Científicos realizan un mapeo 3D de la lengua, y podría ser clave para quienes buscan perder peso

Entender cómo funcionan los antojos de dulces podría ayudar a combatir la obesidad, según los investigadores

Julia Musto
en Nueva York
Miércoles, 07 de mayo de 2025 17:01 EDT
Cambia el azúcar por la miel y transforma tu salud
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¿Podría ser tu lengua la clave para ayudarte a perder peso? Con la ayuda de nuevas investigaciones, los científicos afirman que podría serlo.

Por primera vez, un grupo de investigadores cartografió la estructura tridimensional de la lengua y del receptor del sabor dulce.

Estos receptores pueden detectar un gran número de sustancias químicas diferentes con sabor dulce y, a diferencia de otros receptores como los de los sabores agrios o amargos, su sensibilidad ha disminuido a lo largo de la evolución. Esto, a su vez, nos motiva a priorizar los alimentos azucarados para obtener energía y provoca nuestros antojos.

Un mejor conocimiento de este receptor del sabor dulce podría ayudar a descubrir elementos que lo regulen y, potencialmente, que alteren nuestro apetito por el azúcar, según anunciaron el miércoles.

“No se puede pasar por alto que el azúcar desempeña un rol clave en la obesidad”, afirmó en un comunicado el doctor Juen Zhang, investigador posdoctoral de la Universidad de Columbia, Nueva York, y del Instituto Médico Howard Hughes. “Los edulcorantes artificiales que utilizamos hoy en día para sustituir al azúcar no modifican de forma significativa nuestro deseo de azúcar. Ahora que sabemos cómo es el receptor, quizá podamos diseñar algo mejor”, añadió.

Zhang fue el autor principal de los hallazgos, que se publicaron en la revista Cell.

Investigadores de la Universidad de Columbia, Nueva York, acaban de realizar un mapa en 3D de la lengua. ¿Podrían sus hallazgos ayudar a las personas a frenar su afición por los dulces?
Investigadores de la Universidad de Columbia, Nueva York, acaban de realizar un mapa en 3D de la lengua. ¿Podrían sus hallazgos ayudar a las personas a frenar su afición por los dulces? (Getty Images/iStock)

Para alcanzar este hito, Zhang y sus coautores trabajaron durante tres años.

Para analizar el receptor utilizaron una técnica llamada criomicroscopía electrónica, que consiste en disparar haces de electrones para captar imágenes de la estructura tridimensional de la lengua y su receptor del dulce.

El receptor, que consta de dos mitades principales, incluye un componente que se asemeja a la flor Venus atrapamoscas. Conocer la estructura de esa parte, que se denomina bolsillo de unión, también puede ayudar a entender mejor por qué algunas personas son tan sensibles a los dulces.

“Definir con precisión el bolsillo de unión de este receptor es absolutamente vital para comprender su función”, afirmó el doctor Anthony Fitzpatrick, coautor del estudio e investigador principal del Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia.

La investigación podría ayudar a combatir la epidemia de obesidad en EE. UU. Dos de cada cinco adultos estadounidenses son obesos
La investigación podría ayudar a combatir la epidemia de obesidad en EE. UU. Dos de cada cinco adultos estadounidenses son obesos (Getty/iStock)

“Al conocer su forma exacta, podemos saber por qué los edulcorantes se adhieren a él, y cómo fabricar o encontrar mejores moléculas que activen el receptor o regulen su función”, añadió.

Aunque el receptor del sabor dulce se encuentra principalmente en la boca, también está presente en todo el organismo. Así pues, los mapas pueden servir de apoyo a investigaciones adicionales sobre el metabolismo. Esa investigación podría ser increíblemente útil en la actual lucha contra la obesidad.

La obesidad es un gran problema de salud pública en EE. UU., donde afecta a uno de cada cinco niños y a dos de cada cinco adultos. Además, comer demasiado azúcar se asocia a un mayor riesgo de desarrollar depósitos de grasa alrededor del corazón y en el abdomen, lo que supone un riesgo para la salud.

“Intentamos avanzar en nuestra comprensión de la ciencia para poder ayudar a la gente”, afirma Andrew Chang, coautor del estudio y técnico de investigación del laboratorio Fitzpatrick.

Traducción de Sara Pignatiello

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