Sudáfrica conmemora 30 años del fin del apartheid ante creciente descontento con el gobierno actual
Sudáfrica conmemoró el sábado 30 años del fin del apartheid y del nacimiento de su democracia con una ceremonia en la capital administrativa de Pretoria el sábado que incluyó una salva de 21 cañonazos y el ondear la bandera multicolor de la nación.
Pero cualquier sentimiento de celebración en el trascendental aniversario se contrapuso al creciente descontento con el gobierno actual.
El presidente Cyril Ramaphosa encabezó el evento en una enorme carpa blanca en los jardines de los edificios gubernamentales en Pretoria como jefe de Estado.
También habló como el líder del partido político Congreso Nacional Africano, al cual se le atribuyó ampliamente haber liberado a la mayoría negra de Sudáfrica del sistema racista de opresión que convirtió a la nación en un paria durante casi medio siglo.
El CNA ha estado en el poder desde las primeras elecciones democráticas que incluyeron a todas las razas y que se celebraron el 27 de abril de 1994, la votación que oficialmente puso fin al apartheid.
Pero la festividad del Día de la Libertad, que conmemora ese día, se celebró el sábado en un contexto conmovedor: Los analistas y las encuestas predicen que es probable que la menguante popularidad del partido que en su día lideró Nelson Mandela le haga perder la mayoría parlamentaria por primera vez, a medida que una nueva generación de sudafricanos haga oír su voz en las que podrían ser las elecciones más importantes desde 1994, programadas para el próximo mes.
“Pocos días en la vida de nuestra nación pueden compararse a ese día, cuando nació la libertad”, dijo Ramaphosa en un discurso que estuvo centrado en la nostalgia de 1994, cuando las personas de raza negra pudieron votar por primera vez, el CNA —que alguna vez estuvo vetado— llegó al poder, y Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país. “Sudáfrica cambió para siempre. Marcó un nuevo capítulo en la historia de nuestra nación, un momento que resonó en toda África y en todo el mundo”.
“En ese día, se restauró la dignidad de todas las personas de Sudáfrica”, señaló Ramaphosa.
El presidente, de pie frente a un letrero con la palabra “Libertad”, también reconoció los grandes problemas que Sudáfrica sigue teniendo tres décadas después, con una gran pobreza y desigualdad, cuestiones que volverán a ser centrales cuando millones de personas voten el 29 de mayo. Ramaphosa admitió que había habido “contratiempos”.
Las elecciones de 1994 hicieron que Sudáfrica pasara de ser un país en el que a los negros y otras personas no blancas se les negaban la mayoría de las libertades básicas, no sólo el derecho al voto. Las leyes controlaban dónde vivían, adónde podían ir un día cualquiera y qué trabajos podían tener. Tras la caída del apartheid, se aprobó una Constitución que garantizaba los derechos de todos los sudafricanos, independientemente de su raza, religión, género o sexualidad.
Pero esto no ha mejorado significativamente la vida de millones de personas: la mayoría negra de Sudáfrica, que representa más del 80% de los 62 millones de habitantes, sigue sufriendo una pobreza extrema.