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Reseña de Taylor Swift, Red (Taylor’s Version) - Una versión mejor y más brillante de un estupendo álbum pop

Si el labial carmesí mate que llevaba en la obra de arte original representaba su sonido, imagínatelo ahora con un toque añadido de brillo de labios y delineador, tal vez ese tono más brillante, la línea de la mandíbula debajo de él más decidida

Helen Brown
Viernes, 12 de noviembre de 2021 14:27 EST
<p>"Red" fue el álbum en el que la excantante de country se lanzó a los brazos del pop</p>

"Red" fue el álbum en el que la excantante de country se lanzó a los brazos del pop

“Siempre he dicho que el mundo es un lugar diferente para los que tienen el corazón roto”, escribió Taylor Swift en junio, al anunciar la versión regrabada de su álbum de 2012, Red. “Se mueve en un eje diferente, a una velocidad diferente. El tiempo salta hacia atrás y hacia adelante fugazmente.” Volver a escuchar estas canciones, casi una década después, le da la razón a Swift. Dos acordes y -¡Zip-POW! - te transportas de nuevo al paisaje emocional de 2012. Para Swift, el proceso de regrabación significó volver al “mosaico fracturado de sentimientos” que experimentó a los 20 años.

Red fue el álbum en el que la excantante de country se lanzó a los brazos del pop. El cóctel de su crudeza emocional, de su narrativa nítidamente elaborada y de sus formidables ganchos fue estimulante. El sencillo principal del álbum, “We Are Never Getting Back Together”, fue el primero que produjo el mago sueco del pop Max Martin y su socio Shellback. Swift puso fin a cualquier vestigio de su condición de romántica empedernida al ritmo de la batería. Un millón de chicas adolescentes chocaron los cinco con los pósters de Swift en las paredes de sus habitaciones mientras ella desechaba al ex que “se escondía” y encontraba su paz mental “con algún disco indie que es mucho más genial que el mío...” Porque, ¿cuántos de nosotros hemos salido con una versión de ese tipo?

Al igual que con su regrabación de Fearless, Swift no ha retocado mucho aquí. Si el labial carmesí mate que llevaba en la obra de arte original representaba su sonido, imagínatelo ahora con un toque añadido de brillo de labios y de perfilador, tal vez ese tono más brillante, la línea de la mandíbula debajo de él más decidida. Las guitarras son más nítidas y brillantes. La voz de Swift es más grave. “We Are Never Getting Back Together” tiene un pulso de línea de bajo más dinámico. “I Knew You Were Trouble” (un tema en el que Swift experimentó por primera vez con el dubstep y la distorsión de la voz) se pasa por una mezcladora de EDM ligeramente más retorcida. Ya ha explicado en el pasado que esta canción -que se rumorea que trata sobre su aventura con Harry Styles- fue su primera “vergüenza”, porque vio “todas las señales de alarma” y se enamoró del chico de todos modos. El plateado traqueteo del tambor militar en “The Last Time”, su dúo con Gary Lightbody de Snow Patrol, es más frío en su finalidad.

Los extras son una simpática bolsa de nueve temas “de la bóveda”. No hay nada que haga arder el mundo, pero hay generosas recompensas para los fans que quieran pegarse a Scooter Braun (con quien Swift se ha peleado por los derechos de su catálogo). Incluye una versión de banjo de la canción country “Better Man”, que escribió para Little Big Town. Hay un dúo de baja calidad con Phoebe Bridgers llamado “Nothing New”, en el que sus voces se reducen a murmullos agrietados mientras se quejan de las inseguridades que vienen con la edad: “¿Cómo puede una persona saber todo a los 18 y nada a los 22?” El cantante de country Chris Stapleton se une a Swift en el valiente dúo “I Bet You Think About Me”. La letra sobre un hombre con un “sofá de un millón de dólares” y “zapatos orgánicos” que asiste a “conciertos de música indie cool” parece hacer referencia al ex de Swift, John Mayer. Más aún cuando llega al jonrón lírico de: “When you say, ‘Oh my god, she’s insane, she wrote a song about me?’ I bet you think about me.” ¡Ja! “Forever Winter” se abre con una pequeña y festiva ráfaga de metales de Sally Army antes de derrapar en una losa de power pop. “Run” es un bonito dúo acústico con su amigo Ed Sheeran que protagoniza una línea clásica swiftiana: “There’s a heart on your sleeve/ I’ll take it when I leave”.

El disco termina con una versión de 10 minutos de la canción más querida del álbum, “All Too Well”. Aparentemente sobre la relación de Swift con el actor Jake Gyllenhaal, es un remolino lento y retumbante, con ecos de “With or Without You” de U2 en el insistente golpeteo de su línea de bajo. Ahora es una propuesta más feminista, con una nueva letra sobre un “F*** The Patriarchy Key Chain”. Parece compartir la canción interior confesional: “You said if we had been closer in age, maybe it would have been fine/ And that made me want to die/ The idea you had of me, who was she?/ An ever-needy, ever-lovely jewel whose shine reflects on you?/ Not weeping in the party bathroom, some actress asking me what happened/ YOU, that’s what happened/ You who charmed my dad with self-effacing jokes/ Sipping coffee like you were on a late night show…” Extendida así, “All Too Well” se estira como una carretera ante ella, ofreciendo liberación e impulso.

Esta regrabación es una versión mejor y más brillante de un álbum de pop estupendo. Red ha muerto. Larga vida a Red (Taylor’s Version).

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