Depresión, ansiedad, déficit de atención, problemas al usar el móvil antes de los 12 años
Durante el confinamiento que provocó la emergencia sanitaria del covid-19 se presentó un dilema para muchos padres y maestros el exponer a los niños a un tiempo excesivo en las pantallas que se suma al que ya consumen con los dispositivos en casa
Cada vez es más frecuente ver a menores de edad con un móvil o tableta en las manos. Ya sea en el transporte, mientras comen, antes de dormir, las pantallas se han vuelto en uno de los medios para entretener a los niños mientras los adultos desarrollan su vida cotidiana. Sin embargo, los especialistas aseguran que esta costumbre es dañina para los infantes.
¿Por qué es dañino para los niños usar pantallas antes de los 12 años?
La primera infancia y los años antes de la adolescencia son de especial importancia en el proceso de aprendizaje, pues su conocimiento del entorno se lleva a cabo a través de cosas como el juego y la interacción con otros, por lo que es fundamental tener los ojos bien abiertos, atentos a todo lo que sucede alrededor. Las pantallas bloquean este proceso, absorbiendo la atención y proporcionando estímulos enteramente digitales que no desarrollan los sentidos.
Los estudios realizados hasta ahora por organizaciones como la Sociedad Canadiense de Pediatría, asocian el uso de móviles y tabletas en edad temprana con el déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y la falta de autorregulación en los pequeños, así como otros trastornos como la falta de sueño y conductas agresivas que se pronuncian conforme avanza su edad.
Otros factores de riesgo son la ansiedad y la depresión que provoca tener “enganchado” al cerebro a la producción de dopamina, el neurotransmisor conocido como “de la felicidad”, que se secreta con la gratificación instantánea de los estímulos que produce el contenido placentero. La satisfacción que ofrecen los juegos y los videos que proyectan las pantallas generan una “necesidad”, que a su vez provoca frustración cada vez que no se tienen, lo que puede convertirse en una dependencia peligrosa y limitante para el desarrollo.
Cuando el cerebro llega a los 12 años, la capacidad de mantener la atención se ha desarrollado y el aprendizaje se profundiza, por lo que su sensibilidad a la dependencia a los dispositivos disminuye, aunque aún representa un riesgo, tienen posibilidad de generar los neurotransmisores a través de una gran variedad de actividades, incluyendo la interacción personal que genera serotonina, encargada de dar una sensación de conexión, propósito y satisfacción, sin llegar al frenesí.
¿A qué edad es recomendable exponer a los niños a las pantallas?
Según la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría, los bebés de 0 a 2 años no deben tener contacto alguno con la tecnología, que incluye la televisión; los de 3 a 5 años, solo pueden interactuar una hora al día con algún dispositivo; de 6 a 18 años la restricción debería ser a 2 horas al día.
El uso constante de la tecnología también se traduce en sedentarismo que, a su vez, provoca problemas serios de salud, como obesidad, alteraciones del sueño, conductas agresivas y una gran dificultad para distinguir la realidad de lo virtual.