‘Sex and the City’ celebraba las voces de las mujeres, ‘And Just Like That’ busca silenciarlas
Los creadores parecen estar avergonzados del trío femenino bien establecido, con el programa una lección de expiación para los personajes y la audiencia por igual.
Si se le pidiera a Carrie Bradshaw escribir una reseña de Sex and the City y And Just Like That, me imagino que se sentaría en su escritorio, le daría una calada a su cigarrillo y empezaría su artículo reflexionando: ¿Puede un show de televisión centrado en la voluntad femenina funcionar en este ambiente? Bueno, tal vez no la Carrie de 2021, que está más preocupada en aumentar sus seguidores de Instagram. Pero no se equivoquen, el ambiente actual al que me refiero es uno que silencia a las mujeres francas que se atreven a cuestionar las cosas.
Los creadores parecen avergonzados del bien establecido trío de mujeres y su fórmula ganadora. El escritor y productor Michael Patrick King bien podría haber rebautizado la serie como Tres Karens en un viaje personal (”Karen” en el sentido de esas mujeres privilegiadas que creen que merecen el mundo). A veces se siente como que el show busca hábilmente discutir la alienación femenina de la mediana edad. Como mujeres en sus 50, estas mujeres nunca se habían mostrado tan ansiosas, inseguras y fuera de lugar. Pero a medida que los episodios avanzan, parece haber una lección (o un sermón) de expiación tanto para los personajes como para la audiencia.
Colocar el show en el género de la comedia es extralimitarse. La última adición al grupo, la persona no binaria Che Diaz (Sara Ramirez), menciona constantemente que es comediante para recordárselo a los espectadores, o quizá a su mismo personaje.
Mr. Big (Chris Noth) ha sido asesinado por los guionistas, pero al menos ha sido puesto a descansar de forma segura y ha ahorrado al resto la insoportable trama que se veían obligados a tolerar (desde luego, su personaje siempre puede ser condenado a la vergüenza a medida que continúa la serie). Mientras tanto, Carrie (Sarah Jessica Parker), Charlotte (Kristin Davis) y Miranda (Cynthia Nixon), deben compensar las deficiencias previas del show.
Por supuesto, a Miranda se le da un poco más de trabajo que a las demás. Debe enmendar la falta de diversidad racial y su inclinación habitual a beber cocteles volviéndose adicta al alcohol y siendo una tonta cada que está cerca de alguien que no es blanco. Como Karen en jefe, se ha transformado en un desastre nervioso que tiene dificultades con los pronombres y con interactuar con cualquiera que no sea como ella.
Carrie debe dejar a un lado sus limitaciones sexuales y comprometerse a “encontrar su vagina”, mientras que los niveles de aceptación de Charlotte se ponen bajo la lupa cuando su hija Rose revela no estar conforme con su género asignado al nacer. Claro que algunos de estos son temas admirables para discutir, pero la inclusión no tiene que ir de la mano con el asesinato de personajes.
Curiosamente, el programa no menciona al elefante en la habitación, es decir, el movimiento #MeToo. Aquí hay tres mujeres que han pasado buena parte de sus vidas teniendo sexo casual con extraños, pero parecen haber evitado cualquier forma de violencia sexual o coerción a lo largo del camino. Para un programa hecho sobre y para las mujeres, uno pensaría que este sería un punto importante del que hablar. Esto se vuelve aún más pertinente dado que Chris Noth enfrenta acutalmente históricas acusaciones de agresión sexual por parte de un número creciente de mujeres.
El momento más impactante e incómodo del programa es durante la grabación de un podcast, cuando eligen a Che para producir y como jefe de Carrie. El invitado masculino pregunta: “¿Por qué no se ven mujeres masturbándose en el metro?”. Esto hace reír a Carrie de forma incómoda, aunque una mujer razonable simplemente habría contestado: “Porque es ilegal”. El interrogatorio continúa: “¿Alguna vez te has masturbado en un lugar público?”, a lo que ella responde “no”. Luego, Carrie es amenazada discretamente con que si “no sale de su caja”, los trols la llamarán “la estirada mujer cisgénero casada”.
Quizás los escritores intentaban abordar el tema de que el sexo está perdiendo su intimidad y se está volviendo cada vez más performativo, pero podría ser otra forma de castigar a las mujeres de mediana edad por tener la audacia de establecer límites.
Kim Cattrall tuvo razón al mantenerse alejada de este reboot. Al menos el honor de Samantha ha quedado intacto. Espero que sea lo que sea que esté haciendo, la esté pasando increíble, viviendo fabulosa y con determinación. Como dijo una vez: “Te amo, pero me amo más a mí”. Una mujer que muestra este tipo de temeridad nunca podría encajar con esta reinvención moderna de Sex and the City.
Que esto sea una lección para los escritores de Frasier: apéguense a aquello para lo que son buenos. La vida ya es bastante aburrida sin que Niles desentrañe meticulosamente su identidad ante nuestros propios ojos. Sí, queremos ver diversidad y representación, pero no necesitamos un sombrío sermón semanal cortesía de Sky Comedy/HBO Max.
No estoy seguro de para quién está hecho And Just Like That, pero ciertamente no es para sus fans. Claro, seguiré sintonizándola semanalamente, pero por deber y hábito y no por entusiasmo. Parecería que las voces de las mujeres ya no son una adición importante a la cultura. De hecho, somos una molestia. Y es una maravilla que los creadores no le hayan dado a todas un extenuante régimen de ejercicio en la bicicleta Peloton y lo hayan dado por terminado. Esperemos que se ponga mejor, pero no tengo muchas esperanzas.