
Como era de esperar, al día siguiente, el representante Matt Gaetz (republicano de Florida) le comunicó a CNN que presentaría una moción para destituir a McCarthy de su cargo como presidente de la Cámara de Representantes. Para aquellos que no se acuerdan, cuando McCarthy ganó el puesto de presidente de la Cámara en enero, tras 15 rondas de votaciones con los conservadores, llegó a un acuerdo con los conservadores. Como resultado, un solo miembro podría presentar una moción para dejar vacante el puesto, lo cual constituiría, en esencia, un voto de censura contra el presidente de la Cámara.
Hace tiempo, Gaetz, el eterno antagonista de McCarthy que encabezó la oposición contra McCarthy como presidente, amenaza con presentar una moción para destituirlo.
Sin embargo, tendría pocos aliados dentro de la conferencia republicana de la Cámara de Representantes, dado lo mucho que prolongó la lucha sobre el gasto que condujo a la aprobación de un proyecto de ley sin disposiciones para reducir la inmigración. Incluso algunos republicanos que podrían estar de acuerdo con él (de hecho, 90 republicanos votaron a favor de la suspensión de las funciones del gobierno) probablemente le dirían que se vaya al diablo.
Pero después, la representante Alexandria Ocasio-Cortez (demócrata de Nueva York), una miembro del Congreso que tiene lo menos en común posible con Gaetz, también afirmó a CNN que ella votaría “sin duda” para derrocar a McCarthy y lo describió como muy “débil” que insistió en que había “perdido el control de la Cámara”.
Llaman la atención las palabras Ocasio-Cortez dado que, a diferencia de otros progresistas, suele asegurarse de que el mayor número de demócratas posibles ocupen cargos electivos con el fin de ganar las elecciones. Pero luego la representante Ilhan Omar (demócrata de Minnesota), miembro del equipo y vicepresidenta del CPC (Caucus Progresista del Congreso), declaró a MSNBC que ansía “votar para destituir” el puesto.
Ambas miembros son consideradas líderes del CPC y muy son respetadas entre los progresistas, lo que significa que probablemente solo le votarían a Gaetz si a un número considerable de los más de 100 miembros del caucus estuvieran pensando ya en unirse al republicano.
Las razones de Ocasio-Cortez y Omar para querer deshacerse de McCarthy son bastante obvias. En una reunión del Congreso anterior, cuando el representante Paul Gosar publicó un fragmento de animación retocado con Photoshop que lo retrata a él asesinando a un personaje con la cabeza de Ocasio-Cortez, McCarthy defendió con vehemencia al congresista republicano marginal.
De hecho, cuando los demócratas votaron para censurarlo y despojarlo de los comités, McCarthy amenazó con destituir a Omar del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara por sus comentarios anteriores sobre Israel, lo que hizo poco después de que los republicanos tomaran el control de la Cámara.
McCarthy también se negó a disciplinar a la representante Lauren Boebert (republicana de Colorado) se refirió “en broma” a Omar, una de las dos primeras mujeres musulmanas elegidas para el Congreso, como una terrorista. Omar, por consiguiente, recibió numerosas amenazas de muerte, pero los líderes republicanos de la Cámara de Representantes no tomaron ninguna medida disciplinaria.
Del mismo modo, como segunda demócrata en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, Ocasio-Cortez ha liderado el rechazo demócrata a la inútil indagación del juicio político a Biden. De hecho, logró hacer una de las preguntas más incisivas cuando preguntó a los testigos la semana pasada si tenían alguna evidencia de primera mano de irregularidades por parte del presidente Joe Biden, a lo que todos respondieron que no.
Es palpable el deseo progresista de derrocar a McCarthy, un colaboracionista de Donald Trump que se ha puesto a merced del Liberty Caucus (Camarilla de la Libertad) de la Cámara de Representantes. Y el deseo de humillarlo a manos de Gaetz entusiasmaría incluso los izquierdistas más cautelosos.
Pero al final, la destitución de McCarthy podría causar más daño a largo plazo y dar más credibilidad a la extrema derecha. A pesar de todos sus complacencias con la extrema derecha, McCarthy es un republicano particularmente maleable. El próximo presidente, ya sea el líder de la mayoría Steve Scalise, la presidenta de la conferencia Elise Stefanik u otra persona, compartiría más ideologías y sería más amigable con el ala extremista del Partido Republicano de la Cámara. Los políticos que se opusieron a otros proyectos de ley de gasto podrían querer ir más lejos, algo que dificultaría una posible colaboración entre el presidente de la Cámara por un lado, y un Senado y un presidente demócratas por otro.
Del mismo modo, la Cámara consiguió evitar un cierre del gobierno porque McCarthy podía confiar en que el líder de la minoría, Hakeem Jeffries, le daría suficientes votos para aprobar una resolución continua. Lo mismo ocurrió con el límite de deuda a principios de este verano.
Si los progresistas unieran a los conservadores para derrocarle al presidente de la Cámara, un futuro candidato al puesto podría llegar a evitar a trabajar con los democrátos por temor a que un grupo de izquierdistas se uniera a su flanco derecho.
Traducción de Michelle Padilla